SUPER LISTEN LISTEN (CUCHA CUCHA INTERNACIONAL)
La semana pasada, el NO ofreció su tapa a 101 discos que habían dado a luz entre la independencia argentina en los últimos 400 días. Ahora se redobla la apuesta en varios sentidos: dos cronistas del suple comentan 15 discos internacionales que todavía no fueron editados, o que fueron lanzados al mercado esta semana.
› Por Roque Casciero y Daniel Jiménez
R.E.M.
Accelerate (1º de abril)
Este es el mejor disco de R.E.M. en 15 años (desde Automatic for the People) y el más rockero en... bueno, en casi toda la carrera de la banda. El trío conformado por Michael Stipe, Peter Buck y Mike Mills venía barranca abajo con Around the Sun, pero se recupera a puro guitarrazo, con una vitalidad que sorprende en tipos que andan cerca (o ya pasaron) los 50. En cierto sentido, es un disco clásico de R.E.M., con arreglos y un sonido que remiten al pasado, pero las canciones están en combustión permanente, como impulsadas por una urgencia por hacerse escuchar. “Nos dimos cuenta de que en los últimos diez años nos las habíamos arreglado para perder completamente el foco en el estudio, sin nadie a quien culpar más que a nosotros mismos”, dijo hace poco Stipe sobre el bienvenido cambio de dirección. Pero aquí la estrella es Buck, que dejó archivada la mandolina y peló la Rickenbaker negra y blanca: cuando está inspirado para los arreglos, no hay demasiadas “bandas de guitarras” que puedan sonar a la altura de R.E.M.
Para no olvidar: Accelerate. El ritmo trepidante, la guitarra increíble de Buck cubriendo cada milímetro de espacio sonoro y arriba Stipe reflexionando sobre encontrar una nueva dirección: un temazo abrasivo.
The Raconteurs
Consolers of the Lonely (25 de marzo)
Luego de un demoledor debut, el segundo álbum de una banda puede funcionar de dos maneras distintas: 1) Afirmando al grupo como un proyecto compacto y promisorio. 2) Evidenciando sus escasos recursos musicales y su falta de fuego sagrado para convertirse en un clásico. Consolers of the Lonely, sucesor de Broken Boy Soldiers, no sólo se lleva por delante el primer postulado sino que amaga con ser uno de los grandes discos de 2008. Acompañado por sus amigotes Brendan Benson, Patrick Keeler y Jack Lawrence, el rojiblanco Jack White deja en claro que, además de magnífico guitarrista, es uno de los últimos artistas que le quedan al rock norteamericano, junto a Dave Grohl. Respaldado por un bajo al mango y guitarras salvajes al mejor estilo Jimmy Page, el bueno de Jack guía a pura estridencia a sus tres compañeros por un laberinto de blues y hard rock en estado puro sin espacio para el sosiego, que apenas asoma en la folkie This Stones Hill Shout. De Elmore James a Led Zeppelin, pasando por los Rolling Stone y MC5, The Raconteurs nuevamente gana la apuesta y vuelve a conmover con un álbum crudo, urgente, orgánico y definitivamente rockero. Enhorabuena.
Para no olvidar: Attention. Un bajo podrido, acordes asesinos, espíritu punk rock y cierto aroma a The Hives en una canción concebida para demoler hoteles.
Supergrass
Diamond Hoo Ha (26 de marzo)
¿Qué podés hacer si el bajista de tu banda se rompe la espalda al caer de una ventana porque caminaba sonámbulo? Bueno, tal vez lo que hicieron Gaz Coombes y Danny Goofey, de Supergrass, cuando exactamente eso le sucedió a Mick Quinn: vestirte con enteritos plateados y salir a tocar covers de Michael Jackson con un nombre extravagante como Diamond Hoo Ha, men. Una buena forma de adelantar algo de la energía recuperada en este disco, que el cuarteto grabó en los legendarios estudios Hansa, los mismos en los que Iggy Pop y David Bowie se refugiaron en 1977 para salir con obras maestras bajo los brazos. Ahora, Quinn está otra vez en carrera y el cuarteto (que completa Charly Coombes, el hermano menor del cantante) lanza finalmente esta colección de riffs bombásticos, melodías entradoras e imbatibles, buen humor y terapias de electroshock para esquivar el lado aburrido de la madurez.
Para no olvidar: 345. Con una intro calcada del Raw Power de los Stooges, Supergrass dispara para otro lado, un loudQUIETloud a la Pixies. Y, sin embargo, suena tan inglés como el té de las 5 y los tabloides persiguiendo a Amy Winehouse.
