”¿Viste que entre los hermanos siempre cada uno hace la suya? Bueno, es eso.” Federico Pertusi tiene dos años menos que Ciro y busca atajos para justificarse. ¿De qué? Por lo pronto, de su personalidad antisocial. Odia las fotos. Detesta ser entrevistado. Y ha pasado muchos años tratando de boicotear cierta popularidad por portación de apellido. Lo único que piensa es poder comprar una caja de cuerdas. “¡Es una desgracia! —ríe irónico—. Yo soy re guardado, pero me dijo el productor que la única manera de que la gente se entere de que toco es la difusión. Por eso estoy acá.” Dato afín: la misma costumbre de guardarse fue la causa de su desvinculación del primer Attaque 77. El cantaba y el grupo ya había grabado Dulces navidades, pero jamás entendió la proyección que buscaban sus compañeros, incluso su hermano. “Cuando estaba en Attaque, me decían: ‘No puede ser que el cantante no vaya a las notas’. Me exigían cosas que no me gustaban... la exposición no me va, no estoy preparado.”

—¿Te arrepentiste?

—No. Cuando vi que estaban muy expuestos, dije: “Menos mal que no me quedé”.

El camino tenía que ser así. El camino de Federico, entonces, fue por el costado del mundo. Formó bandas con suerte dispar, pero siempre bajo el manto del punk-rock. Una fue Belfast, la otra Durango, aunque con ninguna pudo grabar discos. La suerte cambió, recién, cuando armó De Romanticistas Shaolin’s en el crepúsculo del siglo XX. Una especie de Bluesbreaker punky, en la que los integrantes van y vienen. Explica Fede: “La onda es que pasa el bondi, te subís y te bajás cuando querés”. La prueba está en que ninguno de los discos que editó el grupo hasta hoy —Adónde vas, eh? (2000), Mexicaneándonos (2002) y el flamante A la mejor vida!— cuenta con los mismos integrantes. “Tal vez sea medio intolerante, entonces más vale armar y desarmar bandas espontáneamente.”

—¿Con Ciro tampoco podrías compartir proyectos?

—Sería muy bueno, pero jamás me pasó por la cabeza volver con Attaque, que es su vida. Es muy raro ver a dos hermanos juntos en la esquina de un barrio.

En el show presentará A la mejor vida!, el sábado en Unione e Benevolenza. El disco contiene, en su mayoría, versiones viejas de Belfast, Durango e incluso alguna inédita de Attaque (Insano), adaptadas a la época, aunque con su espíritu punky inalterable.

“Fue una revancha hacer aquellas viejas canciones. Es como cuando tenés familiares medio perdidos y llega un momento que los querés ir a visitar después de 20 años”, dice al NO. El repaso histórico reencuentra a Federico con un viejo amor (Stiff Little Fingers) a través de una canción compuesta por su hermano en 1991: De un lado ellos; también reactiva Adula, dedicada a los bolicheros “canutos” y Sensaciones, una clara canción de amor... al vino. “Me parecía medio pelotudo cantarle a una mujer”, se ríe. Entre la tríada de canciones nuevas resalta Eutanasia for ever: “Hoy mi día tiene cáncer y la justicia no da chance”. “Una persona que se quiere morir ayudado por la ciencia está en todo su derecho. No sé por qué te hacen sufrir en nombre de Dios o la moral.”

—¿Te hubiese gustado tener, con De Romanticistas, el mismo éxito que Attaque?

—Exito sí, fama no. No me acuerdo quién lo dijo, pero está buenísimo.

* Romanticistas Shaolin’s toca el sábado 17 en Unione e Benevolenza