ESCLAVOS DE NUESTRAS PALABRAS V > LA POLITICA DE ENTRE CASA
La frase es de David, cantante de Los Peyotes, acerca del cambio de mando en el gobierno porteño y sobre cómo convivir con la derecha aggiornada.
› Por Mario Yannoulas
Sin dudas, una de las secuencias más impactantes del año: el We Will Rock You de Macri (más bien un uiuirakyu) difundido en un segmento de CQC. Salvando el papelón de Mauricio, aquella acción fue radiográfica de un momento y su incertidumbre. Quizá, recurriendo a un término hegeliano que reflotaron este año los Smashing Pumpkins y el director de cine Peter Joseph, pueda hablarse de un Zeitgeist, un “espíritu de la época”. Cuál es ese espíritu, es lo más difícil de determinar. En principio, parece ser la confusión. O, como describió el NO en un informe publicado en noviembre de este año, la utilización del rock por parte de la “derecha aggiornada”, ya sea desde el búnker del PRO –bailando al son de La Mancha de Rolando o Miranda!– o, como desde hace unos años, desde las ondas radiofónicas. “Somos prostitutos del rock, no tenemos problemas en bailar con la más fea, ni el estómago delicado”, le dijo al NO David, cantante de Los Peyotes, acerca del cambio de mando en la jefatura de Gobierno porteño y la posibilidad de que el PRO le diera más espacios al under.
Como una nueva posta luego del estrangulamiento de la escena postCromañón, en aquella escena se planteaban interrogantes comunes para el rocker argentino: ¿Cómo piloteará la nueva gestión porteña el manejo de la escena under, ya castigada desde gobiernos más “progres”?; ¿son las ideas de gestión, gerenciamiento y rentabilidad compatibles con la idiosincrasia rockera?; ¿serán las industrias culturales más industriales que culturales?; ¿es la bandera de la ‘No ideología’ también un atributo rockero?;¿va a estar bueno que el PRO apoye al rock?, y de ser así, ¿a quién va a apoyar? Son sólo algunos. “Lo estatal es seductor, son eventos con mucha prensa, masivos, objetivos, que a una banda under se le hace difícil conseguir”, agregaba David. Por lo pronto, el canal Ciudad Abierta y los festivales de teatro, tango y cine independiente ya fueron vapuleados. “Si pretenden que nos sumemos a una idea de empresa macrista, o si vemos que en la calle no se respetan los Derechos Humanos y otras barbaridades que suceden con la centroderecha, no tocaremos. Será nuestra manera de mostrar inconformismo”, advertía Juampi, de La Mocosa.
A nivel nacional, la continuidad del mandato Kirchner no supuso tantas preguntas, pero sí algunas posiciones sobre el tipo de sistema político que los rockeros propondrían para esta sociedad. Kapanga se encargó de cerrar el Festival de la Democracia en Plaza de Mayo durante la asunción de Cristina Fernández, aunque no se pronunciaron claramente a favor del Gobierno, limitándose a consignas como “¡Vamos Argentina, carajo!” o reivindicaciones acerca de Malvinas. Justo antes de las elecciones de octubre, durante un recital de Bulldog en el Teatro, el cantante y guitarrista Mantu arengó a su público al grito de “¡El que no salta... ¡quiere que gane Cristina Kirchner!”
Aunque muchos rockeros traten de apartarse del campo político, el rock y la política se vinculan ampliamente, haya o no menciones recíprocas. De esa forma lo entendía Malena D’Alessio de Actitud María Marta: “La política es la que define quién come y quién no, quién se educa y quién no. Entonces, el que dice que no se mete está regalando la mejor herramienta que tiene el hombre para solucionar los grandes problemas. Lo más peligroso para el poder es que el pueblo se politice, por eso tirar un mensaje de despolitización es una irresponsabilidad”, proclamaba.
También cerca de las elecciones presidenciales de octubre, y acoplado a esta idea del Hombre como animal político, el NO buscaba propuestas en las voces rockeras bajo el título “Todo rock es político”. Andrés Ciro, de Los Piojos, se autodefinía como “Socialista y nacionalista (no nazionalsocialista)” (ver nota sobre La Izquierda), mientras que Toti, de Jóvenes Pordioseros, justificaba su estirpe peronista aduciendo no saber nada de política. Tomás Sussman, guitarrista de Las Pelotas, reclamaba sinceridad: “Que el pueblo elige libremente sus gobernantes y que vivimos en democracia es la gran mentira nacional (...) No son más que corporaciones que representan los intereses de corporaciones más grandes y los suyos propios. Por eso propondría en una primera etapa a la democracia como sistema novedoso para nuestro país. Si no funciona, volvamos a la partidocracia actual, que tanta gente defiende”.
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