Si la industria del espectáculo logró consolidar un producto casi más popular que Jesucristo y que los Beatles juntos, eso fue –ha sido, viene siendo, ¿será?– la saga de La Guerra de las Galaxias, cuya capacidad de revenderse y reexplotarse merecería tener una cátedra propia y ser la materia filtro en la Universidad del Marketing. Sin embargo, la nueva apuesta, comandada por George Lucas en persona, sorprende: ya están en venta las entradas para Star Wars: A Musical Journey, un musical que se estrenará en abril en Inglaterra, en el que la Orquesta Filarmónica Real de Londres interpretará en vivo las clásicas composiciones de John Williams para las películas (desde la épica melodía de los títulos, hasta la siniestra Marcha Imperial con la que Darth Vader surcaba los pasillos de la Estrella de la Muerte, cual embajador estadounidense ante la ONU). La música será acompañada de clips con pasajes de los seis episodios filmados y algunas presencias de actores, cantantes y bailarines en el escenario, lo que no deja de ser inquietante, ya que de acuerdo con información rigurosísima que se maneja en el Departamento de Fans de Star Wars y El Señor de los Anillos del NO, algunas de las escenas que podrían verse durante el musical serían:

• El Lago de los Jedis: una afectada escena en la que Darth Vader muestra toda la sensibilidad de la que es capaz el lado oscuro de la Fuerza al cambiar su capa por un tutú negro.

• Jabba el Hutt y su esclava, la Princesa Leia: un fragmento hot que combina figuras de sadomasoquismo y zoofilia (si es que los Hutts pertenecen al reino animal).

• Bocca Fett: la misteriosa presencia del caza-recompensas Boba Fett se fundamenta por un cameo de un reconocido bailarín argentino.

• Microdancing: un pasaje indefendible en el que el pequeño robot R2-D2 calza zapatillas con puntas y hace, en fin, lo que puede.

• El sable del Maestro Jedi: el contundente cuadro final, en el que Yoda baila y sacude un inmenso bulto, nítidamente perceptible bajo sus estrechas calzas verdes.