CON CATUPECU Y CARAJO EN ROCK AL PARQUE
Viaje al corazón del festival rockero más grande de
América latina, con entrada gratuita y granizo incluido.
› Por Adrián Blejman
Desde bogota
“¿Qué pasa, Colombia? ¿Está despierta?”, preguntó Corvata de Carajo. Y así sucedió. Los colombianos sabían muy bien quiénes eran Carajo, que con su impresionante sonido deleitaron al público que lo estaba esperando ansiosamente. Atrás quedaba la tremenda granizada que suspendió el comienzo del Rock al Parque, el festival más grande de América latina y con entrada gratis. En Bogotá, artistas y público pudieron vivir dos días de Extrema Convivencia a pesar de las contingencias climáticas. Esa era la consigna del festival, y así fue dada la inesperada catástrofe que consistió en tremendas lluvias seguidas de toneladas de granizo que pararon la ciudad y lograron hacer un verdadero pantano en el Parque Simón Bolívar, donde se hace el festival más grande y con entrada gratuita.
Sólo tres grupos pudieron tocar el sábado 3 de noviembre, mientras la temperatura de Bogotá bajaba considerablemente. Ese día fueron atendidas unas 90 personas con signos de hipotermia; el granizo acumulado, el agua y la lluvia habían inundado el parque, y eso podía causar serios problemas de salud. El domingo, en el único escenario habilitado, el Plaza, comenzaron a fusionarse los distintos estilos. Obligatoriamente interesante fue lo que generó la mezcla entre el punk-metalero y el rock más latino como la propuesta de RoCola Bacalao de Ecuador, grupo con letras ingeniosas de protesta que reflejan las desigualdades latinoamericanas y sus contrastes.
Después del show, Corvata de Carajo dejó en claro lo que había sentido sobre el escenario: “Se nota mucho interés. Nosotros estamos muy abiertos a hacer de todo. No nos ponemos límites”. Sobre el escenario se los veía eufóricos: “Es el festival más grande de todos los que hemos estado. Nos sentimos parte del Rock al Parque y eso es una experiencia increíble. Esto en la Argentina no es posible hacerlo. Un evento tan masivo y gratis generaría mucho quilombo”.
Después de Tres de Corazón vinieron los uruguayos Cuarteto de Nos; la gente respondió, bailó y se rió de sus temas y de su puesta en escena con videos “bacanos” y buena iluminación en la tarima. “Estamos apostando a la difusión por Internet pues eso es algo que nos ayuda mucho”, decía el bajista. Mientras íbamos para una de las carpas de ‘Mucha Música’, el bajista comentaba que el gobierno uruguayo salió a apoyar las murgas y la música uruguaya. Y ahora recibimos un pequeño apoyo de parte de ellos para venir a Bogotá y eso es algo que está bueno, aunque todavía falta mucho.”
Catupecu Machu ocupó sobre la hora el lugar de Divididos, luego de un show enérgico que armaron en cuatro días, hicieron saltar a un metro del suelo a más de 60 mil personas. “Boludo, Colombia está buenísima. A mí me encanta Colombia y esta vez, cuando llegamos, nos acordamos de la vez anterior cuando vinimos con mi hermano”, decía en tono confidente Fernando Ruiz Díaz de Catupecu Machu al NO, en el after del Rock al Parque. “Escuchame –decía Fer–. Cuando fuimos a saludarlo antes de venirnos para Bogotá, Gabi me agarró la espalda y eso fue fortísimo. En un momento en Y lo que quiero... se me trabó la garganta, y si vez el video después... Es muy emocionante tocar en Rock al Parque, es importantísimo para nosotros estar acá y aparte la gente, su calidez humana es increíble. Ese sabor está ‘del putas’ (análogo a ‘de la concha de la lora’).”
Fernando Ruiz Díaz pasó una cerveza y puso al frente a Christian de la Espriella, cantante de Pornomotora. “Hola parcerito, ¿cómo va? Yo amo tu país. Argentina es hermoso y nosotros nos enamoramos cuando estuvimos por allá”, contó Espriella. “Queremos hacer llegar nuestra música. Todo está en Internet y se puede bajar gratis. Y también nuestra idea es hacer algo para entrar en la Argentina. Todos nos han dicho: ‘Qué bueno lo que hacen’, pero nadie concretó. Y estamos a la expectativa; Buenos Aires es como la meca del rock.” “Sí, Buenos Aires está buenísimo, boludo. En Europa se hace nuestro rock, no sólo tenemos recursos minerales, agua, granos, sino que también tenemos un reservorio de rock y de cultura que le da de comer a todo el mundo. El rock tiene reservado su under”, intervino Ruiz Díaz. “Lo único que falta son heladeras con cervecita. No hay pisco, ni whisky tampoco!”, decía ahora con un vaso de whiscola en la mano. En el after, luego de la presentación de Bajotierra, Catupecu se subió al escenario. Tocando con un sonido maso en un cheboli, perdido por Bogotá, Fer se declamó: “¡Esto está de Chimbas! Estos son los toques que nos gustan”. Y tras reventar el escenario con varios litros de alcohol en la sangre, tocaron un par de temas para sorprender al público rock-parquense.
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