LUCILA CUEVA
Después del Eastern Cavern Festival de Liverpool y un tour europeo, las cordobesas desembarcan en Buenos Aires.
› Por Cristian Vitale
Empezaron en 2002. Una mezcla de temple femenino, talento y personalidad las depositó en Liverpool, dos años después, donde las eligieron banda revelación del Eastern Cavern Festival. Tocaron 15 veces ahí, otras en el complejo Las Daias de Ibiza y en un circuito europeo que las contuvo tres meses. Eso, más tocadas con La Renga, dos Cosquín y un disco debut crudísimo bajo la batuta técnica de Tevi Cavoti –Genesis y Fleetwood Mac–- por hoy está bien. “Cuesta hacer rock como cualquier otro género cuando no se hace creyendo en ello. Nosotras creemos, por eso no nos cuesta. Mucho le cuesta al que no cree, y aun peor al que se la cree”, sustenta Mariana Pellegrino, guitarrista, cantante, compositora de todos los temas y especie de motorcito energético que transforma cada show de Lucila Cueva en un trueno que mira al magma.
Ella, más Trini Bertero en bajo y Laura Volando en batería conforman, cuanto menos, la mejor banda femenina de rock potente que Córdoba entregó al mundo. “Tenemos ovarios, trabajamos para tener un sonido que acompañe a nuestras palabras, y tenemos la actitud necesaria para ponerle el pecho y hacernos cargo. Esto es Lucila Cueva”, sigue presentando la niña.
–Salió de la más profunda cabeza del intelecto cordobés... fue Laura con ayuda de grandes sabios, conocedores de las ironías de la vida. Lucila es nuestra musa, una cueva llena de sorpresas que brilla y se luce como ninguna, sin prejuicios, ni barreras.
El power trío –damos fe– desembarca en Buenos Aires este miércoles con el fin de mostrar las nueve canciones que pueblan el disco debut. Según Mariana, un plato con todas las vitaminas incluidas... “Aminoácidos, carne, hueso, sudor y todo de cada una de nosotras, de la A a la Z le pusimos todo”, dice. ¿Qué es todo? Según el cosmomundo de las niñas, un mix de rock, funk, poesía y actitud. “El rock, en cierta manera, es medio machista, pero no nos faltan ovarios para superar a los huevos”, sigue.
–En nuestro caso fue muy notorio en los primeros tiempos, porque jugaba un papel importante el hecho de ser todas mujeres. Me refiero en términos de expectativas y sorpresas, pero con el tiempo nos empezaron a rescatar como una banda de rock.
–Fue la experiencia más intensa vivida, que nos cacheteó entre fantasía y verdad, sentir que penetra la historia y el rock hasta los huesos, y exponer a flor de piel todas las expresiones menos imaginadas y más profundas de nuestra parte personal y artística. Aprendimos.
Con influencias estéticas nutridas y desprejuiciadas que pueden cruzar a Pink Floyd con Joe Satriani, Zeppelin, Coldplay, Garbage y ¡Pastoral!, Lucila Cueva le pone luz a un mundo por principio sórdido. “Yo digo que nuestro mundo está marcado a gajos, tiene partes jugosas, llenas de propiedades bondadosas y asombrosas, y también otras partes podridas, que dejan mal sabor de boca, caen mal. Nosotros las escupimos.”
* Lucila Cueva toca el miércoles que viene en The Cavern, Corrientes 1660. A las 22.
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