BOLAS NEGRAS > EL SUB-SUPLEMENTO DEL NO PARA SUDáFRICA 2010
› Por Javier Aguirre
Cuando un astro musical internacional visita la Argentina, el catering solicitado para los camarines suele ser objeto de morbo: que cuáles bebidas blancas pidió para mezclar Amy en su desayuno, que cuántos caramelos Media Hora pidió Kurt, que cuántos cachos de bananas solicitó Elton... En estos días de hegemónico clima mundialista se genera cierta inquietud similar en relación con el menú que ingieren los jugadores durante su participación en la Copa del Mundo Sudáfrica 2010. Y así como algunos entrenadores, entre ellos Diego Maradona, apuestan por generar cierta buena onda gastronómica en su plantel, suscriben a la idea de que “panza llena, corazón contento” y admiten el consumo de asado y dulce de leche, otros directores técnicos optan por imponer una dieta más rigurosa, que apunta a la calidad de la nutrición y, casi, a impartir un sentimiento pseudo castrense de sacrificio y austeridad. Acaso para no estar tan sólo en la resolución de esa antinomia entre los placeres culinarios y la preparación física para la alta competencia, Carlos Tevez reveló haber contratado un nutricionista personal desde principios de año, con la idea de llegar al Mundial de la mejor manera (y a pura fruta y verdura).
En el seleccionado inglés, que está bajo las órdenes del DT italiano Fabio Capello, se anunció que las carnes y vegetales con las que se nutren sus jugadores son compradas en Sudáfrica, pero se han cuidado de incluir en su vianda mundialista llevada desde Gran Bretaña un set de diez botellas de aceto balsámico, doscientas barras de chocolate orgánico, y una provisión de mostaza británica, aceite de oliva de primera prensada, salsa tabasco y otros aderezos picantes (nadie quiere comidas desabridas). En la delegación de México, los chefs aspiran a que aún los platos más comunes de la dieta del plantel, como el pollo asado y las sopas de fideos, sean del gusto de los jugadores (nadie quiere quejas); mientras que en España –-cuya selección llevó su propio cocinero– anunciaron una lista negra que prohíbe la leche, la manteca, la yema de huevo, la cebolla, el atún y los “alimentos flatulentos” (nadie quiere gases).
La propia FIFA difundió en su web una serie de consejos alimentarios para los futbolistas, acaso pensada para las selecciones con menor logística y presupuesto: si carecen de cocinero, que al menos consigan una conexión a Internet para seguir las sugerencias de FIFA.com. La recomendación clave es: “Recibir la cantidad correcta de energía, porque con demasiada energía, la grasa corporal aumenta, y con poca energía, el rendimiento decae y aparecen las lesiones”. O sea que el problema no es el primer plato de asado con dulce de leche sino el segundo.
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