ENTREVISTA A TARJA TURUNEN, EX NIGHTWISH
La ex cantante de la banda finlandesa más exitosa de todos los tiempos se muestra como una simple mortal más cuando habla de su primer trabajo solista, Winter Storm. Esta mujer casada con un argentino (y convertida en hincha de San Lorenzo) tocará el 6 de septiembre, en Obras. Lleven abrigo.
› Por Federico Lisica
Una típica tarde de invierno con cielo plomizo y viento insistente. La llegada de la temporada más fría del año algo tardía tomó por sorpresa a los porteños y la mayoría andan desabrigados. Tal vez no tenga nada que ver con la meteorología. Desde uno de los edificios más altos en Barrancas de Belgrano, Tarja Turunen mira con sus ojos celestísimos por una ventana que da al Río de la Plata, enfundada en un traje oscuro de corte medieval, como rigiendo todo el cuadro. La ex cantante de la banda finlandesa más exitosa de todos los tiempos se refriega las manos, sonríe, y se muestra como una simple mortal más: “Yo también tengo frío. En Finlandia podemos tener muchos grados bajo cero, pero acá la humedad es increíble. Allá es fácil. Te tapás bien salvo los ojos y te cubrís. Acá no, el frío se te pega en el cuerpo y no podés hacer nada”.
A su lado Marcelo Cabulli, dueño del sello Nems Enterprises, esposo y manager de Tarja, parece cuidarla en silencio, sin despegar los ojos de su laptop. El 6 de septiembre presentará en el estadio Obras su primer disco tras de su abrupta partida de Nightwish. Es que en el rock, la salida gentil de un cantante de su grupo es una materia pendiente. Tan sólo un día después del último concierto de la gira Once Upon a Tour en 2005, Tarja fue expulsada en una carta pública escrita por Tuomas Holopainen, cabeza del proyecto. Adujo los intereses de la cantante más allá de Nightwish. La reina del heavy metal sinfónico quiere dejar en claro que ahora es ella quien hace las reglas.
—Tu disco se llama My Winter Storm; el primer tema, I Walk Alone. ¿Hay algún tipo de declaración particular?
—La verdad es que no hay tal mensaje o concepto por detrás. Cuando estoy componiendo, como estoy haciendo ahora para mi segunda placa, no quiero que la gente piense de una única forma. Si hablo de un oasis no me refiero a un lugar en el Sahara. Hay un significado más poético del que cualquiera puede extraer algo. I Walk Alone fue una canción que me acercaron unos compositores suecos, lo primero que me atrajo fue su melodía y el ritmo, ambos tenían una connotación con mi historia. Aunque la letra se refiere a otra cosa: mis fans. Ellos son como una tormenta. Mi tormenta de invierno. Algo muy fuerte, y hermoso... a veces atemorizante. Son los que me mantienen despierta para que nunca me vaya. Y nunca me abandonaron. En los buenos y malos momentos. Así que tengo una enorme gratitud para con ellos.
—En el booklet de My Winter Storm hay fotos tuyas encarnando diferentes personajes: “el chico muerto”, “el cisne”, “la muñeca”. ¿Qué representan?
—Me figuré cada uno de ellos a partir de las canciones del álbum. Leía las letras, las cantaba, y pasó por mi cabeza algo muy extraño, un poco freaky. Empecé a ver todos estos personajes como parte de una historia que me servía para entender el disco. En realidad no querría estar comprometido con ninguno de ellos, ni hay una ilación entre las canciones. Tienen que ver con mis inspiraciones, el amor por las películas, las ilusiones, los sueños y la realidad.
—¿Qué tipo de films son los que te inspiran?
–Todas las trilogías. Las de acción y las fantásticas. La última de Batman es sorprendente. El señor de los anillos. Todas las películas que te regalan algo bello, épico, con paisajes cambiantes. Adoro esa forma poética de escape.
Y la estética que menciona la soprano se amolda bien a lo que propone en su primera producción solista, pese a que en 2006 lanzó Henkäys Ikuisuudesta, un disco de canciones navideñas cuando aún estaba en Nightwish. Desde su portada, Turunen surge vestida como una reina de los elfos, cruzando un bosque teñido de blanco sin que la tempestad la altere. En cuanto a lo musical, la propuesta es la de una sinfonía, con una presencia importante de quiebres sonoros que van de la calma de las cuerdas y el piano, al ímpetu de guitarras bien distorsionadas, siempre limpias y tocadas con una técnica prodigiosa.
–¿Cómo fue contar con ese supergrupo del rock pesado para tu disco?
–Todos son músicos muy talentosos. El background de Doug Wimbish (bajista de Living Colour) y sus influencias son perfectas para lo que necesitaba. Gente con una mente abierta, porque éste en realidad no es un álbum de heavy metal, tiene elementos del género, pero no es “heavy”, ni “power”. Quería un sonido abierto, como un paisaje épico, hay mucha presencia de baladas, casi como si hubiera sido compuesto para un film, o para varios films de cuatro minutos de duración.
–¿Pero sentís que hay una conexión con tu pasado en Nightwish?
