Nada está dicho en las elecciones presidenciales francesas, pero el mundo virtual de Second Life cayó en voto cantado. Es que si para la socialista Ségolène Royal la campaña fue un verdadero dolor de cabeza, al menos en ese juego (cada vez menos virtual) contó con todo el apoyo. Al inaugurar su bunker en enero pasado (construido de acuerdo con las “normas de alta calidad medio-ambiental”), una gran cantidad de activistas la recibieron con camisetas con el lema “El futuro no se hará sin ti” y hasta le lanzaron flores. “Buenos días, estoy contenta de inaugurar el 748 comité ‘Deseos de futuro’ en Second Life. Esta experiencia es ideal para desarrollar la ‘democracia participativa’ que preconizo”, anunció una sonriente Royal durante el primer encuentro con los avatares, las encarnaciones de quienes participan allí.

Pero Ségolène no fue la primera. Ese lugar quedó para el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, líder del Frente Nacional. Los manifestantes fueron hasta el lugar con pancartas en las que Le Pen aparecía retratado a la Hitler. Debió mudar sus oficinas y hasta pidieron que se lo eche del juego. En su momento, el candidato oficialista y actual ministro del Interior, Nicolás Sarkozy (quien dio el visto bueno para que sus seguidores crearan el site www.discosarko.com en donde puede vérselo bailar como John Travolta), se despachó contra sus opositores por llevar sus propuestas a Second Life. Señaló que la gran mayoría de sus “habitantes” son estadounidenses y británicos, y que es ridículo convertir ese espacio en un escenario político. ¿O no tanto? De hecho, el gobierno de Suecia planea abrir una embajada allí, lo que la transformaría en la primera sede diplomática de ese particular domo.

Y... ¡Good Show!

Es sabido que en el norte son amantes de los números y la exageración, ese “bigger is better” tan afincado a su forma de ser. No es casual que MySpace, la mayor comunidad de Internet con 70 millones de usuarios registrados, se posicione como el nuevo escenario político estadounidense. Su Impact Channel (impact.myspace.com), con información sobre los diez candidatos declarados (entre ellos Hillary Clinton, Barack Obama y Rudy Giuliani), no descollará en originalidad con sus fotos lavadas y banderas de estrellas, pero su siguiente paso, sin duda, concitará la mirada de más de un asesor. Un reality show político que combina el mundo real y el virtual. Se llamará Independent y contará con candidatos que deberán elaborar su propias estrategias para convencer a la ciudadanía a través de la web y la televisión. Serán eliminados uno por semana, y el ganador no se sentará en el sillón oval: obtendrá un millón de dólares. Sus realizadores ya se golpean el pecho. Destacan el poder del servicio como plataforma de debate, y recalcan que los asesores en imagen deberían estar al tanto de las opiniones allí vertidas. Tom Anderson, su creador, va por más: “MySpace devuelve el poder político a las manos de la gente e Independent lo lleva a un nuevo nivel”.

De la bicicleteada al fotolog

“Conocé a Mauricio”, invitan desde www.pro.com.ar. “Escribile a Filmus”, sugieren desde www.danielfilm us.com.ar. “Tengo cierta debilidad por los negocios de barrio. Todo lo que necesitás en un solo lugar. Y lo más importante: un ferretero dispuesto a guiarte en el arreglo casero en el que te hayas embarcado”, destaca en su propio Flickr el actual jefe de gobierno porteño, Jorge Telerman. Si las campañas internacionales abonan la grandilocuencia, las apuestas de los principales candidatos porteños parecen abonar la sencillez y cierto candor, y acaso con este barniz amigable quede en segundo lugar la intención política. La honestidad brutal queda para los reformados blogs-sites del Partido Obrero (www.po.org.ar), del Partido de los Trabajadores Socialistas (www.pts.org.ar), y Movimiento al Socialismo (www.mas.org.ar). Al menos juntos en esta mención, los sites ofrecen información más compacta que en otros tiempos, mayor claridad e igual virulencia temática.

Entre las propuestas de quienes cuentan con más chances de ganar la elección, más allá de su bonhomía, existen diferencias notorias. La campaña del actual ministro de Educación se focaliza en la gestión: cruzadas de voluntariado en “Involucrate” y las acciones a futuro en primer lugar. Aunque la sección que más resalte sea Filmus TV, un canal de videos en el que el candidato K te recibe con una sonrisa de par en par.

Lo primero que asoma desde la página PRO son sus colores amarillos y negros. En el site se le otorga la misma importancia a “Mauricio” como a su compañera de fórmula “Gabriela” (presentados así). También aparecen las propuestas para cada uno de los barrios (varían algunas, siempre en lo más alto el ítem “Seguridad”). No hay ninguna información sobre el fotolog/propongo, su apuesta decididamente internetiana. Al leer el libro de visitas se comprende el porqué del laconismo.

En tanto algunos candidatos parecen actuar con cierta inercia frente a las nuevas tecnologías, Jorge Telerman se planta desde su blog (jtelerman.blogspot.com) como un abanderado de la modernidad. Además de invitar a encomendarle acciones, realiza posteos personales sobre su gestión, emite sus propuestas y escribe crónicas de sus paseos por Buenos Aires. Hay más: textos “libres”, apuntes sobre libros (2666 de Roberto Bolaños entre sus favoritos), recomendaciones de música “afrancesada” en el servicio Pandora, y fotos de balcones del mismo tipo en su Flickr. Nada queda fuera de su mirada, procurando un touch íntimo y decontracté que impresiona por lo osado y cuenta con contribuciones atractivas más allá del casete, aunque a veces roce la autoparodia.

Algo menos graciosa que un chiste aparecido en un diario norteamericano hace muy poco tiempo. Entre tailleurs, celulares y prolijos cortes al ras, surge un nuevo tipo de asesor en imagen. Un chico, poco atlético y desarreglado, quien en vez de mirar a cámara con fría espontaneidad posa sus ojos en un ordenador personal. Más allá del cliché del nerd encapsulado en su propia estratosfera de links y aplicaciones, la broma toca la tecla correcta. El voto, y sus fines, parecen lo menos importante.