Mucho antes de que Canal 7 pusiera en el aire el ciclo de culto Peter Capusotto y sus videos el rock ya había dado numerosas musas para el humor más negro, paródico y (auto)destructivo: estrellas que mueren ahogadas en su propio vómito, astros que –bate de béisbol mediante– arremeten contra estantes de disquerías, estrellas que inhalan las cenizas de su padre fallecido y se caen desde una palmera, y tantas otras. Actitudes, todas ellas, claramente “pomelables”. La irrupción de Pomelo en la TV y YouTube, (y más tarde como soporte de la vuelta de Soda Stereo) y su inmediato estrellato entre los televidentes argentinos de corazón rocker, blanquearon cuán divertidos (y a la vez cuán patéticos) podían ser esos histriónicos excesos. El enigma ¿a quién parodia Pomelo? apuntó en el imaginario popular tanto a Juanse (que se hizo cargo públicamente y hoy sumó 5 meritorios votos) como a Pity Alvarez. Pero más allá de rumores, polémicas y parecidos; si alguien tenía “episodios pomélicos” en su espalda era Charly García. Recordar: zambullida a una pileta desde un noveno piso, piñas en la puerta de La Trastienda con el saldo de un diente menos, culto a la demolición de hoteles, vasos de whisky por la cabeza, ejercicio del body-painting cual constant-concept, trompadas con su hijo Migue (que también recibió algún voto)... y siguen las anécdotas. Por eso resulta legítimo y nada sorpresivo el triunfo de Say No More (10 votos, sólo superado por el NS/NC) en el rubro “Artista Pomelo del año” de la encuesta 2007 del NO.

El segundo puesto (9 votos, ahí nomás de García) fue para el propio Pomelo, el monstruo creado por el actor Diego Capusotto y Pedro Saborido que, muy lejos de otros personajes televisivos que parodiaban rockers (desde Paolo el Rockero al Heavy Re Jodido), entendió esa difusa identidad nihilista, escandalosa y pavota propia de cierto estereotipo rockero. Y fue un segundo puesto enfático: quienes lo eligieron reforzaron su voto con frases como “Pomelo hay uno solo”, “Pomelo, el original”, “Nadie como Pomelo” o “Pomelo no tiene competencia”.

La categoría fue fértil, también, para otros fenómenos, como el voto politizado –sumaron Cristina Fernández de Kirchner (2), Hugo Chávez, Mauricio Macri y los amigos de Kirchner– el autovoto (Walas, Sergio Rotman y Guillermo Bonetto se creen Pomelo), el voto-memoria (¡2 para Miguel Mateos!) y el voto-hallazgo (Coti, Leticia Brédice, Marta Minujín, Coldplay). Una pregunta queda flotando: ¿Cómo llegó Charly a ser “pomelizado” por sus colegas sólo seis años después de que ellos mismos lo votaran como el segundo artista más influyente de la historia del rock en otra encuesta del NO (que ganara Luis Alberto Spinetta)? Respondería Say No More: la vanguardia es así.