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Jueves, 2 de octubre de 2008

EXCLUSIVO: ENTREVISTA A TRENT REZNOR DE NINE INCH NAILS

“Soy feliz: me liberé de las discográficas”

El mentor de la atronadora banda insignia del heavy rock industrial habla de los cambios en el negocio de la música, de la desaparición del soporte convencional y de su apoyo al candidato demócrata Barack Obama.

 Por Mariano Blejman

Si para algo nos sirvió la masividad que Nine Inch Nails alcanzó en plena época grunge, a comienzos de los ‘90, fue para que las radios y los medios argentinos se hicieron eco de su presencia. El desembarco de la música industrial a través de la banda de Trent Reznor y de Ministry, proyecto acaso un tanto más sórdido, hizo pensar que la mixtura de sonido pesado y textura de máquinas era algo así como el futuro. La explosión de Nine Inch Nails con el subterráneo Pretty Hate Machine y The Downward Spiral después era, sin duda, el futuro. Pero el futuro llegó mucho más edulcorado de lo que se preveía cuando el tren de Reznor pasó, al menos teniendo en cuenta lo que escucha el mainstream. “No me siento muy a gusto con lo que se está escuchando en las radios”, dice Trent Reznor al NO. Casi quince años después, la oscuridad de Reznor (una serie de detalles escabrosos lo emparientan con el “satanismo” de Marilyn Manson, a quien antecede y produjo) sigue presente en su forma compositiva (uno de sus últimos trabajos es Ghosts, un múltiple álbum instrumental que se distribuyó inicialmente sólo por Internet). Pero su visión del mundo es mucho más iluminada.

El tren descarrilado de Nine Inch Nails supo ser el grupo industrial más popular de la historia, responsable de hacer conocer esa música a nivel mundial. Aunque, en realidad, Nine Inch Nails no es un grupo sino que se reduce a una persona: el cantante, productor e instrumentista Reznor, quien, además, pergeñó una mezcla de melodía y canciones estructuradas, con aire popero y fácil de digerir, y también le puso cara al estilo musical. Mientras Ministry reclutaba correligionarios en las huestes del heavy, NIN construyó una base alternativa en los tiempos de Nirvana, más cool, más refinada, igualmente ruidosa. Su costado dark le dio la pizca de misticismo que necesitaba para exponenciar su figura de sex symbol: “I wanna fuck you like an animal” (“quiero cogerte como un animal”), cantaba, y las mujeres se derretían ante su impronta.

Reznor comenzó tocando piano a los cinco años, estudió música clásica, saxo y tuba, era fan de Kiss, estudió computación, encontró en el uso de elementos electrónicos una increíble agresividad que lo caracterizaría. El ingeniero de sonido armó Nine Inch Nails en 1988, editó un primer single con un sello europeo, pero luego envió diez demos a sellos norteamericanos con un notable resultado: cada uno de ellos le respondió que quería cerrar un trato. El primer paso lo dio en 1989 con Pretty Hate Machine, armó una banda, comenzó a tocar, apareció en MTV y en la Billboard. Y el mundo ya no fue el mismo. En 1991 fue parte del tour inaugural de Lollapalooza y vendió cerca de un millón de copias. Fue el primer sello indie en llegar a esa cifra.

–¿Qué sentís cuando ves alrededor del mundo a Nine Inch Nails como una cruzada o una religión o, más bien, una “anti-religión”?

–Es interesante; en 1990, abríamos un tour para Jesus & Mary Chain, y de pronto comenzamos a estar en lugares donde no habíamos estado nunca. Yo no había viajado alrededor del mundo hasta ese momento, y de pronto veía gente gritando por la banda. Cantando temas... La primera vez fue algo raro, yo miraba desde el escenario y decía: “No los conozco, no me conocen, de alguna manera encontraron mis discos, están gritando mis palabras apasionadamente”. Siempre fue algo raro.

The Downward Spiral fue el trabajo más ambicioso de su carrera: debutó en el número dos, y fue multiplatinum. Entonces causó sensación en el 25º aniversario de Woodstock, MTV puso una versión editada de Closer en la por entonces imbatible “heavy rotation”. En esa época, los sellos comenzaron a editar nuevas bandas de metal industrial como Filter y Stabbing Westward.

Después de un tiempo sin noticias, NIN regresó en 1999 con el doble The Fragile, que debutó como número uno, pero bajó rápidamente en los charts. Las cosas habían cambiado. Después de un disco en vivo en 2002, Reznor reemergió con With Teeth en 2005, y continuó el tour en 2006, incluso como banda soporte de Saul Williams, Bauhaus, TV on the Radio y Peaches.

Una de esas giras lo trajo a la Argentina, donde se lo recuerda gritando: “Esta es la noche más loca de toda la gira (all fucking tour)”. Reznor rememora: “Recuerdo la gente cantando locamente canciones, cantando los solos instrumentales de The Downward Spiral. Era la primera vez en Sudamérica, era un lugar que no conocíamos, y quedamos un tanto sorprendidos por la pasión que tenían y por la familiaridad que había con nuestra música. Fue algo verdaderamente extraño”.

