El rock, como la vida –según la teoría del caos que Jeff Goldblum tan bien nos enseñó en Jurassic Park–, siempre se abre camino. Así es como la gira “Vidrieras de Buenos Aires” de la banda Pulgas Maníacas abre un nuevo capítulo sobre la utilización de nuevos escenarios. Paralelamente a su actividad “convencional” (tocar en clubes, pubs, bares, etc.), esta banda de funk-rock brujoso-pelotero oriunda de Sáenz Peña se presenta en vidrieras de comercios de barrio, como jugueterías o tiendas de ropa. Ernesto “Perico” Pérez, pulga vocalista, explica la idea al No: “Nos sirve para llegar a gente que no ve rock, en shows de bajo presupuesto. Tocamos en la vidriera, con batería completa y todo, y ponemos las cajas de sonido en la vereda. La gente no entiende nada; a veces tenemos miedo de generar un accidente porque los autos pasan muy despacito, para ver qué pasa. Muchos se quedan hasta el final del show sólo para preguntarnos cómo se nos ocurrió”. Acostumbrados a usar “atuendos espaciales” en escena, la puesta visual de los shows de vidriera incorpora –en versiones trash de aquel link entre Turf y Levi’s– elementos propios de local anfitrión; en especial en las jugueterías, donde las Pulgas Maníacas se rodean de juguetes. Mientras preparan para este sábado la presentación de su disco Mundo fuego, Perico asegura que abrieron un circuito que otras bandas ya están siguiendo, y revela su norte: “¡Hasta Modart no paramos!”. JAVIER AGUIRRE