Jue 25.09.2008
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EXCLUSIVO: BABASONICOS MUESTRA MUCHO

“Somos tercos”

LA BANDA LIDERADA POR ADRIAN DARGELOS SE ENFRENTA A LA FAMA QUE INTIMA CON DESDEN Y SUJECION, JUZGA A LA MISMA INDUSTRIA QUE LOS CONTIENE Y PONE LIMITES AL PUBLICO QUE LOS EMPAPA Y ABSORBE. “LAS CANCIONES ESTAN AHI”, DICE DARGELOS.

› Por Federico Lisica

Babasónicos, más que un universo musical, se asimila a una galaxia. Hubo un Big Bang mayor, ese Rock con mayúsculas que la banda eyecta con sus canciones-satélites girando sobre un planeta. Pocas agrupaciones como la de estos “soberbios, humildes y estoicos”, según la definición de Mariano Roger, crean un nuevo hábitat con cada disco. Del germinal Pasto al seno del reciente Mucho, sus producciones se observan a la distancia. A veces se conquistan (en la tarea titánica de superar Jessico con Infame) y hasta tienen sus cuerpos celestes (la seguidilla de discos remixes, ese cometa aún invisible llamado Carolo). Pero no se trata de una galaxia pacífica. Todo lo contrario. Es más bien peleona, lanza batallas contra “la oficialidad del rock”, está contra el rol de la fama a la que intiman con desdén y sujeción, juzga a la misma industria que los contiene, y pone límites al público que los empapa y absorbe. Eso sí: nunca podrá implosionar. “En Mucho tuvimos que cerrar filas”, dirá el guitarrista Mariano Roger, consciente de que, de aquí en más, todo será distinto. Uno de los seis capitanes del espacio partió para siempre. Y la órbita será otra.

–En sus comienzos fueron bastante explícitos. Basta mencionar De–generación. Por su carrera pasaron por un proceso de acumulación y filtrado, haciendo gala de lo elusivo. ¿Mucho sigue ese espíritu?

Adrián Dárgelos: –Lo nuestro es una trayectoria. No es una carrera porque no nos planteamos alcanzar una meta, ni un fin. Y de lo explícito no sé si estoy tan de acuerdo, hasta en De-generación había un halo poético más que una declaración de principios.

–¿Premeditan cada paso que van a dar? ¿Lo hicieron en Mucho?

Mariano Roger: –Los primeros discos sí. Era raro. Lo lógico es que adquirís experiencia, y concretás más rápido tus ideas porque premeditás más tus acciones. En esa época andábamos detrás de un concepto que englobara cada disco. Ahora pasamos al otro lado, el comienzo es el que nos da la pauta de cómo va a ser todo. Se nos va develando. Es un riesgo porque se te puede no develar nada. Empezamos Mucho en septiembre de 2007 y teníamos una o dos canciones. Pijamas, que venía de unas jodas que hacíamos en las mezclas de Anoche. Y desde Infame a esta parte viene siendo así. Se crea mucho para llegar al estudio con 18 temas, se suman los Diegos que componen desde el vivo (“Panza” Castellano, Tuñón y Rodríguez) y en este caso quedaron diez. A veces se da la disyuntiva de poner tantos temas y otros que están en otro nivel. Yo puedo hacer autocrítica y saber que hay dos canciones de Infame, que no te voy a decir cuáles son, que podrían no estar. En este caso pusimos las que se elevaban. Eran indiscutibles.

Al igual que Anoche, la mezcla de Mucho fue realizada por Phil Brown, y el resultado high-fi eleva la media del rock local en varias yardas. “El tipo es un crack, tiene 45 años de grabar rock. Logra a nivel de audio, del volumen, de la imagen del sonido, cosas que te sorprenden. A veces podés hasta dudar de lo que hace, pero dejábamos que siguiera. Nosotros, que no somos de respetar mucho a nadie, a él lo respetamos”, lanza Roger.

