EL HARDCORE Y EL PUNK EN ETAPA REVISIONISTA
EL HARDCORE Y EL PUNK, DOS GENEROS DE LO MAS REVOLTOSOS DE ESE EXTRAÑO MUNDO QUE LLAMAMOS ROCK, SE ESTAN CONVIRTIENDO EN OBJETOS DE ANALISIS. DOS DOCUMENTALES SOBRE AMBOS GENEROS, UN LIBRO SOBRE EL HARDCORE, UN CD Y UN DVD SOBRE LOS 30 AÑOS DEL PUNK... AL FINAL SI HABIA FUTURO... ¡Y ERA COLECCIONABLE! PERO A NO DESESPERAR: TODAVIA HAY ESPERANZAS PARA EL NO-FUTURE.
› Por Juan Ignacio Provéndola
Un documental que repasa los 25 años del hardcore y el punk argentino. Un libro con historias de la recordada escena Buenos Aires Hardcore de los ‘90. Otro documental sobre vida y obra de Los Violadores. Un CD y DVD que deja debido registro del show sobre 30 años de punk que ofrecieron 2 Minutos, Los Violadores y Cadena Perpetua sobre el escenario de Obras a fines de 2007. Una película en camino sobre Marcelo Pocavida, tal vez el último punk en vida tras la muerte de Ricky Espinoza. Señores: el hardcore y el punk se han convertido en objetos de estudio de analistas y llegan al fanático en diversos formatos y entran por todos sus sentidos. Pero, ¿qué quedan de ambas escenas cuando se acaba la fiesta evocativa o la marea vuelve a su hábito cotidiano? ¿La ola revisionista es el reconocimiento tardío a tantos años de trabajo o el último manotazo de dos géneros que agonizan entre la brecha de los que se consolidaron antes de Cromañón y los que no encuentran rumbo luego de él? Pasen y lean.
Attaque 77 versión trío es un verdadero enigma tras la partida de Ciro Pertusi, auténtico imán de una banda que ya sabe de golpes de timones desde que renovó radicalmente su propuesta a partir de Amén (1995). 2 Minutos sigue en marcha con la fuerza inercial de tantos años, tantos discos y tantos cambios ofreciendo lo mismo de siempre con algunas caras distintas. Violadores resiste el pase del tiempo de la mano del entusiasta Pil Trafa, único sobreviviente a un repertorio de canciones que, en su gran mayoría, no bajan de los veinte años. Cadena Perpetua llegó a su primer Obras en 2007 y lo dejó fielmente asentado con un DVD y disco en vivo de rigor. Los miembros vivos de Flema pretender revivir la cuestión, aunque hablar de Flema sin Ricky Espinoza es como escupir un gargajito zonzo.
“Público hay, y eso se ve cuando vienen los artistas de afuera, así que se puede crecer trabajando fuerte pese a que el punk es un género marginal y menospreciado. De todas formas es un poco alarmante la situación, ya que hay una cantidad enorme de bandas, pero faltan canales de difusión y los discos no se venden”, opina Maxi Bueno, director de la productora Pinhead Record que maneja bandas, edita discos y produce el itinerante festival Resistance Tour, que ya lleva cinco ediciones uniendo en distintos puntos del país (Castelar, La Plata, Rosario, Córdoba) bandas nuevas y consagradas como El Otro Yo, Todos Tus Muertos, Boom Boom Kid y WDK. La última escala del evento fue en el microestadio de Argentino de Quilmes con Attaque 77, Carajo, Bulldog, Las Manos de Filippi y Shaila, en aquel supersábado donde tocaron simultáneamente La Renga, Los Piojos y Andrés Calamaro.
Con dos lugares emblemáticos de la escena punk clausurados como Cemento y Salón Pueyrredón, la alternativa para los nuevos aspirantes parece estar más allá de los márgenes delimitados por el Riachuelo y la General Paz. “El circuito se descentralizó un poco y ahora hay lugares en el Gran Buenos Aires y el interior, aunque no quiere decir que el trato y las condiciones sean los mejores”, amplía el también manager de los rosarinos de Bulldog, señalando un punto en el que confluyen todos los colegas. Entre ellos Charlie Villarreal, representante de una banda que supo hacer del interior una fortaleza ante la adversidad planteada por la veda post–Cromañón: Shaila.
