PEQUEÑO BOOM DE MIRANDA!
Inflados
En cierto círculo de la modernidad porteña se los saluda como si fueran los mesías pop, que llegaron para terminar con la tosquedad (y el olor) del rock chabón. ¿Es para tanto?
POR GUSTAVO ALVAREZ NUÑEZ
Si estuviésemos en 1983, muchos adalides del gremio rockero estarían rasgándose las vestiduras. Es que Miranda!, la sensación de cierto under porteño, no le hace asco alguno a reconocer su propuesta como complaciente. Es más: la palabra “divertido” suena omnipresente en sus declaraciones. “Personalmente no pensaba que nos iba a dar bola alguien. Y de repente se armó algo, con apoyo de la prensa y gente que nos venía a ver. Sinceramente yo pensaba que lo que estábamos haciendo era demasiado complaciente para tener cabida en el circuito under. ¿Por qué complaciente? Porque estamos todo el tiempo sonriendo, con guiños cómplices con la gente, y le damos mucha a importancia a la vestimenta.” El que habla es Alejandro Sergi, encargado de las composiciones y voz líder (con un falsete que tiene mucho de Prince y un poco de David Lebón). Alejandro Sergi no es Federico Moura, pero podría levantar la misma polvareda de recriminaciones y prejuicios que supo cosechar el vocalista de Virus. Todo por un histrionismo casi hiperkinético, que contagia hasta sus movimientos fuera del escenario, ciertas veces tan parecido a un mimo de Plaza Francia o a Alakrán.
Sin embargo, no es 1983 y el canon rockero por suerte es más abierto y tolerante: los modernos conviven con los heavies (Adrián Dárgelos canta en el disco de O’Connor) y los punks con las estrellas de ayer (Cristian Aldana graba con Miguel Mateos). Claro que esto no quita que, en los ‘90, cierta oficialidad de la crítica especializada haya instalado gustos marginales o minúsculos como urgentes y necesarios. Sin ir más lejos, el Debut y despedida de San Martín Vampire (con el crooner Sergio Pángaro a la cabeza) o el ascenso vertiginoso de Leo García. Dentro de esta tradición es que se inscribe Miranda!, aunque citando como referentes de sus canciones –con pulso de pista de baile e historias románticas– a los grupos “divertidos” de principios de los ‘80: Los Twist, Viudas e Hijas de Roque Enroll, Los Abuelos de la Nada, Virus y Soda Stereo. “De los ‘80 también nos interesa el hecho de que era una época donde la diversión no era estúpida. Los Twist eran rejodones, pero bajaban línea y eran oscuros; Los Abuelos eran súper poéticos y Virus súper rompedor.” A la hora de hacer historia, la suya se remonta a un tiempo atrás cuando las paredes de Cemento cobijaban a Alejandro Sergi y a Juliana Gattas en los espectáculos varieté del inefable Omar Chabán: él se encargaba de la musicalización y ella cantaba standards de jazz. Ahí es donde aparece el tercero en cuestión: Lolo Fuentes (guitarras), quien le gritaba en falsete desde abajo a Alejandro, instalado en la cabina. Sólo faltaba que los presentasen: Bruno de Vicenti, al frente del proyecto electrónico Acum 23, ofició de celestino y se unió al grupo como programador de las bases y productor del disco. Después había que juntarse, pasar los temas y que la química grupal surgiese. Al tiempo llegaron las manos amigas a ponerle aire al globo: Omar Chabán, Dany Nijensohn, Rudy Martínez, Cecilia Amenábar, Leo García, las fiestas Brandon Gay.
Inevitable: el aura de hoy en día te lo da quien te viste, no cómo te vestís. Miranda! entendió la lección, por eso bautizaron a su álbum debut Es mentira: “Estoy convencido de que lo que aceleró todo fue el peso de los DJs y de la prensa. El boca a boca se apura bastante cuando hay una tapa o una buena nota. El nombre del disco es un chiste, como lo fue la confusión de que yo era Ale Perico. Está bueno que se llame así, es un poco hacernos cargo. Supuestamente se armó una bolita. Y sí, un poco estamos inflados. Hay que aclarar que con buena voluntad”.
Es mentira puede despistar a los que esperan un beat arengador o experimentos electrónicos. Grabado en forma casera (y, ay, se nota), el disco recoge más inspiración y links con Pimpinela, Amistades Peligrosas, Mecano o Miguel Bosé que con Timo Maas, Fischerspooner o Pan Sonic. Los integrantes de Miranda! son parte de este espíritu de época que puedegozar asistiendo al show del dúo finlandés en Morocco como también desear haber compuesto canciones como “La guitarra” o el hit de Pink. Tenía que pasar, para bien o para mal. Aunque 1983 queda muy lejos.