FRANCISCO BOCHATON PRESENTA “TIC TAC”
Artista fundamental del nuevo rock de los ’90, cráneo inestable de la canción desesperanzada, referente de la blogósfera y de la sensualidad femenina, dice: “La mujer le aporta un aura de belleza a las cosas”.
› Por Juan Manuel Strassburger
La charla va por el lado de las portadas de sus últimos discos. Que el anterior, La tranquilidad después de la paliza (2005), lo tuvo de espaldas, con la nuca en primer plano. Y que el último, Tic Tac (2007), lo muestra exactamente al revés: recorte blanquísimo de su cara y una mirada calma que dice lo que la anterior, de espaldas, no podía. “Pero no fue a propósito”, aclara Francisco Bochatón, el protagonista. “Yo ya tenía pensado desde hace mucho sacar un álbum con mi cara, que tal vez para la música que yo hago puede resultar medio extraño. Lo que pasa es que para La tranquilidad... apareció esa foto de la nuca mirando el edificio y me pareció mortal, muy buena para la tapa de un disco. Y ahora quedó la contraposición entre una y otra. Pero es una lectura muy pequeña, la más rápida. No es que me arrepentí”, asegura con una sonrisa.
–Ah, sí, como Kiss, que sacaba esos discos con las caras de cada uno, ¿no?
–Sí, je. Primero el izquierdo, después el derecho, después el 3/4 para los remixes, y al final... ¡la cenital para el de en vivo! (más risas).
Bochatón está contento. Y se nota. No sólo por las constantes ocurrencias que surgen durante la entrevista que brinda en su casa de Almagro sino también por su presente artístico. No es para menos: Tic Tac vuelve a confirmar (como si hiciera falta) su lugar central en el panorama de la canción rock argentina. ¿O cuántos de los cantautores independientes más prometedores de los ‘90 pueden exponer una discografía tan sólida y rica como la de Bochatón quince años después? ¿Cuántos pueden sacar de la galera un tema como Perfume parpadear, inaudita mezcla de cumbia-reggae–ska, y a la vez mantenerse fiel a su estilo? ¿Cuántos continúan estrenando temas como Por la flor, en los que expongan su corazón –aún al borde de la desnudez y la fragilidad; la voz rota– sin perder el misterio? Bochatón camina seguido por la cornisa y lo mejor es que no lo propagandiza.
“Perfume parpadear lo demeé en casa y empecé a ver que tirándolo para el reggae sonaba gracioso. Me gustó que la letra fuera confusa y extraña, más parecida a Oliverio Girondo que a un rastaman. Y la verdad que no es tan reggae. Es más cumbia. Los del reggae tocan bien y tocan otra cosa”, compara entre risas.
Una rápida lectura por foros y blogs arroja que Tic Tac es para muchos una continuación de La tranquilidad... “Tiene algo de continuidad porque la ruptura fuerte se dio con ese disco”, acepta el ex Peligrosos Gorriones. “Pero igual creo que hay cierto quiebre en Tic Tac. Sobre todo a nivel sonido”. Y amplía: “La tranquilidad... fue grabado de golpe, casi impulsivamente. Tiene un proceso emocional muy fuerte, pero con un trabajo de estudio más convencional. En Tic Tac, en cambio, hay un laburo de posproducción más pensado. Usamos mucho los micrófonos ambientales, no hay coros adrede”, sostiene. ¿Y en el plano compositivo? “Creo que hay un pequeño avance en lo que tiene que ver conmigo a la hora de componer. Rayo al trueno y Balvanera son temas que La tranquilidad... por ahí no llegaba tener.”
–Sí, un pibe hasta me preguntó si tenía que ver con el tic-tac de una bomba. ¡Mirá qué mirada paranoica! (risas) No, nada que ver. Pensé el nombre como un aviso de que estás vivo. No veo al tiempo como una amenaza o una cuestión de envejecimiento. Sí me interesa la conciencia de su transcurso, lo que acontece. Pero no soy de hacer balances del estilo yo a esa edad estaba haciendo tal cosa... No tengo ese tipo de rollos. No me pasa.