Su historia pudo haber sido la misma que la de cualquier otra banda de hardcore punk indie criada en las postrimerías del menemismo. Pero no lo fue. Desde el mismo momento en el que crearon un sello propio (Speed Power Emotion, o SPE a secas) con el que lanzaron –en ese orden– sus primeros demos en casete, un tributo a Bad Religion en 1999 que reunió a varias promesas de la escena hardcore-punk de época como Cadena Perpetua, Charlie Brown (hoy, Charlie 3), Restos Fósiles, 720º, Cucsifae y, naturalmente, Shaila; álbumes de otras bandas como Jordan, Rodia y Clinch; y toda su discografía hasta el combo CD+DVD del show que ofrecieron el 2 de agosto del año pasado en El Teatro de Colegiales. También, en formato productora, no sólo generaron sus propios shows sino que se animaron a traer números de afuera.
La primera experiencia fue en 2002 con All (proyecto paralelo de varios miembros de Descendents), que “salió buenísimo y perdimos algo de plata”, según Villarreal. Tuvieron revancha en 2006 (junto a Patea, otro sello emblemático de la escena), colmando El Teatro de Flores y Obras de la mano de NoFx. Con toda esa experiencia a cuestas llegó la frutilla del postre con el “Family Day”, un festival organizado el 18 de octubre pasado en el microestadio de Argentinos Juniors con exhibiciones de skate, feria de discos y tatuajes, torneos de Play Station (!) y, sobre el escenario, Shaila, Massacre y otros calentándole el ambiente a Millencolin.
El quiebre en su carrera se produjo en 2004, momento en el que Cadena Perpetua comenzaba a sacar algunas cabezas de distancia con su propuesta más tradicional y WDK se afianzaba al galope sincopado del ska-punk. Shaila, con un pretendido sonido melódico y letras intencionadamente sociales, cerró el triángulo de las promesas punks de la década ‘00 con el disco Mañanas. Ironías del destino: el año clave del género fue el peor año del rock. Cromañón hirió a las tres por igual (como buenos punks de proyección, todas se habían hecho fuertes en Cemento) y fue allí cuando los muchachotes de Shaila desempolvaron los mapas y se largaron por las rutas alternativas no sólo del interior sino también de algunos países limítrofes (durante mucho tiempo llegaron a convocar más gente en Chile que en cualquier otro show de cabotaje).
Con Mañanas llegaron los primeros clips, aunque, si de videos se trata, el hito vino de la mano de Sudamérica II - El fracaso regional, el primer corte del álbum posterior (Camino a Idilia, de 2006) que alcanzó un inesperado primer puesto en el siempre cuestionado ranking de MTV. ¿Una banda hardcorepunkindie en la cima de una cadena internacional? Creer o reventar: “La gente del canal hizo una investigación especial chequeando las direcciones de IP de los votantes, porque al no conocer a Shaila sospechaban que podía tratarse de algún fraude. Para nosotros, competir todos los días con Avril Lavigne, Miranda! o My Chemical Romance fue bizarro y divertido”, recuerda el manager.
Lo que no tuvo nada de gracioso fue la lluvia de críticas que comenzó a amargar el dulce sabor del éxito. “Para muchos pasamos a ser unos caretas vendidos, porque decían: ‘¿Cómo va a pasar sus videos por MTV una banda con discurso antiimperialista?’. Pero el hecho de que un mensaje como el nuestro se mantuviera dos meses en rotación lo vivimos como un espacio ganado no sólo por nosotros sino por lo que representamos: una banda under, independiente, totalmente autogestionada, sin el apoyo de nadie más que de los chicos que la siguen”, sostiene el manager de Shaila, para quien el entredicho en cuestión no alteró lo que él llama la ética del trabajo de la cultura hardcore punk: “La independencia no como bandera sino como forma real de hacer la música que te gusta sin esperar que alguien se decida a darte bola. Esto lleva mucho trabajo, desde armar la banda, ensayar, componer canciones, grabarlas y editarlas hasta organizar un show y promocionarlo. El estilo es indistinto, lo importante es la ética del trabajo”. ¿Será por eso que tanto vale ser la banda nueva?
Vienen de girar por Latinoamérica (desde Chile, Perú y Brasil, pasando por Colombia y llegando a México) y Japón (ocho fechas en las ciudades más importantes de la isla), luego de festejar su primera década de vida con un show a sala llena en El Teatro de Colegiales. Luego de talonear a Biohazard el sábado pasado (ver nota de la página 6), ahora se preparan para pisar el Viejo Continente por tercera vez con 30 shows programados por la misma agencia que maneja los tours europeos de bandas top del género como Madball, Hatebreed y Agnostic Front. ¿Desde cuándo el hardcore argentino se convirtió en un tentador objeto de exportación? Desde nunca: Nueva Etica es la rara avis de una escena castigada por la falta de lugares, que supo de tiempos mejores en aquella dorada etapa del Buenos Aires Hardcore que tanto traen a cuento ahora algunos revisionistas.
