Jueves, 17 de julio de 2008 | Hoy
CELULARES: ESOS NUEVOS EQUIPOS DE AUDIO
Los teléfonos móviles se han convertido en el soporte más poderoso para la reproducción de música. Las marcas y los operadores buscan no sólo esponsorizar espectáculos sino también producir contenidos “asimilables”. El consumo de música a través de celulares permite mejorar la personalización de la fruición, estudiar los consumos culturales y fortalecer el seguimiento de las conductas juveniles.
Por Federico Lisica
El Motorokr Band Warz fue una expresión cabal de la articulación entre música, tecnología celular, digitalización y marketing empresarial, ávido de lo que las neuronas y hábitos generacionales proponen. El concurso organizado por Motorola comenzó con votaciones on line, y se completó con “batallas” en vivo entre las bandas, votos vía celular, un jurado y una página web con descargas varias. Finalmente resultaron ganadores Alai, “rock pop, pero todo bien”, define Mumi su baterista y cantante. Brixton Crenchy (banda “popera pensada para el formato canción, pero de bases fuertes”) y Mamasanta (un combo con claras referencias a Los Redondos, y algunas aperturas a “Dave Mathews Band o Los Visitantes”) fueron los otros dos finalistas.
El tesoro: la grabación de un disco, 5 mil dólares en instrumentos al segundo, y teléfonos de última generación con sus temas precargados para el resto. Según los finalistas hubo recompensas inesperadas, desde tocar en “lugares y con técnicos pro”, la devolución de los jurados y poder conectarse con músicos del mismo u otro gusto. Pero hay una motivación real. “La difusión –asegura Santiago Martorana de Brixton Crenchy–, porque para bandas como las nuestras tener acceso a toda esta maquinaria es algo muy difícil.”
“¿Querés ver nuestros celulares?”, lanza Mumi –baterista y cantante de Alai– y sonríe. “La verdad es que todos nosotros tenemos otras prioridades en vez de gastar tanta guita por un celular”, aclara Ucce, bajista de la misma formación. “Pero si nos lo regalan, claro que vería qué uso le puedo dar”, formula el Tano de Mamasanta. “Vamos camino a que todos tengamos celulares, y que todos vengan con reproductores de MP3”, dice Mumi y dictamina: “Es claro, la forma determina el contenido. Y a mí se me hace difusa la línea entre una y otro. Porque es distinto si te llega en un MP3 que un CD. Es un momento raro, pero con muchas ventanas donde meterse”.
Tal vez el culpable de todo sea un alemán. A poco de que fascinara con ese aparato capaz de comunicar a las personas por más que medie mucho espacio entre ellos, desarrolló una tecnología capaz de grabar los mensajes que llegaban a los teléfonos. Finalmente, Emile Berliner hizo más por la música que por lo pergeñado por Alexander Graham Bell. Digitalización, globalización (¿qué fue el rock si no una de sus primeras demostraciones?) y marketing mediante, se le debe crédito por sembrar lo que se vive en la industria del entretenimiento. Su gramófono será una reliquia de finales del siglo XIX, su uso lateral no tanto; aunque en la actualidad lo impredecible sean datos cuantificables. Según un estudio de The Yankee Group, los nuevos consumidores prefieren los celulares para escuchar música por sobre los dispositivos tradicionales, y para ellos “la música es algo muy personal, por lo que no estarían dispuestos a ‘alquilar’ u obtener por suscripción”.
Así es como las proveedoras de servicio telefónico y las de tecnología celular idean acciones que foguean lo digital, la creatividad y la comunicación latentes, con un ojo puesto en conferirle un aura de autonomía al asunto y el otro en la Biblia de las consultoras comerciales. Mariela Arce, directora de Marketing de Nokia para el Cono Sur, lo explica: “Investigamos mucho para comprender el fenómeno, la mayoría de los estudios están basados en el uso, sobre cómo la gente se arma su propio repertorio y los comparte. El celular y la música permiten expresarme, los archivos son míos y me identifican”.
Así se llega a saber que el momento preferido para consumir música es durante los viajes en transporte. “Consumir” porque es mucho más que escuchar música, adquirir contenidos sería el nuevo lema.
Su campaña “Música Todopoderosa” explota la promesa, copando paradas de colectivos o subtes. Las facilidades musicales de los nuevos aparatos (mayor capacidad, calidad sonora, teclas y pantallas ad hoc) parecen tan significativas como la imagen envuelta en el asunto (bolas de espejos, rayos láser o el logo carnoso de Jagger y Cía.). “Es una campaña global muy trendy que busca llegar con un mensaje más real a lo que se busca con los distintos estilos musicales y que los jóvenes pueden diseñar con sus celulares”, añade Arce.
