Y UN DíA TWITTER EXPLOTó
Algo tendrá este rulemán pop que ha hecho cuña en los músicos y está cambiando las reglas del juego en la industria. Los mensajes enviados por Twitter cruzaron en febrero la barrera de los 10 mil millones, a finales de julio alcanzaron 20 mil millones y en cien días podría estar llegando a 30 mil millones. En pocos meses se postearon la misma cantidad de tweets que en tres años de existencia.
› Por Federico Lisica
“La vida real ocurre entre los posts de los blogs y los e-mails. Ahora hay una forma de compartirla”, sentencia el video con voz cualunque “¿Qué es Twitter?” colgado en YouTube. Poquísimas semanas atrás, Juan Zelada dio su versión de “la vida real” al lanzar #YoConfieso, publicitada como “la primera canción sobre Twitter”. Lo del español incluye una vuelta de tuerca notable. Importa menos su record que el uso de una herramienta sui generis como los hashtags (ver “Twitter básico”) para darle letra a su obra. “No me esperaba nada la repercusión. Increíble. Elegí Twitter por ser sólo texto, más lírico y novedoso. El diálogo abierto y anónimo”, le declaró Zelada al NO. Y en un reciente show le sucedió algo “muy especial que cerró un círculo”. Conoció personalmente a @abejita2310, la autora del último tweet de su canción.
Puede que el ibérico se haya centrado en una sola de las posibilidades del pajarito azul para pintar su aldea. Según un artículo de la revista Time (titulado sin más “Cómo Twitter cambiará nuestra vida”), lo desmiembran así: “Mezclá redes sociales, buscadores en vivo y contenidos con links, y tendrás el cocktail con la alternativa más interesante al cuasi monopolio de Google”. Lo leído. Estos acusaron recibo declarando a Twitter como “correo electrónico del pobre” (ahora están cerrando negocios en conjunto). Lo mismo desde Facebook con aplicaciones similares a las del servicio que está en la boca y dedos de miles de argentos. Y la cantidad va en aumento a razón de 2 mil más por día. Pero, ¿qué catzo es Twitter? Una buena respuesta es abrirse una cuenta en Twitter.com y tantear el teclado del sistema de micro-blogging que permite “seguir” a otros usuarios y ser “seguido” por ellos, habilitando información sin filtro (más que el ego) de forma caliente, rápida y sintética. Data en carne viva, 140 caracteres de psiquis ciento por ciento excitada.
Evan Williams, uno de sus creadores, es hábil con el marketing del relajado. En una conferencia de TED, se mostró distante del control, considera que los usuarios moldearon el medio y que “no tiene idea” de lo que ocurrirá con Twitter. Según Jack Dorsey, otro de sus gestores, es más que una red social: “Podés construir una encima de Twitter, ya que no son más un directorio de nombres. A Twitter lo consideramos una plataforma de comunicación. Permite controlar lo que contás y lo que recibís, y la gente puede escoger leerte o no hacerlo”. Tom Waits lo hace. Leído por 42 mil sujetos, este misántropo singular sólo sigue a Anti Record. No pispea ni a Pablo Lescano, uno de los favoritos del showbizz local. En su caso, el mapeo de afinidades sólo aparece en su escritura. La escala fama en su máxima expresión, el célebre no se muestra tan preocupado por lo que dicen los demás.
Que uno de los mayores one hit wonders del último lustro haya sido Mándame un e-mail de la banda Ahora da cierto cosquilleo. Había algo de profético en su eco impaciente nacido de loas a las (ya no tan) nuevas tecnologías. No te metas a mi Facebook de Esteman renegó de conectar con el otro, mezcló Music Hall, levantes y bastardeó los posteos en el muro. De ser quisquilloso habría que remontarse a Please Mr. Postman de The Marvelettes para entender esto del medio y el mensaje (o el masaje sentimental sonoro). Zelada, quien resalta “lo comunitario”, “la conexión de gente con intereses comunes”, “las posibilidades colaborativas de Twitter”, se imprimió algunas hojas con confesiones y creó un tema en el que fluye su “soul, blues-folk y buena onda”.
No es un capricho centrarse en la música para hablar de Twitter. En 2007, y con menos de un año de vida, el proyecto de Obvious Corp. resultó ganador del SXSW web award. El reputado festival tejano, dedicado a fomentar lo que se viene en rock, fue el primero en poner la lupa sobre esta herramienta, luego MTV lo adoptó en sus VMA’s. Por entonces contabilizaban 20 mil tweets diarios, en febrero de este año cruzaron la barrera de los 10 mil millones, y a finales de julio alcanzaron la marca de 20 mil millones. Mariano Repetto –baterista de Bicicletas (@bicicletass)– fue, digamos, uno de los que ayudó a que alcance esa friolera: “Amanezco, almuerzo y me voy a dormir con ideas y comentarios de gente que me interesa (...). Compro un vida más atractiva. ¡Mi propio diario de Yrigoyen!”. Fer Isella, productor de un exquisito disco homenaje al Cuchi Leguizamón (@CuchiTribute), se enteró por este medio de que sus viejos estaban bien tras el terremoto en Chile.
