LAS PELOTAS EDITAN DESPIERTA
Aunque sea imposible no hablar de la muerte de Alejandro Sokol, los integrantes de Las Pelotas quieren hablar de música y del lugar de resistencia que ocupa el rock más allá de todo. “Hay cierto extracto social, ciertos círculos de poder de las provincias para los cuales todavía estamos en la época del 1800, y el rock es una cosa muy peligrosa”, explica Germán.
› Por ROQUE CASCIERO Y JUAN IGNACIO PROVENDOLA
”Resistir es desde otro lugar / y no ser bife”, gritan a coro Germán Daffunchio y el invitado Fernando Ruiz Díaz en Si quisiste ver, el tema más encendido del flamante Despierta de Las Pelotas. Ese mismo verbo, “resistir”, aparecerá una y otra vez durante el encuentro del NO con la banda, en un cerrado recinto de Michelangelo, boliche de tradición tanguera chic. La resistencia se mencionará cuando se hable de las giras por el interior, donde el rock todavía es “un grano en el orto” para el sistema imperante; y cuando, inevitablemente, aparezca en la conversación Alejandro Sokol, quien integró la banda hasta ocho meses antes de su muerte. “Lo único que le queda al ser humano es resistir”, asegura Germán. “En realidad, es un poco irónico, porque ahora todo se ha transformado en una gran moda. ‘No, yo fumo marihuana, entonces soy un rebelde’, esas cosas... La resistencia no pasa por algo exterior, es de adentro. Todos nosotros, por la edad que tenemos y por lo que hemos vivido, hemos resistido y seguimos haciéndolo, y queremos que siga habiendo resistencia.”
Las Pelotas modelo ‘09 resiste en varios frentes. Por un lado está el interno, porque todavía elaboran el duelo por su ex compañero y amigo. Sus seguidores, por otra parte, siguen con atención la continuidad de la banda sin Sokol. Y la mirada del panorama rockero en general está posada sobre Daffunchio, el guitarrista Tomás Sussmann, el tecladista Sebastián Schachtel, la bajista Gabriela Martínez, el baterista Gustavo Jove y el trompetista Alejandro Gómez. Eso, sin contar la resistencia que, de por sí, implica para Las Pelotas hacer canciones de rock en la Argentina. “Hay cierto extracto social, ciertos círculos de poder de las provincias para los cuales todavía estamos en la época del 1800, y el rock es una cosa muy peligrosa”, explica Germán. “Son como territorios feudales. En Misiones estábamos comiendo en un lugar y pasó un Mercedes-Benz sin chapa; como había un policía, me acerqué y le dije: ‘Disculpame, ¿por qué no paraste a ese auto sin chapa?’. Y el tipo me contestó: ‘Porque si llego a hacer eso mañana aparezco en una zanja’. El que manejaba era el hijo de no sé quién... Por eso seguimos yendo y yendo, es una forma de apoyar a los que están resistiendo, a los que quieren modificar algo.”
Gustavo recuerda otra anécdota de viaje: “Estábamos tocando en el Chaco, dos pibes quisieron acercarse a saludarnos, y se los llevaron dos tipos con Itakas. Los subieron a los camiones mientras los pibes se iban cantando ‘Vamo Las Peló’”. “En otro lugar los metían presos y fueron a ver a Jorge (manager de la banda) para proponerle que si les daba 50 pesos por flaco, los largaban. Parecía la década del ‘70, impresionante”, sigue Sussman. Y Gabriela dice que los propios chicos saben cómo es la cosa: “Fui a saludar a uno porque se lo estaban llevando y me dijo: ‘Esto es porque vinimos a escuchar rock, si fuera bailanta no nos llevarían’”. Todo eso, sintetiza Germán, “es parte de la resistencia”.
Que Las Pelotas hayan elegido Despierta como título de su primer trabajo sin Sokol también tiene que ver con lo hablado antes. Aunque las primeras sesiones fueron hechas cuando el Bocha estaba vivo (pero fuera de la banda), los músicos saben que el disco será mirado de un modo especial. “Nos planteamos que teníamos que hacer el disco, que teníamos que rompernos el culo laburando y exprimirnos al máximo”, dice Tomás, y Gustavo pone un reparo: “De todos modos, había mucha energía y ganas de hacerlo, no se convirtió en una obligación”.
Germán: –Así fue. Pero sí tuvimos la necesidad de mostrar que el espíritu de Las Pelotas estaba vivo. Es un espíritu que va más allá de las personas. Y ésa fue la dirección del disco. Personalmente, estoy acostumbrado a situaciones así y sé que lo único que podés hacer es seguir luchando.
