Título: Va a estar mal Buenos Aires.

Protagonistas: Macri, sus ministros, los boliches y los controles.

Palabras claves: ineptitud, ineficacia, Beara, Cromañón, cierre.

Qué pasó: Mientras las tierras porteñas aún retumbaban por el derrumbe en el gimnasio de Villa Urquiza ocurrido hace poco más de un mes, el pasado jueves se desplomó el entrepiso del boliche Beara, en Palermo, y causó la muerte de dos chicas: Ariana Lizarraga y Leticia Provedo. Beara estaba habilitado como “casa de fiestas privadas”, pero programaba conciertos en vivo a menudo y distintos testigos dijeron a los medios que “no pedían documentos” y “vendían alcohol a menores”. Mientras esto sucedía, Macri estaba en Europa “alimentando las relaciones bilaterales”, sacándose fotos a orillas del Sena y paseando con su nueva novia. En su ausencia, el Gobierno porteño se excusó con que el lugar había sido controlado “nueve veces en los últimos años”; la última, el domingo anterior al episodio. La reacción instantánea del PRO fue dar de baja los permisos especiales a algunos locales de baile y bares como Makena y el Samsung Studio, entre otros cien, y suspender presentaciones como la de La Bomba de Tiempo en la Ciudad Cultural Konex. A su regreso, Macri apenas atinó a considerar que lo de Beara fue “una tragedia triste”. Triste gestión.