Un poco más reticente, Lolo, de Isla de los Estados (@isladlosestados), informa “cosas que tienen que ver con la banda. Compartimos música y videos. Y seguimos a Jodorowsky y a Yoko Ono, que dicen cosas lindas. Y a Narda Lepes, que tira recetas”. El trío comandado por Flavio Etcheto es uno de los cuatro a los que se sigue desde la cuenta de Gustavo Cerati, reputado twittero hasta la fatídica noche en Venezuela. Con casi medio millón de seguidores, este medio es –para bien y para mal, para mitos y verdades– el rizoma informativo para saber sobre su estado. Mientras miles decoraban sus perfiles con una cinta verde en señal de energía positiva, el miércoles 11 de agosto algún allegado que maneja su cuenta posteó en su cuenta oficial “Feliz cumpleaños Gus”. Cada caso distinto, siempre vital y personal.
También lo es para Dante Spinetta (@dantespinetta), quien se ubica en el top 10 de los argentinos con más seguidores (“creo que estoy sexto ahora, tengo adelante a Luisana Lopilato”). Para el rapero “es un arma de comunicación re grossa, como mandarse SMS, simple para subir fotos o lo que sea, y no hay tanta intermediación con la gente”. Fueron los integrantes de Calle 13 quienes lo estimularon a abrirse una cuenta, y gracias a ello concibió, en diálogo público, un featuring con La Tigresa del Oriente. ¿El lado oscuro de la fuerza tweet? Para Lolo, “pareciera que la ley es atosigar con la información y eso todavía no lo entiendo”. En Dante se volvió una adicción: “Me encuentro subiendo imágenes de un guiso de lentejas”.
Atención a la barriga entonces. Como se afirma desde el blog Bien Ahí, la comida es uno de los intereses más compartidos por todo twittero (sean mandarinas, la necesidad imperiosa de cafe latte o discusiones encarnizadas sobre el Cachafaz). A otro blogger “le copa tratar de desnaturalizar versos de canciones o frases instaladas para ver qué sucede fuera de su contexto. En 140 caracteres, una línea de un tema de Bandana parece una máxima zen: “Hoy tu sueño es real: abre tu mente”, reflexiona Capitán Intriga. Este entrepreneur digital, por otra parte, no deja de sorprenderse por “las faltas de ortografía y burradas de los artistas sin el filtro de los agentes de prensa”.
El favorito del ilustrador Augusto Costhanzo (artífice de la tapa de este NO) es @jorgealtamira con sus “revoluciones suspendidas”. “Twitter es como un brainstorming brutal y global –dirá–. No sé si alimenta mi creatividad, pero la pone en ‘foco’. Algunas frases que uno tira durante el día toman otro valor cuando son posteadas y puestas al análisis por gente que no conocés. Hasta pueden ser catalizadores para futuros trabajos o imágenes.”
Algo tendrá este rulemán pop que ha hecho cuña en los músicos –y en los demás– como un tremendo canal de ida y vuelta. Y aunque no lo utilice como Snoop Dogg con su flow repleto de Jizzle Wizzle, Dante aprecia las “charlas reales con gente de toda Latinoamérica o mismo con otros artistas, y de golpe entrás en un juego lírico que está bueno, inspira, se postean cosas re deformes, te pasan links de temas, vos tirás otros y surge un intercambio cultural muy bueno”. Para Repetto, por su parte, se genera una creatividad lateral (“no está vinculada directamente con lo que te hace ser artista, tus canciones”), pero lo apoya como vía de difusión en un contexto sesgado. “La radio y la TV puede que no estén accesibles para los nuevos, arranquemos entonces por otro lado. Lo usamos para crear sentido más allá de los shows. Un concepto de campaña permanente y presente.” César Palmeiro, promotor de shows y autor de La Industria Discográfica y La Revolución Digital, le da cierta razón al músico. “Twitter permite hoy un ‘boca a boca’ virtual que puede ser capitalizado por artistas, sellos y demás agentes de la industria, pero honestamente no es mucho más que eso. Hasta el día de hoy, la consagración depende de los medios tradicionales, más allá de que las plataformas digitales permitan el contacto directo entre artista y consumidor, o entre fans, la realidad es que no te convierte en estrella.”
