NO MEZCLAR CON JARRA LOCA, ENERGIZANTES, NI PASTILLAS DEL ABUELO
El catador estrella del NO le dedica su hígado a ¡catorce! tipos de fernet, entre los clásicos de siempre y las novedades “de ahora”. Un servicio a la comunidad.
› Por FACUNDO DI GENOVA
No jodan con el fernet. No es inofensivo. No sean pelotudos. Se trata de un fármaco creado como medicamento contra los siempre urgentes problemas del chinchulín humano, ciertamente durante el siglo XIX, cuando las epidemias de cólera diezmaban las ciudades portuarias. Ingrediente clave en el aperitivo vermú, digestivo contra fritatas terroristas y purgante intestinal, la opción quilombo con amigos se impone, hasta alcanzar el canon de elixir de los dioses, si se respetan ciertos códigos. Las etiquetas prescriben beberlo solo, diluido con agua o soda, mejor con hielo y coca. Pero de verdad: no jodan con el fernet. Mal combinado es veneno. No mezclar con jarra loca, energizantes, pastillas del abuelo. Puede fulminarte la vida en segundos. Hecha la salvedad, escrutamos catorce botellas entre las que se destacan los clásicos de siempre y las novedades que transitan entre la grata sorpresa y el amarguísimo espanto.
1) Vittone ($ 10,50)
7 puntos
Emblema de la diáspora italiana en Buenos Aires, muy popular entre los ferneteros que todavía no cobraron el aguinaldo, en nariz destaca la menta y sabe amargo, pero simpático y acaramelado como morocha de faroles verdes. Con coca puede andar, mejor con soda: espuma sin mentiras, en boca aparece la madera tostada. La receta de Felice Vittone (1870) recuerda al desaparecido Ottone que tomaban los viejos de Saavedra. Excelente chorrito para el café.
2) Ramazzotti ($ 25)
8 puntos
Si bien no se ganó la simpatía de la masa, en tres años obtuvo el ok de los paladares negros. Se ve, huele y sabe refinado, mitad kräuter likör alemán, mitad fernet argento. Excelente cremosidad de espuma. La fórmula de Ausano Ramazzotti (1815) lleva ginseng, orégano y naranjas dulces de Sicilia, y bien podría maridar una cena completa: puro (aceituna con anchoa), con soda (pickles, papita y mortadela), con agua (pizza calabresa) y con coca
(postrecito).
3) Capri ($ 15) 5 puntos
Una curiosidad: probalo con gaseosa lima limón, dice la etiqueta, lástima que no tenemos una seven-up a mano. Primer fernet argentino de posguerra (1949) ideado por Máximo Morelli, huele como los mejores, lástima que al paladar nada que ver: menos dulce y más amargo, verde y estridente, cae algo ortiba al estómago. No está bueno con coca, quizá mejor como cóctel porteñito: fernet, soda y un chorro de vermú rojo para cortar. Con picada da pelea.
4) Jäggermeifter ($ 100)
7 puntos
Débil para fernet, se trata de una fina versión alemana, menos alcohólica y más melosa, que huele a hinojo confitado con medicamento. Puro entra amigable y con botella congelada es juguito de Dios. Originario de Wolfenbüttel, se lo cita en Death Proof de Quentin Tarantino. Cuidado: el exceso puede llevarte a filmar pornografía con tu pareja y olvidar el material por ahí, tal como famoso bebedor de Jägger, batero de Mötley Crüe, Tommy Lee.
5) Cinzano ($ 23)
7 puntos
Dicen que es puro marketing, pero no es tan así. Anda bien, es ligero y decidido, muy encarador, sobre todo con coca. Se lo recuerda por la publicidad según la cual uno de cada diez amigos es gay, dato que no olvida el erudito fernetero. Puede que haya sido la botella escrutada, pero en estado puro sabía a plástico. Quizás el pico haya estado expuesto al calor del motor de la heladera del chino de la vuelta de casa. Escrutinio no definitivo.
6) Hierro-Quina Peretti
($ 15) 6 puntos
Recomendado para anémicos y afectados de las tripas, siempre en dosis infinitesimales, clasifica bien en el pelotón de los amargos negros: después de todo, lleva sulfato de quinina, componente estructural de todo fernet. Huele a hongos gírgola y almendras tostadas, y sabe a chapa nueva de zinc mojada por lluvia de verano. Ataque enfierrado al paladar, un dejo a hidrocarburante confunde. El leoncito de la firma autógrafa da para tatuaje.