Portishead
Third (28 de abril)
Contra todos los pronósticos y a diez años de la salida de Live at Roseland, aquel mágico, oscuro y asfixiante disco en vivo que se presentaba como el final de Portishead, Beth Gibbons, la madre de la criatura, decidió volverla a la vida. A través de once canciones y en menos de cincuenta minutos, la banda de Bristol pareciera haberse congelado en el tiempo. Porque Third no es un disco de quiebre sino que repite la fórmula iniciada en Dummy, cuando el trip hop era amo y señor, y la música de Portishead no encontraba definiciones a mano. Los mismos climas opresivos, la misma sensualidad mórbida y la lírica de Gibbons que continúa narrando historias de soledad, depresión y desencanto. Por momentos el álbum se acerca a los bordes folk y agridulces que la cantante trazó en sus trabajos como solista, y que sirven para escapar unos minutos del encierro electrónico y fantasmal que marcó el estilo parido en Bristol a mediados de los ‘90, del cual Portishead fue la abanderada junto a Massive Attack y Tricky. Back to the nineties!
Para no olvidar: Plastic. Una noche de lluvia en una vieja casa abandonada con ventanas que golpean, sonidos espectrales y un altillo que se derrumba sobre la frágil voz de Beth Gibbons, que apenas susurra “me pregunto por qué no sé qué es lo que ves...”
Isobel Campbell & Mark Lanegan
Sunday at the Devil Dirt (5 de mayo)
Serge Gainsbourg & Jane Birkin, Lee Hazelwood & Nancy Sinatra... ¿la Bella y la Bestia? Por ahí anda el árbol genealógico de la dupla entre Isobel Campbell, etérea dama que fuera parte de Belle & Sebastian, y el ex Screamin Trees, Mark Lanegan. Y si era impensado su debut de 2006, Ballad of the Broken Seas, que reincidan es todavía más sorprendente. Aquí ella se ocupa especialmente de las letras, la producción y los arreglos vocales, y él se luce llevando la voz cantante: puede ser dulce en la canción de cuna Keep me in Mind Sweetheart, áspero como lija en la misteriosa Back Burner (con mucho de Dr John y el vudú de Nueva Orleans), ponerse gospel a la Johnny Cash en Salvation y prestarse a los juegos de seducción a dúo en Come on over (Turn me on). Uno de esos discos perfectos para escuchar con la luz apagada y con alguna bebida que caliente la garganta.
Para no olvidar: Shot Gun Blues. La guitarra parece a punto de desarmarse y hay ruido a vinilo, el marco ideal para el registro grave de Lanegan... ¡Sorpresa! La que canta este blues sexy es Campbell.
The Kooks
Konk (15 de abril)
En un mercado atestado de bandas salientes y de producciones constantes como el británico, ser un cuarteto eléctrico en 2008 y sorprender no es una misión fácil. The Kooks –Luke Pritchard (voz y guitarra), Paul Garred (batería), Hugh Harris (guitarra) y el recién ingresado Dan Logan (bajo)– asomó su cabeza desde la soleada Brighton en 2006 con un histérico debut (Inside in / Inside out) que le sirvió para ganarse el crédito de su compañía y abrir la puerta a un nuevo álbum. Así, en poco más de dos semanas el cuarteto editará Konk, un compendio de canciones nerviosas y desesperadas que son el reflejo de una banda cuyo promedio de edad no supera los 21 años. A diferencia de su disco presentación, Konk ofrece algunos descansos al costado del camino y permite que el rock de guitarras filosas de la banda se tome un respiro para darles paso a pasajes de bucólica calma. Aun en busca de su propia identidad, The Kooks apostó nuevamente a la producción de Tony Hoffer (Fischerspooner, Belle & Sebastian, Fratellis), quien le aporta vitalidad a un material fresco, luminoso y con espíritu adolescente.
Para no olvidar: Always where I Need to Be. Sobre un ritmo zigzagueante de guitarras trilladas, Luke Pritchard estira las palabras hasta desembocar en un estribillo post-adolescente, tan simple como adictivo.
