La curiosidad lleva a googlear la imagen de Anderson, pero el gran buscador, mezquino esta vez, ignora a la personita que creó la mamá de Fernando Montemurro (devenido en Los Sueños de Anderson desde que empezó a indagar con los samples y sintetizadores, pegándole una patada al rock y al pop a finales de los ‘90), para la antológica revista Anteojito. Este personaje inicial tenía cables por donde transmitía el sonido a medida que soñaba y de allí que el hijo se valió de la inspiración de la madre para nombrar su proyecto de música electrónica: “A mí me sensibilizó mucho ese dibujo. No sé por qué me marcó. Soy un eterno soñador, un tipo que vive en una nube y no quiere que lo bajen”, dice el de LSDA cuando cuenta quién es Anderson y cuáles son sus sueños.

Luego de terminar el contrato con Alerta Discos, que estipulaba cuatro CDs bajo las órdenes del sello de Zeta Bosio, LSDA está produciendo su nuevo trabajo de estudio, ya que el último, In the Light, fue en vivo. “Me gusta mucho la paleta tímbrica que me dan los sintetizadores y los ingredientes que me da el estudio, pero también me gusta tomar los componentes que me da el rock”, define LSDA de su próximo trabajo, básicamente electrónico, pero con chispas de rock.

LSDA cuenta que su primer disco, Buenos Aires Trip, fue producido por Zeta, y tras haber asimilado los pasos del proceso, se largó a producir él solo el siguiente. “Con eso aprendí un montón. Y empecé a participar de los festivales, toqué con Massive Attack, con Primal Scream, en Creamfields y hasta compartí cartel con Chemical Brothers, que son bandas que siempre admiré y me encantan”, enumera orgulloso su trabajo de hormiga, dejando siempre en claro que sin sus fantasías no hubiera podido construir este presente, lejano a la época en que andaba con los demos bajo el brazo tocando en bares. “Uno empieza a concretar historias; hasta Zeta tocó el bajo en algunas presentaciones. De todos modos, hay un montón de caminos por recorrer aún”, finaliza.

* LSDA se presenta mañana viernes 23 en Peteco’s (Av. Meeks y Garibaldi, Lomas de Zamora). Entrada: $ 15. A las 24.