Cualquiera que haya podido ver a Bochatón en el último tiempo sabe que aquellos días atormentados (“maratón de torturas”, como cantaba en Cazuela, su hermoso primer disco) quedaron atrás. Bromas, chanzas, intercambio de frases con el público e interpretaciones bizarras (Sigue girando de Ratones Paranoicos, Michael Jackson, Miguel Bosé, cualquier artista mainstream de ayer y hoy puede caer bajo las garras del Bocha en algún momento de improvisación) a la manera de Stephen Malkmus (el genial ex líder de Pavement, de quien casualmente fue soporte cuando pisó la Argentina en 2002 y sorprendió con una serie de covers muy poco indies), garantizan que sus recitales ofrezcan hoy un divertido cóctel de música, parodia y show. “Descubrí que me encanta tocar, la energía que te da el vivo. Viste cuando Roberto Arlt en una parte dice: ‘¿Y por qué no mataste a tu mujer?’. Y el tipo contesta: ‘Un poco de autocontrol’ (risas). Bueno, creo que en mi caso un poco fue así. Saber llevar mis estados de ánimo”.
¿Qué tiene Bochatón con las mujeres? Sus recitales tienen sus momentos de pogo y no son pocos los chabones que exhiben orgullosos sus discos y se los recomiendan a sus amigos. Pero sin duda –como puede apreciarse en infinidad de foros, fotologs y asuntos de msn que pueblan de citas y frases bochatónicas la web–, para cierta sensibilidad femenina Bochatón tiene coronita. Una fan incluso se tomó el trabajo de clasificar las coordenadas principales de sus letras (chequear alnolugarmetalizado.blogspot. com) para armar un índice con los tópicos más recurrentes (amor, manos, cuerpo, sombra, luces, etcétera).
“Yo también noto esa afinidad”, reconoce el cantautor surgido en La Plata, pero afincado desde hace años en Capital. “Por ahí pasa porque hay cosas que los hombres tienen en común no decir. No sé si un tipo se pone a cantar (y recita): ‘Quiero sentir tu voz que me da canción/ canta tu oración todo lo que soy/ se transforma’ [del tema Vi tu flor se abre]. Muchas de mis canciones están totalmente despojadas de una mirada tradicional masculina, y eso puede hacer que muchas mujeres se acerquen.” Para el músico, “hay una manera de decir las cosas, que es como un lápiz de color que va más allá de si sos chabón o mina. Es como ese tema de Shakira que dice las mujeres somos las de la intuición”, tararea, divertido.
Bochatón es, a la vez, uno de los artistas que más y mejor se acompañó de mujeres. La lista es valiosa por lo extensa y significativa: Flopa Lestani y Mariela Chintalo (de la Banda del Musiquero Loco y ex Charly García) en Cazuela (1999); María Gabriela Epumer y Marianela Pelzmajer (de Patricias Argentinas y solista) en Píntame los labios (2000); Celeste Carballo y otra vez María Gabriela en Hasta decir palabra (2002); Hilda Lizarazu en La tranquilidad... (2005). Sin olvidarse tampoco de Ana Maldonado y Karin Idelson (las exquisitas fotógrafas de sus discos) y de Marta Ratner, la artista plástica de varias de sus tapas.
–Es verdad (risas). Erica me vino a ver un par de veces, y estaría bueno hacer algo. Pero ahora está en Estados Unidos... Con las invitadas que pusieron su voz en mis canciones hubo una cosa de enamoramiento, de idilio, que no es el de una pareja sino algo más sutil, artístico. Me emocioné cuando la escuché en los parlantes del estudio cantar una letra que había escrito yo. ¿Viste los timbres de la música? La mujer le aporta un timbre, un aura de belleza a las cosas, que por ahí sin ellas no aparecería.
* Francisco Bochatón presenta oficialmente Tic Tac mañana en el ND/Ateneo. A las 21
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