The Charlatans
You Cross my Path (13 de mayo)
Luego de la revolucionaria maniobra de Radiohead con el particular lanzamiento de In Rainbows, pareciera que un grupo de artistas recogió el guante y comenzó su propia discusión acerca de la forma correcta de dar a conocer su música. Los históricos –y semiolvidados– Charlatans UK se sumaron a la experiencia y colgaron gratis de la web el pasado 3 de marzo You Cross my Path, con el fin de testear la expectativa de sus fans ante el nuevo álbum. Resultado: 30 mil descargas en tan sólo cuatro días. Hacienda gala de su tradición guitarrera, You Cross my Path no deja de ser un buen disco de pop rock con brillantes armonías vocales y, en la mejor tradición del rock británico, melodías épicas que se funden en un océano de guitarras superpuestas (si no péguenle una escucha a Oh Vanity y Mis–takes). Con fecha de edición “física” allá por el 13 de mayo, el regreso de los charlatanes, de acuerdo con las palabras de su líder Tim Burguess, es “un homenaje a toda la gente que creyó en nosotros y que se bajó gratis el álbum, lo cual para nosotros es todo un éxito”.
Para no olvidar: Missing Beats (of a New Generation). Una batería que dobla su pulso y una carretera eléctrica que hace recordar a Happy Mondays o... a los propios Charlatans dieciocho años atrás.
Muse
H.A.A.R.P. (1º de abril)
Pregunta: ¿cómo se hace para registrar fielmente a la mejor banda en vivo de toda Inglaterra? Respuesta: con un disco, un DVD y el estadio de Wembley de testigo. De la mano de un potente álbum que les permitió en 2006 salir definitivamente de la isla con peso propio –Black Holes and Revelations–, el trío comandado por Matthew Bellamy dejó atrás las molestas comparaciones con Radiohead y vomita su primer material en vivo, extraído de los conciertos realizados el 16 y 17 de junio del año pasado en la renovada catedral del fútbol. Casi desconocidos para el gran público argentino por su escasa difusión, Muse se dedica en H.A.A.R.P. a demoler cualquier prejuicio comparativo y te rompe los tímpanos a caballo de riffs incendiarios, una base granítica y una voz capaz de llegar hasta más allá de lo inimaginable. Hora y media de palo y palo ante 90 mil personas que gritan, cantan y aúllan ante clásicos de culto como Knights of Cydonia, Starlight y New Born, y piezas más recientes como Supermassive Black Hole y Map of the Problematique, de su último trabajo.
Para no olvidar: Hysteria. Un clásico de culto para fanáticos a ultranza y un coro de 90 mil gargantas que hace el resto sobre un drama épico y contemporáneo.
Panic at the Disco
Pretty. Odd (25 de marzo)
“Queremos hacer música simple y sin tiempo. Nada demasiado pretencioso”, declaraba el guitarrista Ryan Ross antes de la salida de este disco. Y no estaba tan errado. Porque el segundo intento discográfico del cuarteto de Las Vegas, si bien se basa en composiciones directas y sencillas, es un magnífico calidoscopio que gira sobre pequeñas gemas pop con reminiscencias a lo más rico y armonioso de la psicodelia de mediados de los ‘60 –Rainbow Ffolly, Beach Boys, Electric Prunes– y, principalmente, a The Beatles. Si su primer disco destilaba sarcasmo y cinismo en partes iguales, la lírica de Brendon Urie en Pretty. Odd se vuelve más mundana y pareciera encontrar lo esencial en hechos y acciones cotidianas, como los fulminantes veinte segundos de fascinación que nos genera cruzar una mirada con una hermosa mujer en una esquina cualquiera de una calle cualquiera. Quizás este disco no sea la obra definitiva de Panic at the Disco, pero marca una madurez compositiva e instrumental que los perfila como uno de los proyectos más atractivos salidos de Estados Unidos en los últimos tiempos.
Para no olvidar: Nine in the Afternoon. Una sencilla, colorida y beatlesca canción pop donde el piano juega sobre melodías circulares que recuerdan a A Day in the Life. Ah, también incluye despertador.
Apples in Stereo
Electronic Projects for Musicians (1º de abril)
A un año de la aparición del redondísimo New Magnetic Wonder y a quince de su formación, los chicos alternativos de Denver están de regreso con una suculenta compilación de rarezas, lados B y otras yerbas, que debe su título al libro de Craig Anderton –colaborador de la revista Guitar Player– del mismo nombre, que es nada más y nada menos que un manual básico para músicos electrónicos en ciernes. En este caso, Electronic Projects for Musicians reúne perlas y algunas piezas perdidas de lo mejor del psycho-indie norteamericano de la última década, incluyendo las inéditas Stephen Stephen, The Apples in Stereo Theme Song, Dreams –que recién aquí toma su forma definitiva– y Can you Feel it?, que fue colgada en el site de su sello Yep Roc por el cantante Robert Schneider para que los fans la remezclaran a su gusto. Herederos del pop crepuscular de The Zombies y hermanos naturales de los aguerridos Olivia Tremor Control, los hijos predilectos del colectivo Elephant 6 siguen construyendo una carrera impecable, aunque lamentablemente pocos los sepan.
