Los chilenos de Tío Lucho no se andan con vueltas y dicen que esperan desatar un romance pasional con el público porteño, al que quiere dejar extasiado y rendido ante el impacto musical y escénico que representa el show de la banda. ¿Qué tal? Semejante boqueada hace que los que están de este lado de la cordillera quieran verlos en vivo al menos una vez, para ver qué onda, ¿no? Pues bien, desde las calles de Santiago nace esta mezcla de dance con punk: el smog corre por las venas de Tío Lucho y el ritmo de esa ciudad está impreso en su música. “Me imagino que cuando alguien que no es de Santiago nos ve en el escenario debe llevarse la impresión de cómo es nuestra ciudad, ya que la estamos representando involuntariamente en nuestras creaciones”, dice Pitufo, el tecladista. Lo que ahora brilla putrefacto quedará..., su disco lanzado el año pasado, es un asomo a la transformación del punk que se regodea en un dance antiglobal, para ponerle la tapa a cualquier pensamiento conservador.

Según Matta, el baterista, el disco es potente, agresivo y lleno de sonoridades, con la temática urbana continuamente presente. “Tratamos de plasmar lo que podemos observar desde donde estamos parados, en un rincón del mundo, y cómo se desarrolla la vida hoy, en un momento en que está determinada por factores ajenos e impuestos por un sistema de mercado despiadado y decadente”, dice, y agrega que a la vez se preocupan por ser interesantes a la hora de componer la música, mezclando los estilos para brindar un disco de fácil escucha. Claro que la del título del disco no es una frase para pasar por alto. Matta dice que el hecho de mirarse al espejo cada mañana y saber que ese reflejo no será para siempre lo llevó a pensar en ese nombre. “Surgió una vez que todas las canciones estaban terminadas, porque queríamos englobar en una frase todo lo que ellas expresaban. Es un título mesiánico que devela el futuro que a todos nos espera”, cierra.