Jueves, 3 de septiembre de 2009 | Hoy
LA BANDA QUE NUNCA VAS A ESCUCHAR
Por Javier Aguirre
El rock está muy bien en tanto rebelde, contracultural y visceral forma de expresión artística; pero la crisis económica mundial les ha puesto difíciles las cosas a los rockers argentinos a la hora de pagar el gas, luz, agua, dealer, abono mensual del sauna, etcétera. Es que la rebeldía, la contracultura y las vísceras no siempre pagan las cuentas. Por eso, encontrar métodos de subsistencia se ha vuelto cada vez más una obsesión para los músicos de rock, especialmente para aquellos que no convocan miles de fans en sus conciertos, no venden miles de CDs y ni siquiera comercializan miles de ringtones ped-fi (pedorra fidelidad).
El desafío es afrontado abiertamente por los Clincaja, la banda de Almagro cuyo principal objetivo es acceder al mundo de la publicidad y lograr que alguna de sus canciones sea adoptada como jingle comercial en un aviso televisivo. Usar una canción de rock para vender algún producto es una veta que no sólo fue explotada por vacas sagradas como Los Beatles o Cerati sino que también hits de Babasónicos, Súper Ratones o Jóvenes Pordioseros fueron puestos al servicio del lucro empresarial. “No hay que ser prejuicioso, peor es salir a punguear o escribir reseñas de discos”, dispara Johnny Estribishow, frontman de la banda.
Los Clincaja no llevan sus CDRs a productores de FM rockeras, no intentan pegar un hit viral en ninguna comunidad de Internet, ni taladran con faxes la siempre vintage redacción de este suplemento: su estrategia se basa en regalar sus discos a cualquier miembro del negocio de publicidad, ya sean duros dueños de agencias, jóvenes creativos, turgentes recepcionistas o prolijas maquilladoras de El show del Clío.
La maniobra resulta evidente en Precio y calidad, el disco debut de Clincaja, cuya lista de temas revela la subyacente intención publicitaria de composiciones como la humeante “Sopa deshidratada”, la inocente “Margarina sin sal”, la sólida “Masilla de plomero”, la gomosa “Chicle globo”, la inquietante “Seguro de vida”, la escatológica “Pañal para adultos” o la pegajosa “Toallita femenina”.
“La clave es tener claro cuál es tu target”, explica Estribishow, con retórica publicitaria y franqueza punk, y subraya: “No es lo mismo una canción pensada para el pogo cervecero de diez adolescentes, que otra compuesta para vender créditos hipotecarios a obesos cuarentones que buscan mudarse a un departamento de tres ambientes con garage y laundry”.
* Cualquier coincidencia con la realidad es mero parecido.
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