TOM FINDLAY, DE GROOVE ARMADA
El dúo británico llega finalmente a Buenos Aires, para mostrar cómo suena una banda de rock desde las propias bandejas. Además, Findlay lleva adelante TuneTribe, un sello digital indie que paga más de lo que el mercado acostumbra.
› Por Daniel Jimenez
Hay parejas musicales que, a lo largo del tiempo, su química especial y conocimiento del universo que los circunda las ha elevado a la categoría de “dupla creativa y compositiva” de carácter indisoluble. Y no porque individualmente sean entidades fútiles o carentes de talento, sino porque en conjunto crean una obra única que necesita, casi obligatoriamente, la conjunción de sus elementos. Tom Findlay y Andy Cato iniciaron su camino hace más de una década, cuando abandonaron sus cuartos de nerd sobreexcitados en la aristocrática ciudad inglesa de Cambridge –la patria chica de Syd Barrett– para ingresar al humo de los clubes bajo el alter ego de Groove Armada.
El ocaso de los noventa, especialmente en Europa, coincidió con el final de una época que fue soberbia y hermosa –el brit pop y sus juglares Blur y Oasis; el trip hop y la legión de Bristol encabezada por Massive Attack, Tricky, Portishead–. Y, desde sus cenizas, algunos librepensadores de la electrónica tomaron la posta y llevaron la energía a la pista de baile.
Mientras este quiebre se producía, Findlay y Cato estaban listos para aprovechar su momento. “Todo aquel que se esté iniciando en esto debe saber que una de las cosas más importantes del negocio es entender que uno debe crecer despacio, para después poder pegar un salto. Pero mirando hacia atrás no me parece que en estos diez años la escena haya cambiado notablemente. Sí tal vez detalles, sonidos, cosas complementarias, pero no la esencia. Habría que volver a los sitios pequeños, que son los lugares donde se gestan los verdaderos movimientos independientes”, lanza Tom.
Quien, a juzgar por los bocinazos y los motores de fondo, se encuentra dando vueltas por el centro de Londres, su bunker oficial. Levantando la voz sobre el bardo callejero, agrega: “Los megaclubes con estrellas pinchando discos están quedando de lado, porque la gente tiene otra cultura musical y busca novedades. Los DJ’s llegaban a tocar en helicópteros y... todo se sobredimensionó”.
Junto a su inseparable compañero Cato (no el ninja), el dúo de programadores que salió al mercado en 1996 con el bailable Norther Star ha construido una sólida carrera mixando sabiamente electrónica, house, reggae, dub y downbeat. Un cóctel sugestivo que se apoya sobre dos palabritas mágicas que sirven para explicar su fenómeno: loops y beats.
Con esos recursos y un nivel de desfachatez importante, fundaron –al igual que sus amigos de Basement Jaxx y Chemical Brothers– su propio club: Groove Armada. ¿En qué consistía? En una mini Pyme sónica donde ambos tenían su propio DJ set en pistas separadas hasta que se fusionaron en un solo dancefloor, definiendo su estilo y dando forma a su criatura.
Con ella aprendieron las lecciones correctas para no perder el equilibrio en el difícil ambiente del (perdón Carpo) rock. Atención, novatos; va un consejo: “Primero hay que intentar llegar a una disco y pasar algo que sabemos puede generar una reacción. Y si no sabés cómo va a salir, llama a tus amigos y que te festejen un poco hasta que entres en confianza. No sirve si sacás un par de buenos simples y después te vas de gira. Sé que para los promotores todo pasa por poner un nuevo nombre en la marquesina y que rápidamente vos lo reconozcas, pero la mejor manera de empezar una carrera de DJ es hacer un buen álbum en tu casa, lo cual hoy es fácil y barato gracias a la tecnología”.
Más sensuales y cadenciosos que sus vecinos de Propellerheads, Leftfield, Fatboy Slim y los hermanos químicos, los Groove Armada dejaron que su música se acomodara a sus necesidades. Así facturaron cinco discos subyugantes, giraron por el mundo, se codearon con la crema y nata del jet set electrónico y fueron los “curadores” del célebre festival inglés Lovebox, que terminó bautizando a uno de sus mejores trabajos de 2002.
