LA NUEVE REALIDAD DE O’CONNOR
“Ya llegué”
El ex cantante de Hermética y Malón se despachó con una versión de “Eleanor Rigby” en su último disco, en una jugada propia de quién ha recorrido un largo camino. Sobre Dolorización y la inevitable relación con la crisis, no se anda con vueltas: “Esto es un genocidio basado en el sufrimiento económico”.
› Por Cristian Vitale
“Sobre la pampa se escucha sonar el clarín/ brinca/ caballo insaciable se vuelve a desbocar/ fracasada, mente, imbécil/ vas dejando hambre y miseria/ mi generación perdida en la oscuridad/ gente que se siente sola en el corral....”
“Dolorización” es, además del nombre del tercer disco de O’Connor, la canción que porta esta letra. Podría pensarse que hay una intención política; un juego de palabras que deriva en el dolor social provocado por una potencial dolarización del país en manos ex presidente, ahora candidato del establishment... Pero no es tan blanco ni tan negro. Claudio O’Connor plantea un gris: “si bien asocio al dólar con el dolor, podría haberlo llamado también inquisición. No en una visión tan partido Obrero; más bien está expresada desde el alma. Estamos asistiendo a un genocidio basado en el sufrimiento económico, pero también en cuestiones que van más allá de eso.”
No hay sorpresa en el tono de denuncia social en las letras de Dolorización. La historia del heavy metal argentino es, también, parte de un archivo sobre malestar social y económico de los sectores bajos de la sociedad con su correlato en la música, dura por naturaleza. Sorprende entonces el nuevo material que presenta la banda: la esencia sabbathiana es la misma de siempre y no demandaría esfuerzo alguno relacionarlo con “primos” como Nativo o Almafuerte. Pero hay un sabor distinto en el tratamiento de las melodías –chequear “Vida Perra” o “Solo es un juego”– y más: ¡O’Connor versiona “Eleonor Rigby”, de Los Beatles! Explica el versionador: “Soy fan de ellos desde muy chico y mis compañeros también. Fue un gusto que nos quisimos dar. Es bueno que en alguno de tus discos figure la dupla Lennon-McCartney, sobre todo si tu pasado te conecta a eso. Lo tomamos también como un homenaje a George Harrison, cuya muerte nos pegó a todos.”
–¿La tocaron en vivo?
–Aún no.
–¿Cómo imaginás la reacción
de tus seguidores cuando
lo presenten?
–Pienso que bien. Escuché comentarios de cierto público que ya tiene el disco y le parece bárbaro. A mi hijo (de 20 años) le cabe más nuestra versión que la original.
–¿La tendencia a hacer versiones distantes del género puede
ir en aumento o fue un gusto
circunstancial?
–No es mi política. Tenemos dos covers, éste y uno de Black Sabbath en el primer disco (“Hay un Lugar”). Quizá sean los últimos o quizá nos despachemos con un disco de remakes. Va asociado a estados del alma. Además, la versión tiene que ofrecerme una coherencia de pensamiento e identidad para que me anime.
–¿Es para mostrarse pluralistas
ante tanta tribu?
–Sí. Pienso que la gente tiene que ser más tolerante y tratar de no encerrarse en el corral, porque si te encierran la guita en el corral está todo mal, pero a veces nos encerramos en nuestro propio corral y nos perdemos de compartir, de crear un montón de cosas nuevas con gente que, a lo mejor, no tiene los mismos gustos pero sí una mente abierta.
–¿Es cierto que tenés
planeado reintegrarte a Malón?
–Para nada. Es una versión que me hastía. Mi futuro está en O’Connor. Luché mucho para llegar adonde estoy. Ya llegué al nivel que quería. De ahora en más puedo mejorar o empeorar las cosas, pero ya estoy conforme.