Jueves, 17 de junio de 2010 | Hoy
ABOGADOS ROCKEROS
Fernando Bertuccio de Inmaduros, Gastón Zivec de Sexto Sentido y Facundo Arias de La Potoca son abogados o están en vías de ejercer la profesión más polémica del mundo.
Por Luis Paz
“Hay que diferenciar responsabilidad de culpabilidad, porque el uso común que se le da a la palabra culpable es distinto del que tiene en Derecho.” La frase, con relación a Cromañón, efectivamente fue dicha por un abogado. Pero no sólo por un abogado: Fernando Bertuccio egresó de Derecho de la UBA en 2007, y trabajó en estudios y defensorías variopintas, además de ser la voz de Inmaduros. Junto a Gastón Zivec, cantante de Sexto Sentido, y Facundo Arias, armonicista de La Potoca, forma parte de un selecto grupo de rockeros abogados (o en vías de serlo). No sólo se reunieron con el NO para completar el debate sobre Cromañón de esta misma edición sino, también, para dar pautas y recomendaciones, hacer distinciones, discutir e interpretar la legislación (de hecho y de derecho) del rock argentino.
“El músico, y en especial el joven, ve sus derechos avasallados en muchos campos; pero, en la mayoría de los casos, son derechos que no se conocen”, alerta Fernando. Facundo revela: “Todos los músicos conocen, al menos de nombre, a Sadaic, pero no así sus derechos como intérprete. En el bar de Abogacía hay otros dos pibes con banda. Los tres somos futuros abogados y tenemos bandas, pero los conocíamos”. El armonicista se refiere a derechos de autor, de intérprete, como pibes y estudiantes, músicos y público.
“Retomando, lo que hay en torno de Cromañón son responsabilidades y culpabilidades. La culpa, en Derecho, no tiene que ver con la intención sino con la falta de intención. Lo intencional es doloso y por eso la figura que recayó sobre Cromañón es la del dolo eventual: los implicados sabían que eso podías saber, y al no haberlo evitado, tuvieron de algún modo una intención por omisión”, explica Fernando. Gastón –que tocó en Cromañón en mayo de 2004, medio año antes del desastre, y que vio cancelado el show que iba a dar junto a Manto y El Limbo en Mvseo Rock por... ¡la clausura del lugar!– considera que “dentro de lo que uno estaba acostumbrado a ver en el under, el local era de lo más profesional”. Ahora, en teoría, a los músicos abogados habría que pedirles un reparo mayor en términos de la legalidad de los arreglos, pero señalan los tres que cuando se pertenece al mundo del rock de antemano hay prácticas naturalizadas que exceden el análisis de lo legal porque, saben, son la única salida posible. Por ejemplo, tocar sin contratos.
“Si aceptás meterte en un baile que sabés que muy derecho no funciona, te la tenés que bancar porque de movida te metiste en algo que no era legal”, alecciona Fernando. Gastón, a su modo, interpreta que un arreglo de palabra es igualmente un contrato, de tipo oral. “El tema es que se torna dificultoso desentrañar las responsabilidades casos de incumplimiento, porque las condiciones no están precisadas más que entre las partes: es la palabra de uno contra la del otro.” Facundo, en una actitud conciliadora, refuerza que “al no haber lugares, estás obligado a caer en esos espacios”, y va más allá: “Está todo armado para que te canses de tener una banda”.
Parte del cansancio proviene de una etapa a la que muchos músicos le tienen miedo: el registro de los temas y la propiedad intelectual. “Si registrás bien tus obras, terminás cobrando hasta el 75 por ciento de lo que recauda Sadaic. Si no, apenas un diez”, distingue y vuelve a alertar Bertuccio. Pero, ¿qué es registrar bien? ¿Qué pasos supone cuidar a tu banda y tu obra? “Lamentablemente, toda la burocracia: hacer la reserva en protección de la obra, registrar tus derechos como autor e intérprete y poseer la propiedad intelectual sobre tu obra”, enumera Bertuccio, que por estos días estrena el nuevo disco de Inmaduros, Hijos del Carnaval.
“No es sólo que nadie informa estos derechos, también sucede mucho que la gente tiene miedo a lo legal, a que lo cague el abogado, a meterse en un lío mayor”, abre el panorama Facundo, que junto a La Potoca acaba de publicar Anónimo, precisamente un tratado musical sobre el modo en el que “este sistema te mantiene asustado y te convierte en un número”, un tema que Inmaduros también evalúa en la canción Fuera de serie. “Hablando de serie, ¿sabés qué es lo que te ofusca?”, inquiere Fernando. “Precisamente la falta de seriedad, de saber que cumplís diez pasos, pero hay resultado.”
Sexto Sentido, La Potoca e Inmaduros subieron sus discos a los foros de descarga gratuita. “Estamos de acuerdo con el pibe que se baja el disco, pero no con el que lo vende en la calle, el que lo usa para su lucro”, van completando entre los tres. El trío legal-musical sabe lo difícil que es controlar la red, un espacio virtual donde las fronteras geográficas se disipan, pero las normativas siguen distinguiendo entre los destinos y orígenes de las direcciones IP que pululan por la web. “Cuando incluso legalmente hay imposibilidades, la que queda es luchar contra la piratería desde un arte de tapa interesante, desde algo más que el disco como soporte de música. No debería ser así, pero muchas no quedan”, se lamenta Bertuccio. Y concluye: “Es el problema de la globalización. Se globaliza todo, menos las leyes. A todos nos quieren poner bajo la misma cultura, una cultura baja, y que entre tantas cosas en oferta aprendamos menos. Nos inundan de conceptos, nos spamean la cabeza y terminamos bajo el gobierno de un imperio global estadounidense que, al confundir sus leyes con las del resto del mundo, genera confusiones a su conveniencia”.
“La reducción en la edad de imputabilidad para los pibes no resuelve el problema de la inseguridad. Es una pantomima para calmar los ánimos, pero si en verdad quisieran hacer algo, irían al centro del asunto: la familia, el trabajo, la educación y la salud”, condena el vocalista de Inmaduros. El de Sexto Sentido pica en otr a dirección: “La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es la primera manifestación política de apoyo a este sector, al rock y sobre todo al rock independiente”.
* La Potoca toca el sábado 17 de julio en Niceto (Niceto Vega 5510). Y Sexto Sentido regresa a los escenario en agosto.
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