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Jueves, 26 de febrero de 2009

UN EX BATERO DE NINE INCH NAILS COBRA PARA SALUDAR POR TELEFONO

Llamada con cargo

 Por Javier Aguirre

El rock y sus hombres, muchas veces, se ven obligados a inventar nuevas formas para recaudar dinero. Después de todo, ni Madonna ni Mick Jagger están exentos de pagar Edesur, el Monotributo o las compras en el autoservicio chino. Sin embargo, algunas estrategias para obtener ingresos en metálico a partir del rock son menos elegantes que otras. Un buen ejemplo de creatividad rocker al servicio de la búsqueda de tarasca es el plan de Josh Freese, ex baterista de Nine Inch Nails, quien para solventar su carrera solista no sólo sacó a la venta su disco Since 1972 sino que también difundió una serie de ofertas para exprimir a sus fans. Tan cerca del cazabobos como del paroxismo, Freese dio a conocer distintos “paquetes promocionales”, entre los que destaca el combo-50 dólares: el fanático que abone esa suma, recibirá la edición en CD y DVD de Since 1972, además de una remera oficial y un llamado telefónico personal del mismísimo Josh, que durará cinco minutos, durante los cuales hay agenda libre para hablar de cualquier cosa. O sea, se le puede preguntar: “Oye Josh, ¿tú te consideras un ladri?”.

También hay otras ofertas, adaptables a las diferentes realidades económicas de los seguidores del ex baterista de NIN (que además fue músico sesionista de Sting, Queens of the Stone Age y Guns’n’Roses). Por ejemplo, si pagás el combo-250 dólares, te llevás palitos de batería autografiados y una cena con Josh, aunque no se aclara si incluye bebida y postre. Si vas por el combo-5000 dólares, el paquete incluye una noche de escabio y club de strippers con Josh. Y si vas por el paquete premium, de 75 mil dólares, Josh te regala su batería, se incorpora a tu banda –si es que tenés una–, compone cinco canciones dedicadas a vos y las graba en una especie de EP. Fuera del tono de humorada after-todo que necesariamente incluye esta iniciativa (ideal para el libro Chistes de bateristas, que algún día aparecerá y será un suceso editorial en la escena rock), la jugada promocional de Freese, además de lograr su cometido en las páginas de este suplemento, abre una puerta a la hora de imaginar, con cierto tono apocalíptico propio de Terminator, a artistas necesitados de dinero construyendo una nueva era para la industria musical. ¿Amy Winehouse te invita a compartir un coma alcohólico? ¿Leo García te depila las cejas con los dientes? ¿Bono te pasa los números telefónicos secretos del Vaticano y de la Casa Blanca? ¿Walas te cocina un rissoto? ¿Björk te arregla el aire acondicionado? ¿El Indio Solari te teje una bufanda? Mientras haya un gil que ponga la guita...

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