CIRCO RUMANO
› Por Javier Aguirre
Título: Indiana Solari y el Tesoro de los Ricoteros.
Protagonistas: Skay Beilinson, Indio Solari, Negra Poli (ex guitarrista, ex cantante y ex manager, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota).
Palabras clave: puterío, interna, pulseada, herencia, fortuna, rock.
Qué pasó: A ocho años de la separación de los Redondos, hay gritos en el Puti-Club. Ocurrió lo que nunca había pasado mientras estuvieron juntos, ni tampoco desde su hermético final: los Redondos cruzaron acusaciones públicas que, además de explicar los motivos que disolvieron la banda, también ilustraron lo delicado de la relación actual entre el Indio, por un lado, y el binomio Skay-Poli, por el otro. Primero fue el guitarrista, cuando en un reportaje al diario La Nación se refirió al final del grupo: “Todo se terminó cuando nos dimos cuenta de que uno de nosotros se quería apropiar de ese proyecto tan hermoso que fue Patricio Rey, que había nacido como la comunión de muchos artistas, no como los deseos de uno solo”.
El Indio se hizo cargo y difundió una carta abierta en la que además de tratar con ironía a su ex compañero (“Lamento que la alta espiritualidad de Skay, producto de su viaje a Fez, no haya despertado antes”), resulta una crónica de la disolución de la banda. Según el cantante, el problema fue la custodia del archivo de las grabaciones originales en audio y video de la obra del grupo: estaba en poder de Skay y Poli, mientras que el Indio quería tener su propio backup. ¿Indiana Solari busca recuperar el Tesoro de los Ricoteros? Escribió el cantante: “Hasta el día de hoy he callado los verdaderos motivos de la separación artística. (...) Los soportes de grabación de todos los shows de los Redondos (Huracán, Racing, River, etc.) quedaron en depósito en casa de Skay porque Poli era la encargada de contratar los servicios que los proporcionaban. Eso nunca me incomodó porque confiaba en una amistad de muchos años. Un par de años antes del final se me ocurrió pensar que algún motivo —¿un accidente?— podría hacer que me viera obligado a reclamar ante parientes y desconocidos lo que por derecho formaba parte de mis intereses. A partir de ese momento, esporádicamente y con más pudor del necesario, pedí que se hicieran copias para tenerlas a mi guarda, y que a su vez sirvieran de protección. Siempre coincidieron (de palabra) en que era lo aconsejable. Pero extrañamente el tiempo pasó y siempre esgrimían una excusa. (...) Me puse firme en mi requerimiento y esa actitud, ante la negativa, desembocó en el rompimiento de la sociedad artística. Hasta el día de hoy, Poli y Skay están sentados sobre ese material, cuya custodia artística he reclamado en silencio público hasta hoy”. Luego de la carta abierta del Indio, la ex manager Poli quiso evitar un ida y vuelta y respondió secamente a RollingStone: “No hagamos Rial. Que diga lo que quiera”. ¿El mito de Patricio Rey se agrieta por el manejo de la caja? ¿La pulseada por negocios futuros afecta la pasión por misas pasadas? ¿Y si los próximos que entonen el cantito “Sólo les pido que se vuelvan a juntar” son abogados?
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