Jue 17.07.2008
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CRISTIAN ALDANA Y LEONARDO DE CECCO, EN LA PREVIA DEL RESISTANCE TOUR

“El rock argentino debería ser una industria de exportación”

El Otro Yo, Attaque 77, Boom Boom Kid y Bulldog levantan las banderas de la igualdad de géneros, la no discriminación, la amplitud de pensamiento y las libertades individuales y sociales. Un cartel con historias cruzadas.

› Por Daniel Jimenez

Mientras esperamos a Cristian Aldana, Leonardo De Cecco, baterista de Attaque 77, despunta el vicio jugando al Winning Eleven. O al menos intenta formar un equipo decente, analizando hasta los muchachos del banco de suplentes. “¿El Manchester es un caño, no?”, pregunta mientras mete mano con cara de preocupación en la alineación titular de los rojos de Ferguson. “Buenas, vengo medio apurado porque me tengo que ir a ensayar.” La puntualidad del cantante de El Otro Yo le corta las piernas y Leo deja caer el joystick.

Ambas bandas, junto a Boom Boom Kid –ausente por gripe violenta– y Bulldog –ausentes por cuestiones personales–, serán los números salientes de este evento que el domingo transformará la ciudad de las diagonales en una hardcore punkie party desprejuiciada.

Foto: Cecilia Salas

Cristian y Leo se conocen bien y se admiran mutuamente. Hace ya veinte años que vienen batallando la escena nacional bajo diferentes banderas, pero atravesados por un núcleo invisible construido sobre kilómetros de asfalto. Attaque 77 irrumpió con fuerza a comienzos de los ‘90 como la bofetada que el punk pedía a gritos desde la aparición de Los Violadores, en los oscuros y rígidos ‘80. Luego de cargar un tiempo la pesada mochila que supuso –muy a su pesar– el ultra hit Hacelo por mí, el grupo de Pertusi y compañía pareció recibir el golpe y direccionar la energía hacia adentro. Aprendió a crecer en público, se cuidó de la exposición y cimentó una carrera sólida y sin estridencias, afilando el lápiz de la crítica social y abrazando la causa obrera, como la lucha de los ceramistas de Zanon en Neuquén o la resistencia de los trabajadores del Hotel Bauen, a metros del Congreso. Sí, incómodos. Para Sobisch y para las locutoras de FM que imaginan en el “Rosariazo” un reencuentro de Baglietto y Páez en el Monumento a la Bandera.

Desde su universo alternativo y sureño, El Otro Yo pasó casi las últimas dos décadas arriba de un micro, haciendo famosas sus “giras interminables” y escupiendo rabia desde su salvaje espíritu adolescente y sin complejos, que aún logra convertir un show en una posibilidad casi tangible de descarga eléctrica y emocional. Sí, incómodos. Porque aún te chillan en la oreja y descreen que el rock sea una estampa estúpida de sumisión. A pocas horas de este festival que los juntará por primera vez con Boom Boom Kid y Bulldog, Cristian Aldana y Leo De Cecco abren algunas puertas que permanecían cerradas y miran hacia adelante. Aunque no todas las puertas escondan una sonrisa.

–¿Qué los impulsó a participar de este festival?

Cristian: –Yo los quiero mucho a los chicos y me gusta Attaque. Era una buena oportunidad, después de un montón de tiempo, de volver a compartir escenario. Con Bulldog habíamos tocado una vez y con Boom Boom Kid nunca habíamos hecho nada. Es un grupo muy fuera de todo, en su camino, y está buenísimo que lo hayan llamado a participar del festival. Es un toque importante para el show que esté Boom Boom Kid.

Leo: –A nosotros nos pareció lo mismo. Con El Otro Yo hemos tocado en el ‘97 y hemos compartido algún que otro show en Chile; con Bulldog tocamos muy seguido y con Boom Boom va a ser la primera vez. Antes habíamos tocado con Nekro, pero lo habíamos hecho en un festival en Mendoza ese mismo año, cuando él estaba con Fun People. ¿Ustedes no tocaron también en ese festival?