Afectos a las colaboraciones, para ese álbum convocaron a figuras de la talla de Simian Lord, Candi Staton, Mutya Buena, y la subvalorada Neneh Cherry. Pero no todo es punchi en la vida de un férreo defensor del groove. El line up incluía a un equipo completo de MC’s, cantantes, bateristas, bajistas, guitarristas y toda la instrumentación que puede ostentar una cojonuda banda de rock and roll. Formación con la cual aterrizarán en Buenos Aires por primera vez el próximo 1º de mayo en el Centro Costa Salguero. “Lo importante de trabajar en otros proyectos o con otros artistas es el aprendizaje que podés sacar de ahí... y hacerlo divertido, claro”, apunta Findlay.
En ese contexto, GA –o sus dos mitades– participó de la serie Late Night Tales; una saga de compilaciones realizadas por músicos famosos que se edita a través del sello independiente Azuli Records. Una experiencia que tuvo como DJ selector a Jay Kay, Ian Brown, Flaming Lips, Belle & Sebastián, Air y otros conspicuos jetones del palo. Eclécticos por naturaleza, los ingleses decidieron versionar para ese álbum Are friends electric?, del pionero electropop Gary Numan: “Considero que Gary es un icono musical y de la electrónica; como una especie de ‘héroe de culto’ a quien admiro muchísimo”, asegura Tom poniéndose serio. “Nos divertimos mucho recreando ese tema, aunque le dimos nuestro toque personal y quedó como pensábamos.”
A decir verdad, cada una de sus afirmaciones se sostiene en la firmeza de sus palabras y en el tono enérgico de su flemático acento british. Ya sea para describir una canción o llenarse la boca hablando de TuneTribe, el proyecto indie que está a su cargo y que les quita el sueño. En resumen, se trata de una tienda digital que centra sus esfuerzos en fichar a nuevos artistas y conectarse con sellos discográficos, partiendo de un argumento claro y novedoso: el suculento porcentaje que les reparte a los grupos en relación con la media normal. “El servicio que nosotros damos beneficia a nuestros clientes, ya que ellos se quedan con el ochenta por ciento de las regalías que les corresponden si descargan su material de la página. Creo que los músicos deberían estar más predispuestos a Internet y ofrecer su obra con la imagen que ellos quieren y de la forma que ellos quieren. En lugar de tirar el esfuerzo peleando un contrato podrían directamente comenzar a vender su música online”, explica.
Más allá de estas experiencias, que están siendo testeadas en Europa y Estados Unidos –el sello virtual DiscLogic está realizando un trabajo similar–, confiesa que recién tomó nota de las ventajas que ofrecía la triple doble ve poco tiempo atrás. “Cuando logré darme cuenta de su poder, supe enseguida que allí existían distintas variantes que se podían aplicar a la música, ya sea grabando discos o montando una tienda en la red. Por ejemplo, el tipo que vive en Australia si no es por la web jamás podría comprar lo que se edita en Londres, lugar al que yo tengo acceso”, se ufana. Entonces, ¿esto podría cambiar la relación entre los artistas y la forma de comercializar su arte? Findlay parece guardar la respuesta: “En los próximos diez o quince años la gran mayoría de nosotros va a consumir todo por la web y de manera digital, sin recurrir a la vieja compra en una tienda tradicional. Las personas hoy llevan una vida agitada y muy ocupada, por eso Internet se presenta como una increíble forma de hacer compras, como si fueras a un shopping”.
Para aquellos neófitos en el tema, Groove Armada no llega a la Argentina con la excusa de mostrar un nuevo álbum. Su último material, GA10 - 10 Year Store, se editó en noviembre de 2007 y comprende dos sesiones –una up, mezclada por Tom, y una chill out, propiedad de Cato– que de cierta manera rinden tributo a su carrera. Seis meses antes habían largado al mercado Soundboy Rock, que contó con la colaboración de Richard Archer de Hard-Fi y Alan Donohoe de los ascendentes The Rakes.
Amigos del confort, en algunos días más se podrá apreciar uno de los mejores números vivos de la electrónica cool, cuando los ingleses ataquen sus bandejas en Retiro. “Es muy fácil darse cuenta de que estás en uno de nuestros conciertos”, dice Findlay. Y da una pista: “Habrá una línea de bajo muy marcada, guitarras, loops, beats, y ritmos sólidos. Como una banda de rock.”
* Groove Armada se presentará el jueves 1º de mayo en el Centro Costa Salguero con DJ Cicala.
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