KINGS OF LEON, VICTIMAS DE UN ATAQUE FECAL
› Por Javier Aguirre
De todas las “razones de fuerza mayor” que pueden llevar a interrumpir y suspender un show de rock, ninguna resulta más sólida –y chirle a la vez– que una generosa lluvia de cagadas de paloma. Ese fue el pegajoso –y arenoso a la vez– argumento que excretó a los Kings of Leon del escenario durante un show en Saint Louis, Estados Unidos. Los organizadores habían advertido sobre una plaga de palomas en la zona, y el techo del escenario ya había resultado una plataforma de lanzamiento de heces y plumas durante los sets de las bandas soporte. Cuando empezó el concierto, la llovizna de excrementos devino en diluvio, y la banda integrada por los tres hermanos Followill (y un primo también apellidado Followill) sólo pudo tocar tres canciones antes de pedir tibias –y húmedas a la vez– disculpas al público, largar todo a la mierda y huir.
El relato resulta aún más dramático en las propias palabras de los rockers norteamericanos. El baterista Nathan Followill cuenta el calvario de su hermano, el cantante Jared, que fue quien llevó la peor parte ante la cobarde agresión fecal de las aves: “Tuvimos que irnos, había palomas defecando sobre Jared en los dos primeros temas, y en la tercera canción, fue alcanzado en la mejilla y parte del excremento cayó en su boca. Era imposible de aguantar. No era sólo desagradable, también resultaba antihigiénico y tóxico. No culpen a Jared”.
El público, sin embargo, no fue tan comprensivo y la banda corrió a los camarines de la peor manera imaginable: entre silbidos, abucheos y acuosos soretes de ave. Sí, el famoso “peor escenario posible”. Recién bañado, pero todavía disgustado, Nathan disparó en su Twitter contra los fans enojados: “A ustedes tal vez les gusta que los caguen; a nosotros, no”.
Un suceso de tamaño impacto no sólo resignifica el lugar común estadounidense acerca de quiénes son los buenos en la interna entre halcones y palomas; sino que también se suma a la vasta galería de músicos que fueran blanco de proyectiles no convencionales (¿hay proyectiles convencionales?) en el escenario. Una selecta lista en la que se anotan Joe Jackson (alguna vez le arrojaron un cisne muerto), Miguel Abuelo (monedazo ochentoso), Morrissey (lluvia de salchichas alusivas durante la gira Meat is Murder, de The Smiths), Daniel Melero (frutas de estación por la cabeza durante un show de su primera banda, Los Encargados) y hasta el actor rocker Keanu Reeves (botellazo lleno de pis durante un show de su grupo Dogstar).
Resulta evidente que los Kings of Leon jamás hubieran resistido en un festipunk porteño, bajo una inclemente metralla de escupidas. Lo que no queda tan claro es si existe en inglés alguna frase similar a nuestra: “Más boludos que las palomas”.
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