LA CUENTA VOLVIO EN TRES HORAS
› Por Mariano Blejman
Las derivaciones de un acto arbitrario siempre son impensadas y contraproducentes. Cerca de las 10 de la mañana del jueves pasado (mientras el contenido del NO –que se actualiza digitalmente a las 18– todavía no estaba visible en la web de este diario), la cuenta de Facebook del suplemento fue dada de alta nuevamente, después de haber estado casi una semana misteriosamente suspendida. “Your account was mistakenly suspended due to an error by Facebook’s site security system” (su cuenta fue erróneamente suspendida debido a un error de seguridad del sitio), contestaron en un escueto mail los del Facebook Team. Anónimo, frío, sistémico. Así fue la respuesta de Facebook que había decidido limpiar del ciberespacio el perfil del suplemento joven de Página/12. En unas pocas horas, el “profile” del NO se convirtió en un pequeño epicentro de comentarios que reflexionaban: “¿Facebook es una dictadura?”.
Está claro que poco importa la permanencia del NO en un espacio virtual que no creó, pero que usa como un medio de comunicación más con sus lectores-usuarios. Sin embargo, el autoritarismo automático que propone el modelo de Facebook es un ejemplo más del riesgo que implica depositar digitalmente el presente y el pasado de los datos. El lunes pasado, el doctor en informática Roberto Di Cosmo reflexionaba en este diario: “Si uno decide irse de Facebook, YouTube o Flicker, ¿puede bajar sus fotos? No. ¿Y cómo se hace para hacer desaparecer toda esa información que uno ya no quiere que esté on line? No se sabe. Una vez que se ponen las cosas ahí, no se sacan nunca más”. Esta semana, con la cuenta dada de alta, intentamos hacer una copia de seguridad del perfil. Fue imposible.
Los casos de despidos por averiguación de antecedentes digitales se acumulan, los casos de discriminación laboral también, y es increíble la facilidad con la que los usuarios suben y suben información embelesados por la tecnología cual flautista de Hamelin. ¿La próxima vez que pidas trabajo en una empresa van a decirte que no porque hace cinco años subiste una foto donde te mostrabas desnudo en tu viaje de egresados? Los efectos de la cultura digital ya no son tan glamorosos. Frente a la posibilidad de ser googleado o facebookeado, hay dos técnicas conocidas de apropiación tecnológica para intentar revertirlo: una, la paranoica, evitar llenar los perfiles de información útil. La otra, la que los hackers llaman DoS (Denial of Service) y sirve para voltear servidores: saturar el tráfico de los sitios, o, en este caso, llenar de basura el soporte para convertirlo en inservible. Crear miles de perfiles con datos falsos de gente inexistente hasta que ya nadie sea quien realmente es. Si Facebook tampoco da la cara.
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