Por los estudios The Diary de Londres pasó otro Brown también liado a la historia babasónica: el ex líder de Stone Roses. “Ian pasó por los estudios a visitarnos. Y también porque quería conocer a Phil. Lo admira. Imaginate que Phil estuvo en discos de Bob Marley. Lo vino a monitorear. Como lo harías vos y lo haría yo. Le preguntaba sobre sus discos con Roxy Music.”

–¿Puede ser que en la mecánica de Babasónicos haya cierto gusto por lo anglo, lo británico, para después abarcar otras sustancias?

Roger: –Si bien nuestra música no es deudora de lo británico, hay cierta esfera de lo pop en ese lugar, y que excede a la música, que nos seduce. Se lanzan discos con grandes campañas en subtes. Compran discos y simples como en los ‘80. En Estados Unidos ya no, en las grandes tiendas te venden remeras, muñequitos, esas boludeces. A mí me gusta lo obcecados que son los británicos. Son tercos. Es lindo. Se rehúsan a cambiar. Manejan para el otro lado. Y no les importa. Y esa idiosincrasia tiene que ver más con nosotros que con lo estrictamente musical. Somos tercos y obcecados.

En Mucho, la obcecación propone su juego de espejos, distorsionando lo aparente. Dárgelos no está del todo de acuerdo con la metáfora. “Si hay de nuevo un juego de espejos, decís que este disco es igual a otros. Los reflejos de los espejos dan contornos. Lo que hay son alegorías, sin formas definidas.” Se trata del disco más corto en su carrera, pero para acariciar la belleza. “Lo de la duración es un imponderable”, dice Roger.

“Estas canciones son más largas que las de Anoche. Un disco más histérico, con canciones enganchadas, estrofa y estribillo, no había ni silencios. Era inmediato y, en su forma, agresivo como un cachetazo. Mucho es más sereno, descansa un poco más, hay aire entre las partes que forman las canciones y los instrumentos.”

El trabajo discurre con sus frases, paseos, declamaciones (de amor y de las otras) en las que según Dárgelos surge una nueva forma de narrar. “Hay héroes sublimados y personajes virtuosos de novelas y aventuras. Donde la individualidad y el autoincriminamiento del relato se abre a los testigos. Como en Cuello rojo. Hay cierta incertidumbre y algo inesperado, eso logra complicidad con el oyente, una identificación.” Se trata de un disco equilibrado, con baladas (Como eran las cosas, Los demás, Nosotros), riffs monstruosos y desencadenados (Estoy rabioso), bailes frenéticos (Microdancing) y temas en los que condensan su particular tempo sobrevolando más de un género. Lo romántico en Pijamas y Escamas, y ese tex-mex existencialista llamado El ídolo, canción que cierra el trabajo y deshilvana la trama babasónica, más sincera que nunca, resignificada por el fallecimiento del bajista del grupo.

–Esta fue una producción bastante inusual en la carrera de la banda. ¿La sintieron así?

Roger: –Al disco lo estoy viviendo. En realidad no fue tan inusual porque estábamos los seis. El proceso fue lo tortuoso. Gabo se estaba tratando, así que ensayábamos sin bajo. Y Babasónicos es algo tan monolítico que seguía funcionando.

–Carca (quien pasó a ocupar el rol de Gabo Manelli para los shows) usó el término de “caos hermoso” para referirse a Babasónicos.

Roger: –No sé cuanto hay de caos. Sí que cada una de las partes aporta algo inclasificable a esa obra monolítica. En realidad el próximo va a ser el inusual, porque no va a estar Gabo. En Mucho estuvo en la composición y ejecución. Y muere justo en el medio, entre la grabación y la mezcla. El 12 de enero. Más allá de que estábamos al tanto de todo lo que pasaba, pensábamos que se iba a curar. Fue sorpresivo cómo se dio. En ese momento nos cerramos mucho, decidimos cerrar filas. Y nos pusimos a ensayar más y más como una terapia. De acá en más no tengo ni idea de lo que va a pasar.

