¿Cuán insondables pueden ser los lazos de amor/odio entre un artista y sus seguidores? En la lógica del club de fans, todos los excesos parecen igualmente normales o igualmente horrorosos: desde una chica de 14 años que le grita “¡fuck me!” al balcón del Hyatt, a la espera de que Axl Rose salga a saludar (en realidad, a cogerla), hasta un Mark Chapman que gasta una fortuna en balas contra el cuerpo de John Lennon. Acaso en ese contexto de pasión indefendible despertada por cierta estrella de rock es donde se encuadra la aparición de los Rasure, dúo que se autoproclama “99 por ciento heterosexual” y que ya es furor en el under de Valentín Alsina con su “tributo homofóbico a Erasure”, el mítico dúo británico de tecnopop. Sus canciones cabalgan sobre las bases electrónicas que hicieran grandes a Vince Clarke y Andy Bell, y se montan con excitación sobre sus melodías, pegadizas como un revolcón en enero. Sólo que allí donde Erasure jugaba con la ambigüedad sexual, la delicadeza vocal y la purpurina, Rasure opta por la estética de gomería de barrio, la ronquera rica en flemas y el olor a meo.

Sus miembros –Coco Bacilo (voz) y Paragua Chilaberg (sintetizadores)– no les temen a eventuales denuncias de discriminación y subvierten la refinada obra de Erasure para vaciarla de todo contenido gay y darle una impronta tan pretendidamente heterosexual que resulta irresistible para la siempre homofóbica escena tecnopop del sur bonaerense. Así, muchos de los suaves hits del dúo inglés adoptan matices impensados, como Oh, l’amour! (que deviene en la intolerante Trola, muy), como A Little Respect (cuya versión, ResPete un poco, resulta una burda alusión a las felaciones), como Ship of Fools (que se convierte en la predecible Tren bala), o como Star (que adopta el cuasi grosero nombre de Esta, y que en los shows en vivo incluye una elocuente coreografía). En paralelo a las polémicas, los conciertos de los Rasure suman cada vez más espectadores y su popularidad podría dar el gran salto si se confirma el rumor de que los convocarían a participar de Gente de la Villa, el controvertido “Tributo Marginal a Village People”. Habrá que esperar sentado a ver qué onda.

* Cualquier semejanza con la realidad es culpa de los piratas petroleros de la costa de Somalia