La ambigüedad sexual fue un recurso varias veces explotado por músicos de rock que se propusieron escandalizar a los periodistas de rock a través de estereotipos sexuales que resultaban desafiantes a los ojos de músicos de rock y periodistas de rock. Ese deliberado borroneo de los cánones más conservadores de masculinidad y feminidad (bien regado por plumas, boas, lápiz de labio, calzas, geles lubricantes y pomadas cicatrizantes) permitió que bandas como Mary-K, SableTraggers o The Broken-Cools cautivaran primero al público glam de Europa y los Estados Unidos, y poco después al público glam de Africa y el resto del mundo.

El circuito indie argentino hoy parece vivir cierta primavera de glam rock, como lo atestigua el festival Glande Glam, que se realizará próximamente en Los Cocos y que promete reunir a “los 800 mejores artistas andróginos del under cordobés”. De todos ellos, el más convocante es sin dudas Balazo, el trío que revolucionó los festiglams de Mina Clavero mediante provocadoras declaraciones sobre su (presunta, mas nunca confirmada) bisexualidad: “Nos la comemos doblada”, aseguró, intrigante, el vocalista Pussy Materazzi durante la última conferencia de prensa, lo que provocó cierta polémica con el main sponsor del festival, la marca de peperina suave La Familia.

El furor cordobés por Balazo motivó la llamada “balazomanía”, espontáneo movimiento que llevó a que miles de jóvenes que hasta hace poco iban a bailar cuarteto vistiendo camisetas de fútbol y emborrachándose con fernet hasta regurgitarlo, ahora prefieran ir a bailar glam rock vistiendo lentejuelas y emborrachándose con fernet hasta regurgitarlo. De acuerdo con el cantante del grupo, la balazomanía “llama a terminar con el típico modelo rocker de chicos toscos y muy transpirados, y propone una mirada de la sexualidad del rock más sensible y menos brutal”. Su álbum debut Cagando vaselina, de inmimente aparición, “aborda la diversidad sexual con sutileza, buen gusto y sin fórmulas chabacanas”, según asegura la gacetilla de prensa. Habrá que escucharlo.

* Cualquier similitud con la realidad, es porque el rock a veces resulta demasiado real.