Cuando se le pregunta sobre el presente del grupo, repleto de revisitas desde la industria, Roger levanta la guardia e ironiza: “¿Vos decís que nos estamos volviendo clásicos? A mí me parece una cagada serlo. Esas bandas que se repiten una y otra vez... Nos hacemos cargo de nuestro pasado, pero nos vienen haciendo grandes éxitos desde 2000. Yo ya me cansé. Arrogante Rock (libro escrito por Roque Casciero) fue distinto porque estuvo concebido como una serie de charlas que rescatan hasta lo prebabasónico. Y nosotros seguimos haciendo discos porque nos provocan euforia, tocar”. Aunque el escenario sea otro. “Escuchar álbumes ya es una cosa de puristas. Comprarse un disco, escucharlo de nuevo, si te gustó mucho ponerlo otra vez. Estamos ante la muerte inevitable del CD. Y en parte está bueno, ya que ese formato conllevó un vicio enorme. Se hacían discos largos y tediosos, dos canciones buenas y el resto una bosta. Este momento es más volátil, más libre.

–¿Pensaron en eso a la hora de grabar?

Roger: –Ni en pedo. Seguimos haciendo discos como en los ‘70. Lo que cambió es el criterio de consumo. Y es interesante, ya que a mí siempre me gustó el formato canción, el simple. Lo que propone lo digital es una instancia incorpórea. Esto es otra cosa que no se sabe bien hacia dónde va a disparar.

–Otra presencia actual está en los celulares. Y la puesta en escena de Sergio Lacroix en la presentación de Mucho, con toda esa disposición de las luces, parecía jugar con el espectador y su fascinación del registro. Hasta con el juego pixelado que se veía desde el escenario.

Roger: –Hacemos shows tratando de no pensar demasiado. Pero igualmente creo que lo de los celulares en los recitales es una vuelta de tuerca más en esta época individualista. Sacarse una foto en un show, filmarlo y subirlo a YouTube. A mí me parece medio pelotudo, pero como es generacional no se puede criticar. Cuando voy a un show me gusta ser un punto humilde y rendirme a la magnificencia, a la grandeza de lo que estoy mirando. En ese momento sos un punto, vivilo antes de pensar en cómo atesorarlo.

–¿Y te sorprendió la reacción por el lanzamiento de Mucho vía celular?

Roger: –Nosotros no tuvimos mucha decisión, entregamos el disco y ya. Cómo se llega después a eso es parte de la coyuntura. No es una bandera de nada sacar un disco por un celular, mañana vendrá en chicles, después será un papelito y finalmente una inyección en la cabeza. Yo estoy esperando ese momento, que va a ser lo más.

Tras una larga gira por el interior, el show en el Pepsi Music será el punto final de la gira de Mucho en la Argentina, para encarar luego hacia Paraguay y México. “Siempre cuidamos de adaptarnos, de tocar de formas distintas. Si no, no podríamos tocar en Trelew o en Termas de Río Hondo. Hay bandas grandes que no pueden salir de la lógica que se impusieron”, arremete Roger.

–Se están por cumplir diez años de Miami, el disco que insinuó la segunda etapa de Babasónicos. ¿Puede decirse que ese disco aludía a una coyuntura del país y que Mucho, en cambio, refleja una realidad interior?

Roger: –Recuerdo que en esa época nos costaba bastante tocar, con la oficialidad del rock, la prensa del rock, ensalzando y midiendo el aguante por bengala; y bueno, pasaron cosas muy malas. Para mí, Miami era pervertido. Mucho, en cambio, está en la belleza, habla de amor, es más inocente.

Dárgelos: –Miami no empezó nada, en todo caso empezó con Pasto. Pero en ese momento había muy poca expectativa de lo que podíamos generar en términos de industria. Mucho fue tan oscuro y complejo en su concreción, que decidimos no reflejar eso, buscamos una imaginación más feliz, optimista, aunque haya algo pernicioso presente.

–¿Y lo ingenuo?

Dárgelos: –Y... están en juego las leyes de la atracción. Las canciones están ahí.

* Babasónicos toca el domingo 28 (Día 3) junto a Massacre, El Otro Yo, Adam Green, entre otros.

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