Tomás: –Eramos conscientes de que teníamos que resurgir, como si fuera el Ave Fénix o algo así, que teníamos que volver a empezar y que para poder seguir adelante teníamos que jugarnos al máximo.
Germán: –Nos conocemos lo suficiente como para saber que tenemos por delante mucha música por hacer. Como grupo nos mueve el amor a la música, a tocar en vivo. Y la decisión es la de seguir adelante.
Tomás: –Sí, fue lo primero que se nos ocurrió.
Germán: –No, al principio no teníamos eso, ¿te acordás? En realidad, lo que pasa es que con el compañero Sussman somos un equipo y ninguno piensa en su ego sino en hacer lo mejor para el tema.
Tomás: –Nosotros aplicamos el canje de guitarras: por ahí él hace una línea y como tiene que cantar termino tocándola yo en vivo, o Gabriela. O si armamos una parte entre los dos, después decidimos quién la toca...
Germán: –A veces nos peleamos porque los dos queremos que la toque el otro (risas). En una época nos preguntaban quién era el primer guitarrista y contestábamos que no había, que había tercero y cuarto. Si algo es maravilloso en Las Pelotas es que todos trabajamos en común, todos sugerimos cosas para los demás. No hay egos en esta banda, trabajamos de verdad como grupo y somos todos iguales.
Tomás: –Hay una parte de la viola de Pasajeros que habíamos armado con Germán y terminó tocándola Gaby. Lo importante es hacer lo mejor para el tema, lo que rinda más de acuerdo con el estilo de cada uno. En Basta, Gustavo trajo temas del archivo grabados por él en guitarra y por ahí había cosas que estaban buenas, entonces tomábamos el arreglo que había hecho él. Eso también hace que haya una evolución y una riqueza en la música: no es sólo el aporte de una persona, no es un disco solista.
Germán: –Una tregua no era un reggae. Un día fui a la casa de éste (por Sussmann), sacó una mandolina y me lo tocó.
Tomás: –Era una canzonetta napolitana (risas). ¡En serio!
Tomás: –No dejamos de componer reggaes, por ahí dejamos de grabarlos. Que estés sonriendo ya lo teníamos desde mucho antes... En este disco quedaron afuera varios temas, entre ellos algunos reggaes, y no fue porque estuvieran mal, quizá para algún disco más adelante. A veces los temas necesitan más maduración, o el concepto del disco no te cierra con ese tema adentro. Son decisiones que se toman.
Gustavo: –En casi todos los discos hubo algún tema que viene de la etapa anterior, pero por ahí tenés mucho material y no te cierra la versión, entonces queda afuera.
Tomás: –La semilla era un tema de la época de Basta, pero teníamos una parte cantada y no sabíamos cómo seguir. Cuando empezamos a laburar en este disco nos pusimos a zapar sobre esa idea, en uno de esos días que nos juntamos a tocar para divertirnos, y después de varios años el tema encontró su forma. Y lo pusimos en el disco porque finalmente cerró.
Germán: –Cuando no fluye, lo dejamos en el freezer hasta la próxima vez.
Tomás: –Ahí lo tienen, son todos esos.
Germán: –Todos saben quiénes son las ratas. No queremos caer en la típica protesta pelotuda. La esencia de ese tema es como la voz popular con el cansancio ante la mentira, la hipocresía... Hay tipos que no sirven para nada y que les chupa todo un recontra huevo, pero dicen palabras hermosas y se sacan una foto con un bebé o un abuelito. ¿Ustedes no se sienten identificados con lo que dice la canción? Bueno, es un poco eso...
Tomás: –No es cuestión de decir “es tal senador”, porque hay algo más arriba, centros de poder, entes abstractos que tienen un poder absoluto, y estamos en sus manos. Saben habla sobre eso.
Germán: –La canción habla de los estandartes. ¿Qué estandartes nos sostienen, realmente, como sociedad? Por ejemplo, uno que dice ser peronista saca la foto de Evita... Hace 50 años que se murió. ¿Qué significa? ¿Cuál es la justicia social?
Tomás: –Estamos rodeados de eslóganes y frases lindas, pero en realidad estamos haciendo mierda todo, es todo una gran mentira, y no podemos decir la culpa es de tal o cual.
Germán: –La primera idea de Saben nació un día viendo televisión: una locutora venezolana hablaba de que por cada árbol que se plantaba, la capa de ozono no sé qué cosa. El aviso duró tres minutos, el mismo tiempo en que se talan 50 hectáreas de bosques.
Tomás: –Y capaz que las tala la misma Fundación que bancó el aviso.
