LOS ROLLING STONES, OTRA VEZ EN LA RUTA
¡Indomables!
Este martes en Boston se inició “Licks 2002”, la gira mundial (no, acá no vienen...) que celebra los 40 años de la banda de rock and roll más grande y vieja del mundo. Una buena oportunidad para tener a Sir Mick Jagger y Don Keith Richards hablando de las nuevas canciones, de las viejas grabaciones, de las drogas y las cucarachas.
l–Mick, hace poco fuiste nombrado caballero. ¿Cómo fue esa experiencia?
Mick Jagger: –Es muy agradable, pero es algo que tenés que tomar con liviandad. Tenés que aprender a aceptar los elogios de buena manera, pero eso no quiere decir que se te suba a la cabeza o que andes haciendo ademanes.
–¿Te dieron algún premio, como una provisión de té de por vida?
M.J.: –No... (risas) En realidad no conseguís nada. Conseguís que mucha gente abuse de vos.
–Tus compañeros de banda tuvieron algunas palabras especiales para vos. ¿Cómo reaccionás a su abuso?
M.J.: Normalmente, con desdén.
(Keith Richard dijo del nombramiento: “Yo lo rebajé de inmediato. Tenemos otros nombres para él aparte de ‘sir’.”)
–El nuevo álbum de grandes éxitos tiene cuatro nuevos tracks. El primer single, “Don’t Stop”, suena bien Rolling Stones, con vos cantando sobre una mujer peligrosa pero irresistible, sobre un riff de guitarra sucio. Hablame de los otros tres temas...
M.J.: –Hay uno llamado “Stealing my Heart” que es un poco más onda garage. También están “Keys to your Love”, más orientado hacia el soul, y “Losing my Touch”, una balada lenta que canta Keith.
–¿El título de esta canción (“Perdiendo mi sensibilidad”) es un comentario sobre sus habilidades?
M.J.: –Eso mejor preguntáselo a Keith (risas).
–¿Qué opinión tenés sobre las recientes reediciones de los primeros álbumes de los Stones?
Keith Richards: –Estoy maravillado. Cuando escuché esas nuevas mezclas y masterizaciones, escuchaba pequeñas cosas que pusimos ahí que realmente no podían escucharse en los originales, así que ellos realmente los mejoraron. Ese material es fantástico porque hay parte de él que tiene cuarenta años y las cintas no duran para siempre. Pero se las arreglaron para sacarlo. Y desde ese punto de vista, me impresionó mucho el sistema. Es un nuevo salto en cuanto a excelencia de audio.
–Cuando miran al público, deben ver gente de todas las edades. Eso debe darles algo de satisfacción.
M.J.: –Amo el hecho de que la gente se enganche con los Stones en diferentes etapas y diferentes lugares, y que no todo el mundo vaya a ver de qué año es cada cosa. Eso es muy gratificante.
K.R.: –A veces es extraño. Salís al escenario y ves tres o cuatro generaciones, y hay personas con sus nietos... Como eso, chicos que cuando hicimos la última gira tenían 12 años y ahora tienen 17: muchos de ellos me mandan cartas en las que me dicen que ahora están en alguna banda, haciendo discos. Son mis aprendices, ¿sabés?
–Durante el Concierto por Nueva York del año pasado, ustedes tocaron su oda a los trabajadores de clase media, “Salt of the Earth”. Eso fue muy emocionante...
K.R.: –Gracias. Mick y yo estábamos pensando qué canciones tocar. En un momento dijo: “Oh, sería perfecto que hiciéramos ‘Salt of the Earth’”. Y yo no podría haber pensado en otra que fuera mejor. Parecía haber sido escrita para la ocasión.
–¿Cómo fue esa experiencia?
¿Triste, celebratoria o ambas
sensaciones?
K.R.: –Ambas, en realidad. Incluso más que eso. Durante mis años viviendo en Nueva York conocí a muchos de esos tipos. Policías y bomberos son algunos de nuestros fans más grandes. Cuando se largaba a llover mientras caminaba por Nueva York, a menudo los policías me llevaban en los patrulleros. Me decían: “Ey, Keith, ¿querés que te acerquemos?” (se ríe). Amo a Nueva York y Nueva York me ama.
–No tienen un show programado para el 11 de septiembre.
¿Qué harán ese día?
M.J.: –No tengo planes para ese día. Veremos qué nos propone Chicago.
K.R.: –Todo el mundo va a sentarse en silencio a recordar.
–Keith, considerando tu historia, ¿qué les decís a tus hijos acerca de las drogas?
K.R.: –Los chicos se comportan como chicos. Yo les digo: “No dejen que los pesque en eso porque su madre me va a dar flor de paliza” (risas). En realidad, ellos me preguntan sobre las drogas porque saben que pueden hablar conmigo sobre eso. Siempre les contesto: “Hagan lo que digo, no lo que yo hice”, y les doy buenas razones por las que no deben meterse en eso. Pero ellos son más piolas que eso, su madre los crió bien.
–Seguro que escuchaste todas las bromas acerca de tu apariencia y sobre la naturaleza de tu longevidad. ¿Te hiere que digan de vos cosas como que sos “un muerto andante”?
K.R.: –No. De algún modo, recuperé la salud por eso y estoy bastante orgulloso porque todavía ando por acá. Sé lo que estoy haciendo. Y me parece gracioso que otra gente crea que no. Nadie sabe excepto yo.
–¿O sea que lo único que sobreviviría a una guerra nuclear serían Keith Richards y las cucarachas?
K.R.: –Claro que sí. Y que Dios ayude a las cucarachas.
TRADUCCION: ROQUE CASCIERO