LA BANDA QUE NUNCA VAS A ESCUCHAR
› Por Javier Aguirre
“Todos los rockeros del mundo, desde Bono hasta la loca bigotuda que hace de Freddie Mercury en la banda tributo a Queen, están en una lista negra.” La acusación es susurrada al NO por el Señor X, cantante de Masones Paranoicos, la banda stone que está convencida de la existencia de una conspiración universal antirrockera. “El FBI, la SIDE, el Mossad, la CIA, el MI5, la Interpol, la mano de obra desocupada de la KGB y el programa de TV Policías en acción están complotados para destruir al rock”, añaden sus compañeros de banda, escudados en anteojos negros y capuchas, mientras echan fugaces miradas a los monitores del circuito cerrado de seguridad instalado en su sala de ensayo. El clima de paranoia interna de la banda acaso resulta exacerbado por el hecho de que todos sus integrantes llevan sesenta días de corrido sin dormir, aunque la vigilia no obedece a excesos químicos, ni a experimentación psíquico-creativa, sino al temor “a ser sorprendidos por el enemigo” durante el descanso. Aunque casi no salen a la calle y sus recitales son anunciados sorpresivamente mediante un estricto boca a boca (lo que suele reducir su media de convocatoria a ellos mismos, su sonidista, su manager, sus groupies y un puñado de espías bien informados), los Masones Paranoicos constituyen una suerte de Expedientes X del rock, y ven conspiraciones en todos lados: “Los lobbies de sponsors y megafestivales, el auge de los solistas pop, la campaña de desprestigio contra Bebe Contepomi, las presiones sindicales de los plomos, los precios carísimos de las jeringas; todo constituye una confabulación armada para corroer las entrañas del rock”, aseguran. Y dicen tener pruebas, ya que a los legendarios rumores de que John Lennon y Bob Marley fueron en verdad asesinados por organismos de inteligencia debido a sus opiniones políticas, los Masones suman más inquietantes sospechas: “Los de Jimi Hendrix y Jim Morrison también fueron asesinatos, ambos con el mismo modus operandi; les llenaron la boca de vómito ajeno para asquearlos, ahogarlos y silenciarlos para siempre”, sostienen. La duda ya está planteada; ahora, es rockear o reventar.
* Cualquier parecido con la realidad forma parte del gran complot universal contra el rock en general, y contra el periodismo de rock en particular.
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