Cristian: –Sí, me acuerdo de ese show. Fue en el ‘95 o noventa y...

–¿Cómo era tocar en los ‘90?

Leo: –Y, era distinto.

Cristian: –Había más salvajismo.

Leo: –Era todo un poco más amateur, al menos en los festivales. Ahora es todo un poco más pro con respecto a escenario, sonido, luces, producción. Hay un cambio notable.

–¿Salvajismo que se reflejaba en la música?

Cristian: –Con salvajismo me refiero a cómo ha crecido y cómo ha evolucionado la gente con respecto a lo que es un show de música. Tal vez en esa época yo lo vivía todo como más salvaje. El público era más salvaje, todo era diferente. Ahora es como más...

Leo: –Es distinto, es distinto.

Cristian: –Creo que la gente maduró un poco en lo que tiene que ver con ir a un recital. Antes había violencia en la puerta de los recitales.

Leo: –Ahora hay una cultura de ir a shows y antes era como que esa cultura recién se estaba dando. Y ni siquiera podías pensar en tener un show y al mismo tiempo stands, ferias, circuito de skates. No, papá, antes eso no existía. Y ahora se está dando. Y pasa con este festival, donde no sólo hay otras bandas sino que hay venta de discos, ferias.

–¿Vivieron situaciones de violencia en los ‘90?

Cristian: –Yo me acuerdo de un show en Mendoza, en un bar para trescientas personas, donde en la puerta había una barricada fuera de control con gente queriendo tirar el lugar abajo para entrar. Era una época en que... je je je.

Leo: –Se rockeaba (risas).

Cristian: –Era más violenta la cosa. Ahora se maduró mucho. Yo vi recitales de Attaque o de Todos Tus Muertos de esa época que... mamma mía.

–Hoy un festival puede tener en la misma grilla a Carajo, Kapanga y Almafuerte. ¿Eso podría haberse dado diez años atrás?

Leo: –No, no, no. Era imposible. ¿Te acordás de lo que pasó en el recital de La Falda en el ‘87? Y no tocaban grupos de los estilos que me estás diciendo. Se armó un bolonqui bárbaro y lo más jodido era Lebon (risas). Me parece que la gente se acostumbró a ir a recitales y a dejar de rivalizar entre bandas, que fue muy de los ‘90. Creo que los festivales, sin importar el nombre o la envergadura, permitieron que la gente pueda ver bandas de otros estilos y estar en paz y armonía, o por lo menos tranquila.

–Uno de los temas de discusión en la década pasada fue el llamado “rock barrial” o “rock chabón”. ¿Por qué Attaque, con su mensaje popular y directo, nunca fue incluido en esa escena?

Leo: –Nosotros estábamos en el medio. Vimos el comienzo de la futbolización, pero nunca estuvimos dentro de esa movida.

Cristian: –Es medio loco y sé que no tiene nada que ver pero, sin querer lo digo, Attaque fue el primer grupo de rock que hizo una canción popular de fútbol.

Leo: –Sí, que fue Sola en la cancha.

Cristian: –Claro. Y fue re grosso en ese momento.

Leo: –Eso fue en el ‘87 o en el ‘88, y ni se pensaba en la futbolización. Al menos la gente aún no tenía ese papel tan preponderante en un espectáculo de rock.

Cristian: –Ustedes lo hicieron más por fans...

Leo: –Y por contar la situación de una chica que va a una cancha de fútbol.

–Pero, aun utilizando un himno del fútbol, Attaque 77 no fue cara visible de esa movida. ¿Por qué?

Leo: –No sé. Y nosotros tomamos el canto de una hinchada de fútbol... y de la hinchada de Boca, nada menos.

Cristian: –Pero es verdad, nunca tuvieron un público de fútbol.

Leo: –Sí, eso es cierto. Pero hemos hecho un disco en vivo con las banderas de la gente que se llamó Trapos, y después usamos las banderas en la escenografía, pero no llegamos a mucho más.

–¿La gente dejó de ir a ver un concierto de rock para asistir a un espectáculo?

Leo: –Sí, tal cual. Yo creo que la gente va a ver un espectáculo.

Cristian: –Mirá, yo tengo entendido que por este show hay muchos chicos que están contentos. Algunos que me crucé en la calle, me dicen: “Che, qué bueno el show de La Plata; Attaque, Boom Boom Kid, El Otro Yo, Bulldog, buenísimo”. Es como que les parece un cartel diferente. Y es un festival fuera de lo común. Seguro que varios deben haber querido juntar a estos grupos y no pudieron.

–Tanto ustedes como Boom Boom Kid y, un poco más atrás, Bulldog, levantan la bandera de la igualdad de géneros, la no discriminación, la amplitud de pensamiento y las libertades individuales. ¿Es una casualidad que se hayan juntado en este festival?

Leo: –¿Sabés que yo no lo había notado? Es muy interesante lo que decís, realmente es interesante, porque está dentro de un contexto donde hay una crítica a una situación social en la cual vivimos, sin perder la mirada artística y sin dejar de tener una propuesta estética. No lo había visto como vos lo ves, pero es piola, eh... mirá qué interesante. Porque es otra historia, desde lo musical a la lírica.

–Cristian recién citaba a un pibe que decía: “Tocan El Otro Yo, Attaque”. ¿Sienten que están marcando una parte de la historia del rock argentino?

Leo: –Nosotros hemos hecho un camino y ellos nos han acompañado. Mirá Nekro, con una trayectoria de más de veinte años en este palo. Indudablemente que te sentís bien y que la trayectoria está. Uno nunca se pone a pensar en el ego sino que decís: “Puta... cuánto camino recorrido”.

Cristian: –Vos pensá que Attaque es un grupo que estuvo en Invasión ‘88. Fueron de los primeros de esta movida y en ese año nosotros estábamos recién grabando el primer demo. ¿Eso fue en el ‘88, no?

Leo: –Sí, señor. Invasión ‘88. Después grabamos el primer disco, Dulce Navidad.

Cristian: –Es re importante que ellos sigan tocando. Para nosotros es un buen ejemplo de una banda que se la banca a full. Y han pasado años de movidas, eh...

Leo: –Y momentos.

Cristian: –Nosotros vamos tal vez por el mismo lugar con un estilo que nos diferencia y que al mismo tiempo nos une. Por eso está bueno el festival; las diferencias, unen.

–¿Qué cambió en el rock después de Cromañón?

Leo: –A mí me parece que lo que cambió, para mal, es que se acabó con el movimiento under. Y Buenos Aires tenía una cantera de grupos nuevos y de lugares que ya no están más. La gente tiene más conciencia ahora de las cosas, pero lamentablemente hubo que llegar a esto para que nos diéramos cuenta de que hay cosas que no van, como tirar una bengala en un lugar cerrado. Pero hoy, por ejemplo, vas a tocar a cualquier bar y te piden material ignífugo, cosa que antes ni en pedo.

Cristian: –Se salió a atacar a la actividad musical, básicamente. Porque si hay un bar habilitado para cincuenta personas, vos podés poner un tipo que recite poesía o que cuente cuentos. Pero si agarrás una criolla y te ponés a tocar, necesitás una habilitación especial, como si el instrumento cambiara las condiciones de seguridad. Se atacó a la actividad musical y eso afectó al underground y es una pena, porque la Argentina es un país con mucha gente talentosa, pero esa gente necesita lugares para mostrarse.

Leo: –Es paradójico, pero aparece una grabación de Chabán –antes que pase lo que pasó– diciendo: “Loco, nos vamos a prender fuego”. Tuvo un momento de conciencia, qué sé yo. Creo que lo tenía. Nosotros siempre le decíamos a Chabán que cambie los baños en Cemento y situaciones así; el rock salió de antros toda la vida.

Cristian: –Pero debería ser muy fácil poder tocar en un antro. No puede ser tan difícil.