Para no olvidar: Stephen Stephen. La belleza de lo simple: tres o cuatro acordes, exquisitas armonías vocales, un simpático solo vintage y una cautivante melodía psicodélica made in Denver.
Gnarls Barkley
Odd Couple (25 de marzo)
Lo primero que se escucha en el segundo disco de Gnarls Barkley es un proyector encendiéndose y la cinta que empieza a correr, como en una bienvenida a la película surgida de la mente de una pareja realmente extraña. El productor estrella Danger Mouse (aquel del Gray Album que mezclaba a los Beatles con Jay-Z) vuelve a construir un escenario de funk y soul marcianos, sobre el cual la garganta prodigiosa de Cee-Lo Green deja una impronta difícil de borrar de la memoria. Aunque el disco no tiene un hitazo como Crazy, la bomba de St. Elsewhere (2006), el guión y la fotografía de la dupla son más que sustanciosos. Sólo queda por ver de qué se disfrazarán esta vez: hay que recordar que en todos sus shows varían el vestuario, que puede ir desde pijamas para todos (¡Bersuit lo hizo primero!) hasta trajes de Darth Vader o Superman.
Para no olvidar: Who’s Gonna Save my Soul. Aura de misterio cinematográfico, unos teclados como filigranas, y Green preguntándose en voz alta quién va a salvar su alma: sobrecogedor.
The Breeders
Mountain Battles (7 de abril)
Después de la reunión de Pixies, era de esperar que Kim Deal retornara cargada de energía a la banda que comparte con su gemela Kelly. Pero, en realidad, sólo en tres canciones (Overglazed, que abre el disco, Walk it off y German Studies) se perciben ecos de aquella magia que sacudió en los ‘90 con el inolvidable Cannonball. Mountain Battles está más cerca de la languidez de Title TK, el disco anterior de la banda, y con algunos experimentos que no salieron del todo bien, como que Kelly cante un bolero (Regálame esta noche) en un español que hace extrañar a la Madonna de La isla bonita. Otros, como Istanbul, suenan más logrados. El disco fue grabado en tandas durante siete años, con distintos técnicos (entre otros, Steve Albini) y en diferentes estudios: tal vez eso explique la falta de cohesión del material.
Para no olvidar: German Studies. Sin ser un serio candidato a clásico de las hermanas Deal, al menos este tema, en el que Kim canta en alemán, tiene algo de aquellos años de gloria “alternativa”.
Ministry
Cover up (1º de abril)
El bizarro camino de Al Jourgensen y los suyos está a punto de llegar a su fin: el cantante, sin ninguno de sus compañeros originales, acaba de emprender la última gira de Ministry. La banda, que nació en el tecno industrial y se fue metalizando progresivamente, tira la toalla pero deja un disquito de covers, firmado como Ministry and Co-conspirators, ya que algunas versiones son de Jourgensen con otra gente. ¿Qué hay aquí? Algunos temas ya publicados, como el Lay Lady Lay de Dylan, mucho doble bombo a hipervelocidad y riffs machacantes por doquier para reinventar como heavy metal clásicos como What a Wonderful World, Roadhouse Blues y Under my Thumb. Lo raro es que funciona, aunque difícilmente algún fan de los Stones o los Doors pueda soportar más de treinta segundos de estos covers.
Para no olvidar: Mississippi Queen. ¿Se puede hacer un blues de los setentosos Mountain en versión thrash metal? ¡Ministry lo hizo!
The Von Bondies
We are Kamikazes Aiming Straight for your Heart (26 de marzo)
Aunque ya tienen listo su segundo álbum, Love, Hate and then there’s you, los muchachos de Michigan salen primero a la cancha con un EP de cuatro temas y planean sacar otro antes del disco disco. Aquí vuelven a destilar las gloriosas influencias locales (Stooges, MC5) y a mezclarlas con un costado más pop (el aura de Brian Wilson se hace notar en Wake me up). Jason Stollsteimer, a quien Jack White le dejó un ojo negro hace unos años, compensa cierta falta de originalidad con potencia y mucha onda.
Para no olvidar: 21st Birthday. Retro rock bien guitarrero para hacer mover la patita, al menos hasta escuchar a la próxima banda de retro rock.
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