2 ALL ***** EXCLUSIVE! > LAS PASTILLAS DEL ABUELO DA SUS VERSIONES
La banda presenta Versiones, un disco que recopila canciones en plan acústico. El contexto no podría ser peor: un boliche que se desploma, cierre de lugares por doquier, los colegios secundarios tomados... “En eso, es una generación mejor”, concede Bochi, y la compara con los frívolos años ’90.
› Por Luis Paz
”¿Qué gracia tiene andar por esta sociedad jactándose de responsable?”, inquirían Las Pastillas del Abuelo en ¿Dónde esconder tantas manos?, una canción de su disco Crisis (2008) que reaparece ahora en Versiones, recién editado disco que compila temas de todas sus épocas en plan acústico. Por un lado, la pregunta apunta a señalar hasta dónde es constructivo ser un pulpo que arroja piedras para todos lados sin nunca parar a juzgarse a sí mismo. Por otro, trasluce la necesidad de reflexionar interna y socialmente una vida en la que, al parecer, hay que comportarse como tarados y levantar medianeras divisorias, amucharse en las paradas de colectivos sin la menor idea de lo que es una fila, competir contra otros y esconder el deseo de un beso o de una mirada. En fin, fingiendo y dividiendo. “En Crisis nos tomamos el laburo personal y grupal de analizarnos mucho. Cada uno, en su interior, y como grupo. Los humanos somos seres únicos e irrepetibles, sí, pero no somos islas y nos afecta lo que les pasa a otros. Entendimos que hay preguntas que nos tocan a todos y otras que no tienen respuesta. Hay que aceptar que la respuesta no está siempre y enfrentar el problema porque, si no, te quedás en el miedo por lo incierto. Creo que darle para adelante es lo que mejor representa a Las Pastillas del Abuelo”, recupera el tema Bochi, el guitarrista inscripto en el Renaper como Diego Bozzalla.
El cantante Piti Fernández es el otro miembro del grupo que se sienta a charlar con el NO en el centro de su flamante sala de ensayo en el barrio del Abasto. “La idea es que sea un centro de operaciones”, ilustran sobre el amplio local aún en topless, vestido apenas con un cuadro de recortes periodísticos, una pintura de un recital de Los Redondos y un cuadro de llegadas tarde a los ensayos en el que sólo permanecen invictos Bochi y el saxofonista Joel Barbeito. “A este momento histórico aportamos haciendo lo que hacemos responsablemente”, excusa Bochi a ese gran afiche delator.
Bochi: –Es la primera vez que vemos que los pibes activan con la toma de colegios y salen a la calle, y está buenísimo porque yo no me recuerdo en el colegio, con 17 años, haciéndolo. En eso es una generación mejor.
Piti: –Nosotros venimos de la época de Menem con los Stones, jugando al básquet y manejando una Ferrari, donde no había gran efervescencia social. Hoy hay una crisis de credibilidad en lo que muestran los medios, que son muy irresponsables y pretenden manejar al pueblo como ignorantes que deben ser convencidos de que tenemos todos los sentidos: vemos, oímos, sentimos, gustamos. ¿El hambre? El hambre no se ve, no se puede tocar. Traeme hambre para que la toque. Así es como funcionan los medios hoy y por suerte es un momento de descrédito. Pero también es tiempo de un analfabetismo político que siempre lleva a una política analfabeta. Y en política también se hace lo que se ve: palitos amarillos en la calle, cintitas amarillas en plazas.
Bochi: –Es una realidad con la que tratamos de lidiar de la mejor manera que podamos llevarla. Todo lo que se intentó generar en el siglo XIX en la región quedó desmantelado en el siglo pasado, que fue un tire y afloje de intereses muy heavy. Pero en una visión amplia de la historia, con toda la sangre que corrió, creo que hay cosas que ya no van a volver a pasar. La gente puede estar en su casa, relajada, mirando tele sin actuar, pero no creo que vaya a permitir otro golpe de Estado, por ejemplo.
Sin embargo, hay cosas que siguen sucediendo. El jueves cedió el entrepiso del bar Beara, de Palermo, y hubo dos nuevas muertes jóvenes en relación con los espacios de esparcimiento, cultura y espectáculos. “Por eso decimos que el PRO hace cosas que se ven: la bicisenda se ve, el techo de un boliche no”, diferencia Piti. Y Bochi lleva aún más allá la distinción: “Ahí hay que aclarar algo. Lo que teníamos que decir sobre el tema Melisa Latorre (la chica que falleció en su concierto en Ferro a fines del año pasado) ya se lo dijimos a quienes debíamos. Lo de Ferro no fue un derrumbe, en eso es algo diferente a lo de Cromañón o Beara. Pero, del mismo modo, demostró que algunos medios no chequean, ni cotejan, ni investigan. Sacan y sacan cosas para distraer. Salieron a decir que fue un derrumbe y a responsabilizarnos por la organización. Nosotros siempre tratamos de hacer todo lo más seguro posible, en todos los aspectos”.
