LOS SEñUELOS DE HANA
› Por Matías Córdoba
Aquella había sido una tarde borrascosa en Italia. Como esas que Hana, todas las mañanas, intenta plasmar sobre un lienzo o un papel en Buenos Aires. Hana, o Florencia Ciliberti, es esta morocha encaradora que en 2006, con su debut Fetiche, confesaba tener su propio parque de diversiones en su casa. Allí intentaba buscar la canción pop perfecta, esa que se asienta en un buen gancho. Hoy, más preocupada por la forma, explica sobre Señuelos, su segundo trabajo como solista: “En este momento de mi vida quiero meterme más para adentro, hacer otro tipo de viaje. El disco es una fusión de pop, rock y folk. El anterior tenía que ver más con los colores, pero Señuelos es más oscuro. Me gusta la oposición, me da placer desconcertar”.
“No quería transar con nadie para grabar, por eso elegí a los músicos y tuve la decisión final sobre todo”, se planta Hana. La incorporación de Gonzalo Córdoba, ex Suárez, para la grabación, es la excusa perfecta para relacionar su música y su carrera artística con la de Rosario Bléfari, la abanderada del rock indie. “La respeto mucho. Es un halago la comparación, pero no creo tener mucho que ver con ella. La inclusión de Gonzalo se dio porque yo necesitaba a alguien que tuviera un groove especial, y cuando Christian Basso (autor de los arreglos del disco) me lo recomendó, acepté enseguida”, aclara. Hana es pintora, cantante, compositora y productora. Y también es la misma que al despuntar el nuevo milenio, calzada en unos chupines ajustadísimos, se comía el escenario de Cemento al frente de Baobab. “No soy una chica pop. Siempre hay una necesidad de encasillamiento, pero para mí el viaje consiste en no encasillarte. Hago fuerza para hacer siempre la canción más hermosa. Si bien esa canción surge en el momento menos esperado, es fruto de la dedicación que le pongo a mi trabajo”, se enorgullece.
Entre los músicos que influyeron en el nuevo disco de Hana es importante la figura de Daniel Melero, que compuso la música de Sofista, una de las nuevas canciones. “Con él compartimos mucha música, muchas tardes. Un día apareció en mi casa, diciéndome que tenía todo un disco terminado, y eran todos los remixes de Fetiche”, suelta, todavía asombrada. Las demás influencias vienen de más atrás. Porque mucho antes de ser Hana, Florencia hizo el jardín de infantes en Italia, de donde es originaria toda su familia. Y esas raíces son evidentes en Señuelos: “Nino Rota, Ennio Morricone, Rita Pavone se notan en el disco porque son la música con la que me crié y con la que convivo”. Esas tardes borrascosas de Italia que Hana busca comunicar “a través de la pintura y el canto”, entonces, tienen un innegable aroma a infancia.
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