–Es extraño, porque Nine Inch Nails no tiene una presencia fuerte en las radios grandes. Pareciera que tu público va por otro lado; sin embargo, había también público joven en el Luna Park.

–Es muy impresionante cuando voy a ver a las bandas que tocaban junto a nosotros en los ‘90, y encuentro que el público no se ha renovado. Ellos han crecido, estuviste en esos shows. Has crecido con nosotros. ¿Y ahora? Tenés diez años más de público viejo. Eso no es muy inspirador, así que es bueno ver gente nueva en mis shows.

En los últimos tiempos, Reznor comenzó a experimentar con métodos diferentes de distribución vinculados con la cultura digital. En el mundo after In Rainbows de Radiohead, dice que se convirtió en un músico realmente libre al dejar su sello Interscope y editar el álbum cuádruple Ghosts I-IV en 2008. Lo hizo disponible digitalmente y en formato CD.

–La edición digital de Ghosts, que salió con un precio optativo de cinco dólares, ¿fue una posición política o simplemente seguís lo que está pasando?

–Por suerte no estoy involucrado con ninguna compañía, estoy feliz por eso. El negocio está cambiando, y estoy feliz de hacerlo así. Paso mucho tiempo dedicándome a la música. No es muy agradable estar dedicado al negocio. Trato de ser creativo, respeto a los fans, y siempre me pregunto cuánto están dispuestos a pagar por algo que hago. No quiero estar involucrado nuevamente con otro sello discográfico.

–¿Sos consciente de que hace 15 años, con Pretty Hate Machine, tus fans compraban casetes y los copiaban, y ahora el soporte está desapareciendo? Finalmente fuiste parte de la revolución industrial...

–La gente escucha la música de las formas más curiosas. Todo está cambiando. En Estados Unidos la música se escucha en iPods, iPhones, en cámaras fotográficas, ya nadie va a comprar discos a las tiendas de discos. Es un tiempo extraño...

–... ideal para un hombre extraño que hace cosas extrañas, como un disco cuádruple sin líricas. Eso es verdaderamente difícil de publicar en el mercado convencional.

–Es verdad, una compañía discográfica no sabría qué hacer con ese álbum.

Con el corte Happiness in Slavery (Felicidad en la esclavitud), componiendo en el soundtrack de Asesinos por naturaleza de Oliver Stone, comprando una casa donde había sido asesinada una famosa actriz, armando un estudio de grabación en una vieja casa funeraria, o produciendo el Antichrist Superstar de Marilyn Manson, Reznor se ganó la reputación de hombre provocador vinculado con el ocultismo y con las teorías conspirativas.

–¿En qué etapa está tu relación con el “lado oscuro”? Pareciera que con With Teeth encontraste algo más de luz, y con Ghosts volviste a caer en la ultratumba...

–No estoy seguro, no tengo un plan de marketing. No estoy tan loco como antes, en realidad tengo una gran curiosidad por saber qué pasa con esta nueva etapa.

–¿Sentís que la música industrial está en decadencia? ¿Te sentís un Llanero Solitario?

–No me siento muy feliz con la música popular que se está escuchando ahora. Estoy haciendo lo que puedo, veo cómo los sellos sacan provecho de cualquier banda de rock and blues, de los pop álbumes, con toda clase de “rock bands”. Pero yo no escucho lo que sale en las radios; algo bajo de Internet, pero no estoy al tanto sobre hacia dónde está yendo la gente.

–¿Pero tu lado oscuro era una búsqueda personal, entonces, o apenas gran un chiste?

–No sé donde está ahora mi lado oscuro, ni a dónde se fue. Cuando empecé, venía de un pequeño pueblo en el medio de la nada; y no sé... realmente, no había mucho más que hacer.

–¿Era furia contenida?

–Es furia para tratar de cambiar las cosas. Tenía una gran rabia, un gran dolor y una gran tristeza, pero ahora me siento feliz. Estoy feliz de estar afuera de las compañías, por ejemplo, donde la gente está totalmente loca. Pero me estoy volviendo más viejo, no odio tanto a la gente, no soy tan destructivo, estoy en un período más creativo. Ya no peleo contra mí, ni contra los demás.

–El movimiento de música independiente expresó su apoyo a Obama. ¿Cómo te definís políticamente?

–Estaría muy orgulloso de saber que Estados Unidos puede tener un presidente negro, que no discrimina a la homosexualidad y que puede cambiar un montón de cosas...

–Por cierto, ¿no compraste una casa con créditos últimamente, no?

–(Risas...) No, por suerte no. Pero mirá las noticias: Estados Unidos se está derrumbando.

* Nine Inch Nails toca el Día 4, jueves 2 de octubre. A las 21.45.

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