El arte de Despierta incluye postales con fotos de los integrantes de la banda, en cuyo reverso están las letras o los datos técnicos. Hay una sola de esas imágenes que no tiene un rostro: es la de un micrófono vacío. El símbolo es claro, ahí falta Alejandro Sokol. Al “amigo y compañero en todas las batallas” está dedicado el disco, aunque no haya canciones que hablen de él, ya que fueron compuestas antes de su fallecimiento. Pero el Bocha ya se había ido de la banda unos ocho meses antes para seguir con su propio proyecto, El Vuelto S.A., lo que provocó cierta división entre los “peloteros”.
Germán: –No. Sí sentimos el lado amarillo de la prensa, pero no le dimos bola porque nuestros sentimientos y la historia con Ale es algo muy personal. El duelo está dentro de nuestros corazones y a ninguno nos hace falta demostrar cuánto nos duele.
Tomás: –Aparte, fueron decisiones personales, él decidió seguir con la banda que tenía y nosotros seguimos adelante. Después pasó lo que pasó, pero son cosas que quedan dentro de nosotros, no tenemos que darle explicaciones de nada a nadie.
Germán: –Más allá de Alejandro, lo importante en la vida es estar en paz con tu propia conciencia, que no te queden deudas. El cariño y el amor hacia Ale va a estar siempre. Hay una frase que él dijo muchas veces: si existe el cielo, ahora estamos en el cielo y en la Tierra.
Tomás: –Eso no puedo contestarlo porque no lo sé.
Germán: –Claro, porque empezaríamos a especular y a hablar de cosas personales de cada uno. Nosotros sabemos la verdad de toda la historia, pero es nuestra. Y, bueno, la tristeza siempre va a estar. Además, la vida tiene momentos así, en que uno parte y otro se queda. El asunto es seguir, agarrar lo que te quedó y enfrentar el desafío. Obviamente, nadie hubiera querido que suceda lo que sucedió, pero como sucedió tenemos que enfrentarlo.
Germán: –¿Ustedes no tuvieron amigos que hicieron lo mismo? Lo que pasa es que, por su memoria misma, es un tema que no vale la pena analizar. El partió, es lo que sucedió, y si querés recordarlo, escuchá su música, escuchá lo que dijo. Todo lo demás es como andar preguntando si en un accidente había sangre o no. Voy a decir una sola cosa: en la vida, lo que no enfrentás, lo cargás en la mochila. Y hay un momento en que la mochila te gana. Punto. Hubiese querido que la historia fuera distinta, pero son decisiones de cada uno. No hay que ser un mago para darse cuenta de cómo es una situación ni hacia dónde está dirigida.
Germán: –Obviamente, hay un respeto muy profundo por nuestra historia. Lo que no quisimos hacer fue el amarillismo típico, empezar a cantar los temas que cantaba Ale para emocionar a la gente. Nuestra relación con él está dentro de nuestro corazón. Eso no quiere decir que no vayamos a hacer más algunos temas que cantaba él, pero siempre con mucho respeto. De todos modos, no me gusta hablar por la memoria del que partió. Es algo muy íntimo nuestro y sabemos todo lo que pasó, todo lo que luchamos y todo lo que hicimos. La realidad es ésta y no hay que explicar nada más, por respeto a su propia memoria.
Gustavo: –Y si alguien quiere pensar otra cosa, que la piense.
Germán: –Nosotros estamos en paz. Que digan lo que quieran. ¿Saben las cosas que dijeron de Luca? ¿La cantidad de “amigos” que aparecieron después de que se murió que nunca lo conocieron?
“Tuvimos que dar muchas explicaciones y disculparnos por haber hecho un tema que le gustó a la gente... ¡Fue sin querer!”, dice Tomás y desata las risas. Lo que recuerda el guitarrista fue el inesperado éxito de Las Pelotas con Será, el hitazo de Esperando el milagro (2003), que sonó en todas las radios (no sólo en las de rock) y que instaló a la banda en un lugar de masividad a la que no estaba para nada acostumbrada (“Será por ti / será por mí / será por todo lo que fuimos / hasta el amanecer”). Y eso trajo aparejadas situaciones diferentes para los músicos, dice Germán: “Siempre nos dedicamos a tocar donde sea y para la gente que haya, pero eso nos abrió a los festivales y a otro tipo de gente, y al principio no sabíamos bien cómo manejarlo. Fue una especie de crisis. Pero, bueno, la vida es enfrentarte a cosas todo el tiempo, ¿no? Y en ese momento fue enfrentarnos a algo nuevo para nosotros. A veces nos salió mejor y otras peor. Siempre tratamos de hacer buenos temas y estoy seguro de que hicimos montones. Y la popularidad... ¿Para quién hacés música? ¿Para tres personas? No, hacés música para llegar a la mayor cantidad de gente porque creés en lo que estás diciendo y porque tenés la fantasía de que estás haciendo quilombo, la revolución, lo que sea”.
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