LA CUENTA DEL NO DESACTIVADA UNILATERALMENTE
La red social decidió dar de baja la cuenta del NO, con 5 mil contactos, 3 mil en espera y cientos de conversaciones y comentarios sobre las notas del suplemento joven de Página/12.
› Por Mariano Blejman
No tenemos pruebas de que –como publicaron prestigiosos medios internacionales– Facebook pertenezca a la CIA o al menos uno de sus integrantes forma parte del consejo director, lo que es muy probable. No sabemos si las agencias de espionaje se regodean buscando los conocidos de los terroristas, o si la corporación Facebook negocia los datos de millones de usuarios y, lo que es peor, comercia su propiedad intelectual. Lo que sí podemos asegurar, por lo vivido en carne propia esta semana, es que las decisiones de Facebook con relación al derecho intelectual de las personas y el uso de las cuentas es arbitrario, autoritario, dictatorial y, cuanto menos, inesperado. Esta semana, después de casi un año de funcionamiento, la cuenta en Facebook (que se buscaba como “Suplemento NO Página Doce o con el mail [email protected]”) fue desactivada sin aviso previo, y sin motivo aparente de suspensión. Oficialmente, nadie ha respondido nuestra inquietud.
¿Por qué dejaron inhabilitada una relación con 5 mil lectores “amigos” del NO, que tenía una “cola” de futuros amigos que pasaba los 3 mil? ¿Facebook ha decidido borrar las conversaciones que allí se sucedieron, los teléfonos que se dejaron, las fechas que se pasaron, las fotos que se subieron, los temas que se cargaron, las relaciones construidas de las que no son propietarios, sin aviso previo, sin un “warning” que dijera que esto iba a pasar? Si uno busca en las condiciones del sitio, no hay tampoco reglas claras. ¿Cuáles son los límites para determinar el fin de una cuenta? ¿Cuál es la conducta panóptica que uno debe aceptar? El sitio dice que no lo puede decir. El capital simbólico de lo que allí ocurrió en el último año (además de un grupo que recién empezaba y rondaba los 200 usuarios y una página que también andaba por los 200 fans) ahora no existe y no se puede acceder porque la cuenta que la controlaba no existe más.
Lo que sucedió con la cuenta del NO (al fin y al cabo, el suple se puede seguir comprando en el quiosco de diarios y leyendo por la web) es apenas una muestra de los peligros que encierra el mundo digital: el fin de la privacidad, o –sin más–la privacidad privatizada. Una corporación decide que todas aquellas discusiones que sucedieron en ese soporte digital –si no fueron backapeadas a tiempo– merecen desaparecer, palabra poco feliz en este país. Si bien es cierto que Facebook es una herramienta muy poderosa a la hora de planificar un medio y de comunicarse con sus lectores, por algún motivo ninguno de los editores de medios vinculados con la cultura joven ha creado perfiles personales y, a esta altura, es claro que no deberían hacerlo.
Los riesgos de depositar abiertamente información demasiado personal en una empresa que no tiene cara –no hay un número de teléfono donde reclamar, ni atención al cliente, ni agentes de prensa en el país con cara de libro– y que toma decisiones unilaterales (lo hizo con los rediseños, con los cambios de contrato unilaterales y con la suspensión de cuentas) debería ser encausada judicialmente, hasta llegar a la Corte Suprema de la Nación y sentar jurisprudencia en favor de los derechos de los usuarios. Y ésa es la campaña que comienza el NO esta semana. Los derechos intelectuales y el capital simbólico de lo realizado sobre el soporte digital en facebook.com no son propiedad del sitio sino de sus usuarios. Total, el “NO” ya lo tenemos.
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