Y si el Fotolog hizo zoom en las hormonas teens en ebullición, puede que Twitter ofrezca menos feromonas, pero algo es seguro: la virulencia y fogosidad garpan en retweets. Repetto ve en “el conventillo” uno de los usos más argentos del medio. El mismo Dante se vio involucrado en uno. “Mandé que al diputado salteño le pegaría un tiro por lo que decía contra los gays. Obvio que no era cierto, pero un montón de gente se puso agresiva conmigo, algunos se fueron de mambo, se armó una guerra jodida, yo me puse medio agresivo, hasta que la cuestión se calmó. Parecido al bardo grosso de Calamaro con la tauromaquia.”
Cualquier seguidor del músico con la imagen de Karl Marx sabrá que cuando éste se conecta, el caudal de data puede inundar Silicon Valley. En sus últimos comunicados, el músico (estamos hablando de Andrés Calamaro) se extrañó porque Alejandro Jodorowsky lo había bloqueado, mandó videos más jugosos que los de Peter Capusotto y hasta amenazó con desaparecer al llegar a los 100 mil seguidores (“Me gustaría abusar de esta plataforma como derecho a réplica on-line y como posible herramienta de promo patriótica... aunque con la vergüenza de compartir el know how con la mayoría de mis casi 100 mil followers amorcillados... va con la mejor! #eatshit”). A su modo, El Salmón sigue braceando, esta vez, con la corriente.
Martín Rea –agente de prensa de Calamaro– prioriza la velocidad e inmediatez de la nueva estrella viral y hasta la ve en sintonía con MySpace y Facebook. “No hay dudas de que elimina intermediarios”, pero pone paños fríos sobre su potencial totalizador: “Más bien acompaña la soledad del artista después de los shows; no me lo imagino montando una campaña sólo con Twitter”. En esa línea, Palmeiro cree que al no permitir “tunear” perfiles, ni subir reproductores, “lo verdaderamente sorprendente es que pueda ser una herramienta de promoción eficaz y popular para la industria de la música. Puede servir para hypear, pero no va a revolucionar la manera de comercializarla. Hasta MySpace, que fue mucho más prometedora, hoy está en clara decadencia”. Rea, con cerca de un cuarto de siglo en el medio, lanza: “Es un instrumento más para cualquier industria, con sus pros y sus contras. No faltará el genio que la explote al máximo hasta que se agregue otro adelanto que lo pase a retiro. ¿Dónde está Napster? ¿Y Pure Volume?”.
A sus popes parece no importarles. Hoy es una época de pajaritos gordos. Con ellos se pueden levantar ballenas (la imagen cuando el servicio está al tope) y hasta imprimirse en unas Nike Air Twitter Bird. La metáfora sirve para explicar lo que fomentan desde el polo a cargo de Avogadro (con “cruces” entre todo lo que sea expresión y negocio), un optimista del fenómeno: “Todos estamos explorando y aparecen usos interesantes, en la música y en la vida. Creo que la tecnología vinculada con Internet es un componente cada vez más importante en la matriz creativa de estos proyectos”. Acaso porque fue la primera en sentir el cimbronazo digital, la industria de la música no se deja envalentonar por Twitter. Busca salidas imaginativas a través de servicios como Spotify o Sonora (el último fin de semana montaron un show con Dante) y desmenuza cada interfaz tecnológica.
Twitter, al fin de cuentas, parece más afín a lo que señaló el gurú musical Tom Silverman. Algo imprescindible para todo músico actual: contar una buena historia de sí mismo. Juan Zelada lo logró con su tema (“hay que adaptarse a los nuevos tiempos con creatividad”), luego vendrá lo más difícil, “el objetivo de toda banda”, apunta Repetto, transformar a los “followers” en escuchas “fieles”. “Nosotros ‘somos’ arriba de un escenario –explica–. Y ahora que no se venden discos, como banda nos sirve la gente en el show, todo lo otro es papelitos de colores. El on-line sin el off-line es una versión ‘mísera’ del comportamiento humano.” No es un problema exclusivo de la música. “Ashton Kutcher es la celebridad de Hollywood número 1 en Twitter, con 5 millones y medio de followers, pero sus proyectos más recientes fueron fracasos rotundos”, señala Palmeiro. Para este joven promotor, popularidad y éxito comercial “son dos conceptos muy diferentes”.
No será la panacea para la música sino algo más, un scanner de consumos, palabras y pensamientos; un cadáver exquisito de 0 y 1 con resignificaciones constantes. Así fue como el Capitán Intriga creó un “Elige tu propia aventura argento” del mundo televisivo y una marca lo contrató para armar una versión parecida. Otro personaje misterioso, @discographies, se volvió el crítico favorito de la NME por su “verdad ácida, juguetona y fundamental sobre un artista y su obra” en 140 caracteres: (“The Who: mods; básicos; sobreestimados; épicos; “¿recordás a los mods?”; borrachos; tontos cansados; OK, no son raros”). Todavía no dijo nada sobre el son de Sígueme de Oscar D’León. Según el video, un salsero “verificado” en Twitter.
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