Jueves, 20 de mayo de 2010 | Hoy
BOLAS NEGRAS / EL SUB-SUPLEMENTO DEL NO PARA SUDáFRICA 2010
Por Javier Aguirre
Si la relación entre la Iglesia y el Estado más de una vez ha sido conflictiva, ahora la hipótesis de quilombo entre el poder espiritual y el poder terrenal se pone las canilleras, los pantalones cortos y un jeringazo de nandrolona. Es que la FIFA anunció que, durante Sudáfrica 2010, los futbolistas tendrán expresamente prohibido manifestar su fe en el campo de juego, exhibir camisetas con leyendas religiosas o rezar en grupo. El argumento por detrás de este modelo de Mundial laico es no incitar a la violencia, y la dirigencia sostiene que “la exaltación pública de la fe no tiene lugar en el fútbol”.
En el contexto estrictamente futbolero, la medida parece integrar el mismo paquete represivo que la amonestación por “festejo desmedido” a quien celebra un gol sacándose la camiseta o trepándose a un alambrado. En un contexto cultural, la discusión podría ser otra. Sin embargo, para organizadores de eventos costosísimos como un Mundial, la fe resulta una expresión aun más inquietante que la felicidad.
La génesis de la política del fútbol anticlerical no se remonta al año 0, ni al origen del mundo (¿en qué año fue?), sino apenas a 2009. Durante la Copa de las Confederaciones, la sesión de rezo comunitario con la que celebró el plantel de Brasil, generó comentarios de reprobación del CEO de la FIFA, Joseph Blatter, y de tantos otros dirigentes europeos.
Aunque el desencadenante fueron los futbolistas cristianos, con el brasileño Kaká como profeta-símbolo, la presencia de jugadores musulmanes en diversas selecciones podría prenunciar una nueva Cruzada de las autoridades de la FIFA. El antecedente más cercano remite al seleccionado iraní de fútbol femenino, que hace semanas fue excluido de las Olimpíadas Juveniles para impedir que las chicas jugaran con velo. No se compara un velo con una vincha, unas calzas, una trenza, una máscara protectora para huesos faciales fracturados o un maradoniano mechón amarillo...
Hasta el momento, la FIFA no especificó cuál será la sanción para aquel jugador que viole la normativa y le dedique un gol a Jesús, a la Pachamama, a Ghanesa o a cualquier otra forma de divinidad. ¿Tarjeta roja o excomunión? Y, a propósito, ¿qué es peor: una eternidad en el infierno o que te suspendan y te quedes afuera de la final del mundo?
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