Hace algunas semanas, el NO investigó cómo el aumento de discos de vinilo podía liarse al consumo digital. Algunos de los consultados seguramente refutarían la capacidad de personalización que otorga un MP3 (junto a su buen audio y arte gráfico), aunque sería difícil para ellos refutar el poder del uso (o inercia) envuelto en la música en celulares, seguida bien de cerca por los estudios de mercado.
En tren de campañas de marketing, pocas empresas con tanta consecuencia como Personal. Realizar un festival masivo no es suficiente, ni un portal abierto con varias posibilidades estético-sonoras; la segunda edición del concurso “Mi Objeto Personal” extiende esas ramas hasta el diseño con un perfil aplicable a lo que el celular significa en la vida diaria de las personas. ¿Cuál es el icono elegido para publicitarlo? Un equipo de música.
Pero donde antes había un casete ahora hay lugar para un celular. La misma compañía que inundó de SMS por las vueltas de Soda Stereo y Los Fabulosos Cadillacs, se volvió la plataforma central de relanzamiento (con promociones, venta de contenidos y acciones en el recital del trío).
Ahora, Personal auspicia a Zeta Bosio y su Rock Road, quien por estos días está grabando la nueva temporada del programa emitido por Much Music (señal que por otra parte acaba de estrenar Personal Mania Music, espacio dedicado a nuevas tendencias musicales). “Creo que un celular ya no es símbolo de nada –señala Zeta–. Es más una extensión para consumir e informarse. Hay un hábito de uso preponderante y sería muy necio ignorarlo o ponérsele en contra. Digamos que no es privativo de una elite, cruza todas las clases sociales. Y ya no es más un teléfono; es agenda, es despertador, es tu amigo. En mi caso, el uso del Wap (aplicaciones en el celular como Internet) es importante; cuando estoy haciendo el programa y necesito alguna data biográfica de una banda, la busco ahí.”
Para el hombre que comenzó su camino artístico en época de vinilos, y junto a Soda produjo el primer CD de rock en la Argentina, la adaptación es una cuestión prioritaria. “Hoy la música ha recuperado mucha libertad. Se puede trabajar de distintas formas, fabricar música y venderla, con los nuevos medios de comunicación como las telefonías e Internet, que es cierto, les roban gente a las discográficas. Aunque éstas no van a desaparecer porque tienen artillería muy pesada. En fin, hay que habituarse a los nuevos hábitos de consumo en vez de rasgarse las vestiduras. Estamos en 2000 y en una década que reedita y revisa todo lo que fueron las movidas fuertes del pasado, pero con nuevas plataformas.”
“Para tener una banda no necesitás discos, necesitás gente delante tuyo mientras tocás.” La fórmula que manifiesta Zeta Bosio viene a explicitar la cuestión del cambio de envoltorio musical. “A las bandas no tan nuevas les cuesta mucho meterse, pero a las que sí lo son este contexto les viene bárbaro, tienen el mecanismo como lenguaje habitual y cotidiano.” Los finalistas del concurso de Motorola: “Creo que estamos volviendo a la época de los singles y el MP3 es lo más claro en esa dirección. No es ni peor ni menos válido, está yendo para allá”, analiza Martorana de Brixton Crenchy. “Siempre la escucha estuvo condicionada por el formato. El vinilo, el walkman, los celulares. Todos tienen su sonido, su lógica y su textura con el usuario. Es verdad que la tecnología y la información apuntan a la vuelta del single, pero no sería bueno que lo que conviene industrialmente condicione totalmente las posibilidades de escucha. Es muy difícil, pero no imposible”, aporta Mumi de Alai.
Por su parte, Mamasanta ideó una acción novedosa: distribuyeron su EP de forma gratuita en recitales. Lo llamaron E-ROM. En el medio de los shows, se lo podía descargar en cualquier reproductor de MP3, incluso celulares, Pendrive o iPod, que incluía además una interfaz interactiva para contenidos en la web de la banda. “Yo no diría que nuestra banda es un producto –asegura Martorana–, pero la música lo es. Y que lo sea no tiene por qué ser leído de forma negativa.” Ucce de Alai declara: “La forma más productiva y divertida que encontramos nosotros es abarcar la música desde todos los ángulos, sonido, imagen, puesta en escena”. Y Mumi cierra con una pregunta clave: “Y si nos ponemos profundos, ¿para qué hacemos música?”.