7) Imperio ($ 9,50)
3 puntos
Oriundo de Lomas de Zamora, puro sabe venenoso. Se percibe como vino negro refermentado, encabezado con alcohol y especias. Se ve turbio y huele rico a pan tostado. Con coca le cuesta fortuna hacer espuma, con soda levanta, pero hasta ahí.
En buche hay cierto gusto a chocolate, más a cuero que otra cosa. Se presume ideado para bajar costos en barras populares, no estaría nada bien su empleo
en jarra loca.
8) 1882 ($ 25) 8 puntos
Candidato al podio, su comparación con el referente de mercado evidencia un complejo de inferioridad que el producto en sí mismo no tiene. Está bueno. Quizás el más especiado de los negros argentinos, y por lo tanto del mundo, su fórmula fue experimentada por Porta durante cuatro años y ajustada al gusto cocalero cordobés, más allá del cuarteto. Espuma resistente aunque no tan cremosa, el ataque punk al paladar despierta los sentidos.
9) Fernando ($ 2,69)
5 puntos
Ideal quilombo en José C. Paz, listo para disfrutar: color colorado carbonizado, espuma blanquecina y fugaz, gas finito y perdido, huele a Chipi-Cola. Presentado en maniobrable botella de plástico, se trata de un cóctel gasificado con alcohol, caramelo, extracto de hierbas aromáticas y ácidos cítrico y fosfórico; y de verdad sabe a fernet, pero diluido diez veces, claramente confirmado por sus tranquilos 4,5 por ciento de alcohol por litro. Sin hielo se complica.
10) Fratelli Branca ($ 25)
9 puntos
Fórmula de Bernardino Branca (1845), indescifrable para los más expertos falsificadores, tiene la hierba justa y la especia precisa. El reposo durante no menos de un año en cubas de madera de Eslavonia lo convierte no sólo en el negro más fino y trabajado del mercado sino en caramelo del paraíso. Amargo pulenta y macanudo, al chorro de soda semeja a espuma de mar yodada que invita a curativa zambullida. Perfecto como digestivo puro, con coca y hielo no tiene rival.
11) Lusera ($ 9,46)
7 puntos
Elaborado en Avellaneda por el mismo fabricante que Cinzano y Gancia, en su rango de precio no sólo da pelea sino que gana por varios cuerpos. Como fernet que se precie de tal, tiene 45 partes de alcohol en volumen y huele a madera con caramelo tostado, lo que se confirma en boca al chorro de soda, donde es sutil pero bien especiado. Linda espuma realza el frescor de la coca, con tónica puede andar, con pecsi va como loco.
12) Veneto ($ 20)
7 puntos
Etiqueta escrita en italiano, se trata del mismo fabricante que Vittone, aunque no es ni sabe lo mismo que su hermano más viejo. Un toque más integrado en especias, hay quizás un destello de azafrán. De espuma consistente y sostenida, sabe no tan metálico ni tan dulce, con coca es suave y carnoso, y pasa como bondi lleno. Fórmula bien lograda: faltan afinar algunos insumos y agregar otros para aspirar a top five.
13) Martini e Rossi ($ 35)
8 puntos
Importado de Italia, máxima expresión del refinamiento turinés, receta original de 1867, es el hermano no reconocido de Milano. Ataca el olfato con notas a café con chocolate y whisky muy añejo, puro es fuerte y entrador, con soda se aligera pero no pierde potencia. Excelente espuma con coca, cremosa y liviana, sabe al mejor fernet que se recuerde. Está bárbaro, pero carece de la electricidad que reclama el paladar argento.
14) Killepitsch ($ 70)
8 puntos
Clásico del proletariado de Düsseldorf (Alemania), mejor se bebe puro. Negro meloso corte caramelo media hora, tiene 42 partes de alcohol por brebaje, y el amargor justo. Su receta se remonta a 1858, cuando Peter Busch ideó este kräuter likör tras recombinar esencias de 98 hierbas. Se populariza en la Segunda Guerra: dos soldados soportan un feroz bombardeo mientras empinan el acaramelado elixir que da miedo, y viven para contarlo. Maridar con Die Toten Hosen al palo.
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