Nunca mejor puesto un nombre. Enclavada en Castelar, entre paz y árboles que hacen respirar de más al barrio, FM En Tránsito (93.9 mhz) ha transitado un camino con pocos parangones en el zigzagueante mundo de las radios cooperativas. El mito fundante habla de diez periodistas que en 1986 deciden motorizar una forma de trabajo, por entonces en desuso. Primero fue un diario (La Calle), después una radio y luego una de las revistas más curtidas del under suburbano (Guarnin!). “En veinte años dejamos varias vidas, algunos amigos y aprendimos que las utopías se construyen con ladrillos, clavos y, claro, también de lo otro”, dicen los que hoy dan la cara por un proyecto que, pese a mil contrariedades, creció más de lo esperado.

La radio, puntualmente, cumplió dos décadas. Y los festejos no paran: hubo 350 personas en la fiesta del Xipatote Bar. Se hizo la edición de Mundo Mestizo II, compilado de bandas de la zona que la radio quiere avalar (Once Tiros, Aztecas Tupro, Parió la Choca, The Klaxon). Hubo un ciclo de cine gratuito y público donde se expusieron Argentina latente de Pino Solanas, Ocho años después de Raúl Perrone y Nordeste de Juan Solanas, en la Sociedad de Fomento del barrio. Hay un ciclo de teatro en Morón y habrá uno de música en noviembre, además de la pronta edición de Planeta Oeste, compilado de versiones “cruzadas” de bandas del Oeste: Naranjos, La Zurda, Ella es Tan Cargosa, Nuca, Coiffeur, Ojas, Juanito El Cantor, Los Pérez García y Guillermina, entre ellas.

“Nos dividimos, enrumbamos, peleamos, nos encontramos, renunciamos, volvimos, nos cerraron, abrimos, se cayeron antenas, techos y pautas, pero una nueva generación de socios hace posible mantener el debate sobre las comunicaciones alternativas (...). Demuestra que los medios independientes son posibles”, dice Alejandro Wassilef, aguerrido luchador de la comunicación libre.

Otro, Agustín Pisano, evoca –en plan de balance– la cobertura junto a la hermana porteña (La Tribu) de los actos conmemorativos del trigésimo aniversario del golpe militar y algunos datos bizarros: el primer micrófono de esta radio donde también milita la pluma del NO, Daniel Jiménez, estaba hecho ¡con un pote de mermelada! “Paralelamente a la historia comunicacional de la emisora hay una historia técnica, llena de episodios no siempre felices, con personajes propios y ajenos que con mucho ingenio, paciencia y desvelo lograron el soporte sobre el que viajan nuestras voces. En los primeros años, algunas veces llovía tanto que no se podía escuchar el retorno de aire”, racconta Pisano y sigue: “Pero queríamos una radio que nos liberara de los palos, la pobreza, la ignorancia, la muerte, el miedo, la tristeza y el olvido. Arreglamos el estudio, colgamos los micrófonos y abrimos las puertas. Todos comenzaron a venir: vecinos, políticos, poetas y músicos. Hubo discusiones y algunas respuestas sobre cloacas, colectivos y colegios. Pero también usamos toda la curiosidad de la banda en una búsqueda estética: mezclamos a los Clash con Silvio y a Metallica con Gismonti. Y pasó lo que tenía que pasar. En esa explosión, cada uno encontró su voz”.