Jueves, 12 de abril de 2007 | Hoy
ALGUNAS ESCENAS DEL BAFICI
Por Mariano Blejman y Roque Casciero
Citando de memoria a un viejo columnista del diario del festival de años anteriores, uno puede asegurar que con esta frase se puede hablar de casi cualquier film del Bafici: “Sí, me gustó, interesante, pero tal vez un poco larga”. Lo que pasa siempre, aunque esta vez con la maraña de películas del 9º Bafici no hay retina que aguante. A esta altura se van mezclando en el consciente y algunos empiezan a suponer que el Bafici se trata de una sola película. Es momento de los premios inútiles del NO: ¿La peli más larga? State Legislature de Frederick Wiseman de 217 minutos (casi cuatro horas) sobre la democracia estadounidense. ¿La más corta? El cortísimo Hacia dentro de Magalí Zadoff, de un minuto de ¿largo? ¿La más puta? (en un sentido amplio) Faceles Things de Kim Kyung-mook, que durante 40 minutos muestra una escena de sexo entre un hombre mayor y uno menor.
Con sólo dos canciones, Tom Waits logró emocionar a los 900 afortunados que entraron al teatro Alvear a ver su master class. Sentado al piano, repasó You Can Never Hold Back Spring y el clásico Tom Trauberts Blues, después de una punzante entrevista abierta conducida por Martín Pérez y Mariana Enríquez, de Página/12. “Uno escribe las canciones cuando ellas quieren que las escriban. Y a veces te molestan, porque justo estabas haciendo otra cosa”, dijo en un pasaje. Waits comió con el jefe de gobierno Jorge Telerman (confeso fan del músico), vio a la Fernández Fierro en Niceto y el partido Vélez-Boca. Se dice, además, que tocó con un artista callejero durante un paseo por Florida. ¿Qué dijo él? “Buenos Aires me fascina. Estuve en el cementerio, en una tienda de mascotas y en un concesionario de autos.”
El francés Yann Tierse se emborrachó como corresponde, pero después hubo que andar persiguiéndolo por todo Buenos Aires para que diera una nota. Y, para la furia de la embajada francesa que lo invitó, fue y le dijo a Clarín una frase (por demás cierta) que se convirtió en título: “Francia es un país viejo”. Así estaban las cosas el domingo a la noche cuando la sola mención de “el que hizo la música de Amélie” en los afiches del show programado en el meeting point Harrod’s, hizo que se llenara de gente para ver a “el de Amélie”. Pero “el de Amélie” se despachó con un set poderoso, cargado de guitarras y violines que en algo hacían acordar a los Noir Desir, que en cárcel descanse su cantante. “Che, no se parece mucho al de la película”, se escuchaba en la abarrotada ex tienda. Y, no.
“Ahora vamos a tocar una canción que compuse en el avión cuando veníamos para Buenos Aires, porque se me sentó al lado una azafata que estaba llorando y me dijo que acababa de morir su marido. Me contó que tenían problemas porque él decía que las mujeres, como los vinos, después de los 13 años se ponían feas. Pero ella, que tenía 40, lo amaba y por eso hacía la vista gorda. Bueno, y con las últimas palabras de él, armé esta canción.” Así fue la introducción de Nacho Vegas el viernes en Harrod’s para un supuesto estreno. Deliciosa mentira: tocó El hombre que casi conoció a Michi Panero, publicada en 2005. Otro gran momento de la noche fue la versión de Canción del extranjero, de Leonard Cohen. Lástima el murmullo constante de los que estaban allí sólo porque es cool ir al Bafici...
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