Noise Feratu y Paranoid tienen algo más raro que sus nombres/alias: su banda, los Tigres Voladores. Es un “dúo poco dinámico” que practica lo que ha denominado “sampleo de guerrilla”. O sea, algo así como una mezcla bizarra y argentina de The Residents, The Avalanches y la música concreta: toman samples de artistas famosos y con eso construyen collages sonoros deformes con títulos como “Sabbath Teens”, “Miles Deaves”, “Sommiertime”, “Bosstanova”, “Fucsia Leidi”, “Don Quijote de la Marcha” o “Reich Against The Machine”. Esos tracks pueden encontrarse en los dos CDs del grupo, Tigres Voladores e Indios We Trust (se consiguen en disquerías alternativas o escribiendo a [email protected]). “El segundo álbum está regido por una idea: llamar la atención y molestar”, afirma Noise Feratu. “Partimos de la idea de hacer un disco de marcha, pero con sampleos de marchas militares como base. Encontramos una retreta del desierto con una letra que enaltecía la conquista y la manipulamos hasta que quedó como una guerra santa contra Satán. El material que salió fue como una especie de pieza sinfónica en cinco movimientos. Pero siempre nos pasa lo mismo: empezamos a jugar con una idea y al final se nos va de las manos.”
El próximo paso de los Tigres Voladores será publicar Suck Sex Fully Done, un EP (“extended pleasure”, aclaran) en el que samplearon a Madonna. “Es como la contrapartida de Indios..., porque es la parte femenina. No hay ningún tema de Madonna sino que es como una vivisección de su música. El sonido es muy Madonna, pero en un contexto muy Tigres. Somos una antibanda, pero podemos hacer lo que se nos canta el orto sin los problemas que genera la fama. Eso nos viene muy bien para concentrarnos en los contenidos sin ningún tipo de presión”, asegura Noise Feratu.
El misterio que envuelve a la identidad de los dos integrantes de Tigres Voladores tiene más de una explicación. En principio, ambos se reconocen “tímidos recalcitrantes a los que les gusta hacer cosas a pesar de la timidez”. Otro motivo posible, dicen, es “el riesgo de que nos partan la cabeza los sellos grandes si nos agarran”. Aunque hacen una aclaración: “Por el tipo de sampleos que usamos, no molestamos al artista sino a los sellos que son los dueños de las grabaciones. O sea que lo nuestro es medio robinhoodesco. O Robin Houdini. Es como invitar a los Beatles y hacerlos tocar lo que queremos. Suena muy pretencioso, pero es súper cabeza”. La última de las opciones es que quizá se construya un mito como el de sus admirados Residents. “Tal vez, en el futuro digan que éramos Baglietto y Vitale haciéndose los locos. Eso sería muy gracioso, en especial si los sellos les hacen juicio a ellos.”