Jueves, 18 de marzo de 2010 | Hoy
VIDA REAL
Por Mariano Blejman
Que los espacios dedicados a la cultura joven sean habitualmente intervenidos por intereses comerciales, que los grandes sellos y las productoras locales presionan por generar agenda, y que éstos quieran que sus artistas sean publicitados, y que músicos, managers y agentes de prensa se enojen con estos medios cuando los artículos o las críticas de sus discos no son favorables, no es una novedad sino más bien parte de este gran circo romano que es el mundo del rock vernáculo. Que las líneas editoriales de los medios sean afines a estos espacios dedicados a “los jóvenes” también tiene cierta lógica. Pero la nota publicada el viernes 12 de marzo abiertamente a favor de la Policía Metropolitana por el suplemento S! de Clarín, bajo el título “Estudiantes de la cana”, va más allá de cualquier consideración periodística, y huele a una peligrosa operación política, algo que Maurizio Macri emprendió hace ya varios años. Este no es otro que el proyecto de la derecha cool (que tuvo apenas su interruptus esclarecedor con el nombramiento del dinosaurio Abel Posse como ministro de Educación porteño, quien dijo “el rock estupidiza a los jóvenes”). No se trata de aclarar que estos aspirantes blanquitos y bien peinados que tienen “vocación de servicio”, no opinan sobre la última dictadura militar (¿porque están a favor?), prefieren escuchar “cualquier cosa menos cumbia villera” y son amantes de “lo físico”, sino de recordar que es una policía creada por un gobierno que celebra las autopistas de Cacciatore (el interventor de la entonces Municipalidad porteña de la última dictadura militar), que le parece correcto usar picanas para detener gente (lo cual fue criticado por organismos de derechos humanos del mundo), y que pretende –como lo hizo su padre, el eterno oficialista Franco Macri– establecer todos sus negocios de la mano del Estado, esta vez yendo donde su padre no fue: al poder político. Maurizio quiere ser presidente, y apuesta a los jóvenes para ello. En unos años, si la reinstauración conservadora triunfa en este país, acuérdense de esta nota en el S!, y de todos esos medios y músicos que le lavaron la cara al macrismo, que hicieron digerible el eficientismo a cualquier precio. “Sube a mi Meriva”, decía el epígrafe de la foto. Ay, si Pappo viviera, el editor del S! –o quien, finalmente, haya tomado esa decisión– correría la misma suerte que DJ Deró.
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