FIESTAS CLANDESTINAS: UN TUCO DE PAYASOS, ROCK Y CERVEZA LIBRE
UNA CELEBRACION CLASICA DE LA NOCHE PORTEÑA, ESTE SABADO CON LOS CAFRES Y DANCING MOOD.
› Por Nadia Mansilla
Pro: es una opción fija. Están los viernes y sábados, en el Teatro de Flores, en El Teatrito del bajo porteño y de vez en cuando en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas, en La Paternal. Contra: los colectivos pasan menos seguido a la noche, pero hay varias opciones para llegar. Pro: por el mismo precio se puede ver un show de circo, una banda y bailar hasta las siete de la mañana. Contra: se arma una larga fila para comprar cerveza porque hay mucha gente. Pero con el frío, el calor humano es un punto a favor. Pro: pasan esa música que no vas a escuchar en un boliche palermitano. Contra: ¿cómo?, ¿no voy a escuchar ese hit que suena todo el tiempo en la radio?
Las Fiestas Clandestinas son hijas del efecto post-Cromañón. Sus organizadores, Achu Jelín y Eduardo Sempe, se conocían de volantear por la calle para las Fiestas del Vonete (sí, así, con v corta) y las TNT, respectivamente. Luego de los parches legales de aquel 30 de diciembre, se unieron para armar esta propuesta. “Nos juntamos y salió esto, que tiene lo artístico de las fiestas mías y la cerveza libre de las de Edu”, dice Achu Jelín.
Luego, Achu añade que “el concepto es vení a pasarla bien”. Por los escenarios de las Fiestas Clandestinas ya pasaron decenas de bandas de mediana y gran convocatoria. “Falta que vengan a tocar los Cadillacs y ya estamos”, agrega el 50 por ciento de la organización, que de la mano de este proyecto armaron Rock y Reggae, productora con la que realizan recitales, sin esponsoreo de ningún tipo.
Achu no responde al imaginario de un empresario de la noche. Lleva las mismas rastas que calzan varios del público que asiste a su fiesta. Y justamente esa diversidad es una de las características de las Fiestas Clandestinas. En el baño, punkies hacen cola con stonecitas de flequillo y pulóver de llama y alguna chetita que encima de unos tacos revisa su celular último modelo.
Depende la banda, los precios de la entrada van de 10 a 35 pesos. Y si no te enteraste, es que nunca te dieron un volante en Plaza Francia, en alguna facultad o en lo que queda de las noches de Plaza Serrano, porque sea tanto por esa vía como por Internet, las fechas son difundidas masivamente. Y de clandestinas tienen poco y nada, porque funcionan en lugares habilitados y hasta los tickets pueden comprarse por los circuitos de entradas anticipadas.
A la una de la mañana, unos payasos se plantan en el medio del público y con un show de más de media hora le dan mecha al comienzo, al rato de abrir las puertas de ingreso. Calzados en enormes zapatos, ensayan sus malabarismos e invitan al público a participar. Siga el baile, siga el baile, cantan unas voces a ritmo de candombe en los parlantes. La fiesta es un hecho.
Un rato después de los arlequines, la banda sale al escenario. Kapanga interrumpió la grabación de su nuevo material, o lo que será su primera película, Todoterreno, con la dirección del equipo de Farsa para tocar tres temas nuevos en una noche de viernes que de tan fría es una perra desalmada. “Ya los estábamos extrañando”, dice el Mono, saludando a un público que no para de saltar. Una bandera del Gauchito Gil se sacude en el pogo, y una lengua stone forrada en pedacitos de espejos da vueltas en el techo. El guardarropas está lleno, y en el suelo de la pista además de latas de cerveza, hay montoncitos de mochilas y camperas. Y así, a las seis de la mañana comienza la repartija de churros para el bajón. Un rato después, sólo hay perchas desabrigadas, colgadas en el guardarropas que ya está vacío como la pista del Teatro.
* Fiesta Clandestina, este sábado 8 de agosto con Los Cafres y Dancing Mood, en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas.
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