–Claro que sí.
–En el disco hay un solo cover: Poison, de Alice Cooper. ¿Por qué esa canción?
–Un día la pasaron por la radio en Finlandia como cinco veces seguidas, me acordé de ella y quise apropiármela. En el estudio nadie quería hacerla, les parecía una porquería. Tuve que presionarlos un montón, hasta que entendieron que era lo que quería hacer con el cello, y los ambientes. Entendieron que buscaba algo personal, lo mejor cuando hacés un cover.
–Dentro del rock, en general, se considera a la técnica una barrera para llegar a la emoción. Todos los músicos que te acompañan son reconocidos por su virtuosismo, vos tenés una escuela clásica en lo interpretativo. ¿La técnica es un camino para llegar a la pasión?
–Me llevó años encontrar mi propia voz y sentirme cómoda con ella. Es un instrumento que siempre llevo conmigo, y el mejoramiento provino de la práctica, pero también de la seguridad que me daban esas técnicas. Me dieron libertad para interpretar, para cantar, para sentir, amar y odiar. La música es emoción, y la verdad es que no me llevo bien con los guitar hero y todo su show (Taraja imita un solo veloz y cambiante por varios segundos), dos notas te pueden decir mucho más que eso. Sobre todo, tiene que haber honestidad y una humildad que vienen antes de la misma música. Y la verdad es que hago música por mi propio placer y por el de nadie más.
–¿Cómo encaraste tus shows en solitario?
–Estuve en dos tours, y fue genial ver viejos fans allí. Pero por otro lado había gente muy nueva. Era increíble ver esas diferencias de edad, chicos muy jóvenes, y gente muy grande. Ya no estaba esa franja tan marcada. Y sí, necesitaba representar el cuadro que imaginé para este álbum. Es como todo un paquete que va de lo bombástico a lo tranquilo. Ahora me puedo sentar sola en un piano y estar verdaderamente cerca de la gente. Porque éste es mi tiempo. La atención está en mí, y a la vez es mi propia creación. ¡Y maldita sea...! Tengo tantas ganas de tocar acá, porque lo último fue en Nightwish y algunos conciertos clásicos, y los shows en Buenos Aires siempre fueron tremendos. Ver saltar a miles de cabezas constantemente es algo que no ves en Europa. Además van a venir todos, Doug Wimbish, Kiko Loureiro de Angra, Max Lilja de Apocalyptica y Mike Terrana, quien tocó con Yngwie Malmsteen y Gamma Ray. Además hay una tecladista y está bueno que haya otra chica en el escenario.
–Ese mundo fantástico, las temáticas que proponés en el álbum y en vivo, ¿son una forma de sentirte más cerca de tu hogar en Finlandia?
–Puede ser; pero, para serte honesta, con tantos viajes, siento que mi hogar está acá. Finlandia es mi familia y mis raíces, pero hoy por hoy me siento más cosmopolita que antes. Lo épico y los sueños tienen que ver con la melancolía que habita en mí; y ahí sí tiene que ver mi cultura. Soy feliz, pero me gusta cantar sobre historias tristes. Lo oscuro, el no ver la luz, la tranquilidad, son muy finlandesas. Allá por las noches no podés escuchar nada, ni un pájaro; y no estoy hablando del campo, es igual en las ciudades. Está bien por un momento, pero después quiero salir y conocer más cosas.
–¿Y de qué forma te argentinizaste?
–Aprendí que todo puede discutirse y no tener que aceptarlo de una. En Finlandia tendemos a aceptar las cosas que no nos gustan. Mmmm, está bien, aunque algo no nos guste. Ahora me tengo que cuidar un poco cuando voy allá y no decir: “¡Mierda, esto no está bien!”. De acá me gusta el mar, y la gente, tantos inmigrantes fue como un shock. Pero lo que realmente extraño de Buenos Aires cuando estoy viajando es la sensación de libertad. En otros lados, cuando camino por la calle, cuchichean a mi alrededor; acá directamente me gritan: “¡Eh, Tarja!”. Pero siempre de una forma amigable.
–Para el periodismo es una suerte de lugar común asociar la música nórdica a una sola cosa. Pero hay cierta búsqueda, tal vez en lo temático o espiritual, desde el heavy metal, o en bandas como Sigur Ros, el mismo José González desde el folk.
–Mi música vive conmigo. Para un artista se trata de ver lo que sucede alrededor, el mundo que va cambiando, la gente que conocés. Tal vez, tenga que ver con una suerte de búsqueda fantástica que nunca hay que olvidar.
–En una entrevista con el NO, cuando aún estabas en Nightwish, dijiste que te imaginabas a los 40 años siendo cantante de esa banda. ¿Cómo te imaginás ahora el futuro?
–Bueno, como sabrás, ya no estoy en Nightwish (sonríe algo maliciosa). Muchas cosas pasaron en muy poco tiempo. Algunas las esperaba y otras no. Pero la vida tiene eso, lo inestable, los cambios. Lo que más espero es tener salud como para seguir adelante. No me importa el suceso sino el éxito personal, haciendo mi arte y siendo feliz con él.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux