CERVEZAS URUGUAYAS DE ALTA FIDELIDAD
El NO cruzó el charco, se bajó 50 litros y confirmó, angustiado, que las cervezas orientales son mejores que las nuestras. Nos queda el vino...
› Por Facundo Federico Di Genova
Desafiado por nuestros colegas uruguayos, el Comité de Sommeliería Popular del NO cruzó el charco y se radicó en Colonia del Sacramento con el objetivo de comprobar la veracidad de un secreto antiguamente guardado a voces, pero cada vez más extendido: la cerveza uruguaya sería infinitamente superior a la argentina. Lo cual, si se abandona cierto chauvinismo, y luego de haber bebido largo y tendido cerca de medio centenar de litros, es tristemente cierto. La razón, más allá de los cereales y el lúpulo con los que producen las cervezas orientales, reside, según rotundo dictamen del Comité, en el agua. Como consuelo queda el vino, ahí no hay discusión.
8 puntos
Ojalá la cerveza porteña más bebida fuera como la Pilsen. La más consumida por los uruguayos es una todoterreno: el cuerpo justo, sin cirugías ni siliconas. Dorada, espuma blanca como nalga de virgen en celo, acompaña bien pizzas y picadas, asados y chivitos. Dicen que no trae resaca y es verdad. Lejos, la mejor rubia de batalla del Mercosur.
9 puntos
Exportada al Brasil, se trata de la uruguaya Premium por excelencia. Medalla de Oro en el Mundial de Bruselas 2007, ligera y entradora, aunque oligarca, tiene 5,5 por ciento de alcohol. Con notas a pinito playero y perfume de mujer recién salida del mar, sabe a canto a la vida. Está re buena la rubia. El día que llegue a la Argentina hace desastres.
7 puntos
Se zarpa en rica la colorada. Color ambarino acaramelado, apenas sobrepasa los 5 puntos de alcohol por litro. De muy ligera amargura y pronunciadamente frutada, no parece cerveza y casi que da para el postre. Se ve tostada como piel de piba soleada por las tardes y sabe a jugoso chupón de pebeta que antes lambeteó un Pico Dulce.
8 puntos
Beber esta rubia sería algo así como tomar agüita mineral del Paraíso. Su sabor recuerda a... nada parecido. Será que, desde 1936, se produce con el agua pura y cristalina de la Sierra de Minas, lugar en el que también se embotella el agua Salus. Da para tomarse quinientas mirando el río tras un fulbito en las limpias playas de Colonia.
8 puntos
Saborear su espuma es una caricia al paladar. Robusta, intensa y aterciopelada como negra descendiente de esclavo africano, esta morocha da pelea y le juega de igual a igual a cualquier morocha argentina. Ni hablar a las negras europeas: les pasa el trapo, mal. Para acompañar cualquier comida, ideal incluso para postrecito.
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