Según un estudio reciente de The Yankee Group, consultora estadounidense de tecnología, dos hechos fundamentales están guiando el destino de la industria musical: la digitalización y las transacciones directas al consumidor. Aseguran que en el corto plazo, la distribución de música digital liderará el mercado, con el 52 por ciento de las ganancias de la industria. Estas son sus principales recomendaciones para la industria:
Abandonar el DRM (manejo de derechos digitales), y adoptar el sistema de “marcar” o “firmar” una canción.
Potenciar la acción de los consumidores para que se conviertan ellos mismos en canales legítimos de distribución de música.
Para las compañías telefónicas es mejor impulsar el uso del PCs como canales de distribución de música, en vez de los celulares, ya que “la compu” lidera las descargas de música tradicionales.
Con su “Bubble Glam” hicieron las mieles y delicias de la comarca indie pop con una estética juguetona y sonidos pastiche; ahora Nerdkids está terminando su tercer trabajo, Generación Pulgar, el súmmum de una música que en vez de los oídos pasa por los dedos. Según cuenta Mister Mön, el cantante: “Generación Pulgar expresa en dos palabras un momento cultural, donde la comunicación está mediada principalmente por la tecnología. Es más probable mensajearse o chatear con alguien que hablar personalmente, bajarse un MP3 que comprar un disco, mirar videos en YouTube a hacerlo por tele”. Para Mister Mön, sin embargo, la generación no es sólo una cuestión de edad sino un momento especial. Dentro del disco, que estará pronto en la calle, algunos temas se llaman Vengo del futuro, Eztreshita, Tu ringtone, Droga americana y Yo Tube 1hit, que será primer corte.
Según Mister Mön, “la vehemencia del uso tecnológico es causa y consecuencia de la hiperinformación global posmoderna y provoca todo tipo de efecto en las personas. En Generación Pulgar observamos los negativos, los positivos también, y nos damos la libertad de hacer sugerencias a la gente. En el caso de los celulares, decimos que podrían ser utilizados como instrumento de aprendizaje y creación. Hoy el mundo está conectado a Wikipedia u otra fuente de información, y no sólo eso: todos somos potenciales fotógrafos o cineastas. En una canción hablamos del celular como objeto de status e identidad social, y proponemos un uso solidario del mismo”.
–El uso del celular no transforma a la música en nada. Lo que sí transforma es su comercialización, lo suficiente como para provocar otro tipo de escenario de exclusión, o inclusión de la obra en el circuito de las discográficas. Los celulares vienen con MP3, por lo que la música va a estar siempre al alcance de la mano. Será nuestro pulgar el que ejecute la reproducción de archivos, y su orden.
–El disco es el envase oficial del contenido que debe ser gratis. El formato será el que la tecnología nos proponga para duplicar estos envases originales, económicamente accesibles para el público. Hoy el CD sólo puede ser pensado como parte del merchandising del grupo. Pensamos el disco como algo más que una suma de archivos, el disco tiene que seguir siendo un hecho artístico más allá de la tecnología con la que lo reproducís. Para la concepción de la obra pensamos la forma de CD. Para su difusión y exposición, el soporte es Internet.
Los dispositivos lanzados en la actualidad por las diversas marcas ofrecen por lejos más de 10 horas de reproducción de música. Cuentan con memorias de varios gigabytes que permiten almacenar más de mil canciones. Con una tarjeta opcional de memoria el número puede ascender a las 4 mil. Poseen teclas dedicadas a las canciones y ecualizadores en tiempo real para poder controlar la “imagen del sonido” durante la reproducción de música. La nueva búsqueda es mejorar la calidad sonora.
Un video en el que unos pibes hacían pochoclo con el uso de sus celulares (gracias a las ondas despedidas por el aparato) se convirtió en hit de visitas de YouTube. Resultó ser una farsa. Habrá que preguntarse cuántos acercaron su teléfono a la televisión para bajarse Pijamas, el adelanto de Mucho, como prometía el spot. Lo cierto, como se sabe, es que los Babasónicos se convirtieron en la primera banda latinoamericana en disponer su álbum a la venta a través de teléfonos antes que en el formato físico tradicional. Alcanzaron el disco (¿o celular?) de oro por las 20 mil copias de la edición especial de Motorola (quienes además lanzaron la plataforma interactiva www.rokrmusic.com). Vía Personal podía descargarse el disco y en ambos casos se promocionaban contenidos originales. Junto a la acción desplegada por Universal, hubo tres compañías, y toda su arquitectura, en función de un acontecimiento del que sobradamente se habló de “vanguardia” y “música” casi como sinónimos, pero relativamente poco de lo que implica en términos de hábito cultural. Adrián Dárgelos señaló que su banda comenzó en el fin de una era con los vinilos, el comienzo de otra con los CDs, y que ahora se está trascendiendo a un tercer estado. Uno que será cualquier cosa menos pochoclo.
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