En Versiones, Las Pastillas del Abuelo se entregan a la tarea de revisar su propia historia y deconstruirla para volver a armar esas canciones en formas más despojadas y sutiles. Pero en lugar de simplemente meterse al estudio Norberto Napolitano de la Rock & Pop y registrarlas en un formato más melódico y acústico, Las Pastillas del Abuelo reforzó su lazo con el proyecto Yo No Fui, que trabaja la poesía con las internas de Ezeiza. Y el lazo no quedó ahí: Versiones tiene una edición limitada de 5 mil copias, pues está hecho de un modo artesanal en los talleres de serigrafía de Yo No Fui. “En lo personal, me hubiera encantado editar un disco así antes, de modo artesanal”, reconoce Bochi. La tarea significaba el riesgo de reconstruir sus canciones con el agregado de personas ajenas a la tarea del cancionista, e inevitablemente supuso un ligero miedo. Dice Piti que “miedos hay siempre”, que mientras laburan un proyecto (un disco, un show) siempre sienten que está “buenísimo”, pero a la hora de mostrarlo “llueven los interrogantes, los miedos”, porque viven el proceso “a flor de piel”.
Piti: –El miedo es un motor. Si voy para algún lado es porque me escapo de algo malo o porque confío en la persona o en el lugar al que recurro. LPDA confiamos en el qué, pero solemos temer en el cómo. Por ejemplo, en este caso, el qué era el lazo con Yo No Fui y el cómo era el arte de tapa y cómo decir lo que queríamos decir. Es un disco un poco más oscuro con un qué basado en la crisis que surge de preguntarnos qué mierda somos y qué hacemos, qué vicios tenemos, a dónde estamos llevando nuestras vidas.
Así, lo que LPDA factura es un disco bien humano y reflexivo en el que las relaciones interpersonales y sus aristas quedan retratadas en su desnudez. “Sé que algunos pibes se preguntarán cómo puede ser que hagamos un acústico. Un pibe de 17 que tiene unas ganas de bailar rock tremendas y nosotros venimos con esto... Pero también es parte de la propuesta de LPDA, creemos: el parar un poco y pensar mejor qué nos ocurre y qué hay alrededor”, va desandando Piti el sentido de este quinto disco de LPDA, un grupo numeroso que completan el tecladista Alejandro Mondelos, el guitarrista Fernando Vecchio, el baterista Juan Comas, el bajista Santiago Bogisich y el recién sumado “octavo pastillero” Fernando Isaías en trompeta.
“La intención es activar”, resume Piti el concepto de Las Pastillas del Abuelo. Y por suerte es algo que ocurre: “En Ferro, mi hermana estaba detrás de la reja de las tribunas y se le acercó una piba a decirle ‘yo quiero hacer el bien, ¿cómo hago? Yo sé que lo conocés a Piti’”, cuenta el cantante. Así mismo sucede, en otro plano, con los padres que se acercan a LPDA y encuentran una forma de contacto con sus pibes: “A mí me emociona ver a los padres con los hijos. Las personas mayores, en nuestra sociedad, siguen siendo sabios, al menos a primera vista. A su manera ya vivieron mucho, y hay cosas que siguen siendo iguales. No es la mayoría ni son los que viajan a verte y te bancan una gira, pero van y cantan”, les reconoce.
Mientras siguen tratando de pulsar ese botón nervioso en los jóvenes y no tanto, LPDA está trabajando un documental sobre la grabación de este disco y el trabajo en los talleres de Yo No Fui, que estará destinado a recaudar dinero para apoyar al proyecto 2 Kilómetros Por el Sida y que ya tiene en el videoclip de Tantas escaleras un adelanto de difusión en alta definición. Además tocarán en el Pilsen Rock uruguayo y se entregarán a nuevos miedos y alegrías también. “Es un momento piola para Pastillas”, cierra Piti, antes de ponerse a jugar al fútbol-tenis con su compañero Bochi, al reparo de la precoz tormenta que el viernes azotó Buenos Aires.
* Las Pastillas del Abuelo presenta Versiones el viernes 17 y el sábado 18 de septiembre en el Estadio Malvinas Argentinas. A las 21.
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