–¿Es ilógico pensar que el rock puede ser redituable, en su medida, para cualquier artista en la Argentina?

Cristian: –Mirá, si vos tenés un lugar para que toquen bandas, tenés que ofrecer el sonido y las luces como parte de la estructura del lugar, como ponés la máquina de café. Si no les podés pagar a los músicos, por lo menos que esté buena la estructura y que no sea un gasto para vos. Si no, los músicos se terminan frustrando, porque terminan pensando que...

Leo: –... tienen que pagar para actuar.

Cristian: –Exacto. Eso es algo totalmente fuera de lugar. La gente que se encarga de la cultura de este país nunca se puso a pensar qué lugar ocupa la música en una sociedad como ésta.

Leo: –Se tiene que cambiar esa mentalidad que dice: “¿Vos de qué trabajás?”. Soy músico. “Sí, pero, ¿de qué trabajás?” Porque el músico desde el primer momento está pagando: una sala de ensayo, un flete, instrumentos; entonces no puede pagar para tocar también. Es un delirio. Tiene que cambiar esa mentalidad. El músico invierte mucho tiempo, que vale, como el tiempo de cualquiera que se dedica a otra actividad.

Cristian: –Me parece que las normas que armen para los lugares tienen que ser pensadas desde ahí. “¿Para quién son los lugares para tocar? Para alguien que quiere ejercer una carrera profesional.” Por eso es necesario que te den la posibilidad de poder vivir de la música.

Leo: –Entonces volvemos a la vieja frase: “El tiempo es dinero”. Sí, pero es dinero para todos, no para el que invierte en estudiar otra cosa. El tiempo vale para todos.

–¿Existe desde la política una actitud de desinterés hacia la actividad cultural?

Leo: –Sí, total y absoluta.

Cristian: –Es necesario que la gente que dirige la cultura piense qué lugar ocupa la música en una sociedad como ésta, donde cada día es más importante. Porque el rock nacional ya es parte de la cultura popular y es necesario que tenga el lugar que corresponde. No se exportan solamente productos del campo sino que se puede exportar música. Mirá Suecia: su segundo producto de exportación es la música. No somos solamente “los músicos que entretienen”. El rock argentino debería ser una industria de exportación. Puede ser una posibilidad que hasta le haga bien al país; mostrar en otros lugares lo que pasa en la Argentina.

Leo: –¿Vos hablás de penetración cultural?

Cristian: –Bueno, si querés plantearlo como una penetración ya es otro tema... (risas).

–¿Por qué llegaron hasta acá?

Leo: –Attaque llegó porque creemos en lo que hacemos y realmente nos gusta lo que hacemos. Tenemos mucha energía y mucha música todavía. Fundamentalmente, rock. Por eso llegamos hasta acá. Y poder tocar con Boom Boom Kid, Bulldog y El Otro Yo es también lo que a nosotros nos gusta.

Cristian: –Tiene que ver con el amor a la música, la pasión del rock, la vocación elegida. Es difícil ser músico en la Argentina, hay que ser bastante valiente. Siempre me viene esa sensación de encontrarte a tocar con tus amigos y sacar canciones. Esa idea es la que sigue moviendo todo. Y después, bueno... hay otros condimentos. Pero el motivo por el que armaste un grupo tiene que estar latente, si no, algo anda mal.

–En estos veinte años, ¿cuánto hubo de trabajo y cuánto de diversión?

Leo y Cristian: –Cincuenta y cincuenta (risas).

* El Otro Yo, Attaque 77, Bulldog y Boom Boom Kid se presentarán el sábado 19 de julio en el Complejo Milenio en la Ciudad de La Plata (511, entre 13 y 14). Será la segunda edición del festival Resistance Tour. Un proyecto itinerante y multicultural donde la música, el arte y la recreación conviven en armonía, que se inspira en el célebre Warped Tour que todos los años se realiza por Estados Unidos y que, además de conciertos, posee una variada oferta de stands independientes, venta de discos, aerografías, DJs, telas, circuitos de skates y otras atracciones.

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