¿Le rinde económicamente salir a campear un mercado duro a una banda de un género menor de un país aún menor? “A nosotros nos rinde tocar sin parar, y lamentablemente en Sudamérica eso no se puede hacer porque falta estructura”, confiesa el guitarrista Javier Casas, quien reconoce que a tantos miles de kilómetros recuperan esa acción que supo estar a la vuelta de la esquina y ahora brilla por su ausencia.
“El hardcore dejó de ser un hobby y hoy es un oficio que requiere profesionalismo. El camino en el hardcore punk independiente siempre fue difícil, pero Fun People, el Otro Yo y Nueva Etica hicieron giras por Japón, Estados Unidos y Europa manejándose con bajos presupuestos. El que se quedó estancado es porque no entendió cómo había que hacer las cosas”, sostiene categóricamente Mariano Urrutia, dueño de Xelcambio, que comenzó en 1998 como sello discográfico y actualmente también produce shows internacionales como los de Agnostic Front y Madball, y organiza giras no sólo de bandas del género (Fidel Nadal y Horcas se valieron de sus servicios, por caso).
Ese profesionalismo fue el que le permitió a Nueva Etica sobrevivir a aquella legendaria pero fulgurante escena del BAHC, armando una red de convenios con varios sellos independientes del extranjero para editar sus tres discos en Sudamérica, Estados Unidos, Europa y Japón. La primera gira por el exterior fue en Brasil, cuando aún no tenían ningún disco oficial y varios de los músicos recorrieron a dedo los 2600 kilómetros que separan Buenos Aires de San Pablo. Para su segunda gira por Europa (en 2006, donde realizaron 58 shows en dos meses), ya tenían en el buche dos discos: La venganza de los justos e Inquebrantable, masterizado en Dinamarca bajo la supervisión de Tue Madsen (productor de Sick of it All y The Haunted, entre tantos otros) y grabado en el estudio del ex baterista de A.N.I.M.A.L., Martín Carrizo.
El link con la banda de Andrés Giménez y Cía. no fue casual: “Gran parte de la gente que se sentía representada por el estilo de música de A.N.I.M.A.L., y que actualmente no tiene un referente, comenzó a acercarse a nuestros shows. Debemos reconocer que parte del público actual de Nueva Etica no proviene específicamente del hardcore”.
¿No hay lugar para el hardcore argentino en la Argentina? No es tan así. Sucede lo mismo que con el punk: “Se armó un circuito fuerte en el Gran Buenos Aires, es cierto; pero lo mejor que le puede pasar a la escena hardcore punk es que se puedan volver a hacer shows en el Salón Pueyrredón”, reconoce Urrutia. Casas opina en la misma dirección: “La mano está difícil en Capital, porque los pocos lugares que quedan son para más de mil personas y a precios poco accesibles. Hay pocos espacios para la cultura en general”. Acerca de una posible involución de la escena hardcore, el guitarrista de Nueva Etica se ataja: “Si bien es cierto que la mejor época fue allá por 1993 y 1994, no creo que la escena se haya estancado. Lo de Cromañón fue un golpe duro, al margen de que estamos en un país que no ayuda a que las cosas puedan crecer. Nosotros venimos dando pasos firmes con mucha humildad, sin atropellar, pero sin creernos menos que nadie”.
A la vuelta de su tour por Europa, Nueva Etica volverá al Teatro de Colegiales donde ofrecerá un anticipo de Esto es Sudamérica, un DVD con imágenes de la banda en vivo y en estudio. Javier Casas cree que “lo mejor aún no ha llegado”. En esa espera se debaten todas las demás bandas de la escena. El productor Urrutia sigue apostando al presente, pese a que el disco como tal haya perdido su valor de mercado y él lo sufra con un sello como Xelcambio, que lleva editada casi una centena de títulos: “Es cierto que editar un álbum no es negocio, faltan lugares para tocar y hay muchas cosas negativas, pero yo creo de todos modos que la mejor época del hardcore en la Argentina es la actual, con bandas como Nueva Etica que meten mucha gente, los mejores artistas internacionales de visita en el país e Internet, que te permite enterarte de todo lo que pasa. Este revival que se está viviendo está bueno como cosa anecdótica, para saber de dónde vino todo. Como en toda escena, hay mucha pose. Hoy vas a Ona Sáez o al negocio de Natalia Oreiro y ves remeras de Ramones o de los Sex Pistols. La esencia queda en cada uno”.
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