Jueves, 21 de octubre de 2010 | Hoy
EXCLUSIVO > ENTREVISTA DESDE LA CÁRCEL A PEPO, CANTANTE DE LOS GEDES
El cantante de Los Gedes está preso por intento de robo. Su banda nació en 2002, producida por Pablo Lescano, quien lo conocía del barrio. Como no autorizaban la entrevista, a Pepo le llegó una carta a su pabellón con un número de tarjeta para comunicarse con el NO. Aquí el resultado.
Por Nahuel Gallotta
Era viernes, y Pepo estaba contratado por cuatro bailantas del conurbano. Los Gedes –el grupo del que Pepo era cantante y autor– debían salir en camioneta desde una casa de Tigre a eso de la una de la madrugada. Un periodista de la revista Maxim los iba a acompañar para contar sobre la gira de uno de los grupos de cumbia más convocantes de aquel 2008. Era viernes y a las diez de la noche, Pepo (Rubén Darío Castiñeiras, 34 años) caminaba armado por el barrio de Flores. Por la misma vereda, un vecino oriental llegaba a su casa. “Iba para Bajo Flores y en ese trayecto se me nubló la cabeza y bardié”, dice Pepo por teléfono.
El coreano bajó del auto y enfiló para la puerta de su casa; Pepo sacó su arma para meterlo y entrar con él. Por la calle pasaba un patrullero.
Lo detuvieron, estuvo unos días en la comisaría hasta que llegó el traslado al complejo de Marcos Paz. En la actualidad, Pepo cumple una condena por tentativa de robo calificado en la cárcel de Ezeiza, donde es ídolo para los demás presos –que le acercan lo que escriben–, sin haber ejecutado a un policía o ser ladrón de bancos. Lleva detenido dos años y siete meses, y estima que para fin de año estará en la calle y volverá a los escenarios.
–Yo creo que me llevó... un poco la ambición, no pensar, no medir las consecuencias, creer que la cárcel nunca me iba a pasar... y la droga. Como diría el Indio Solari, yo estaba “atrapado en libertad”. Consumía desde los 15 años y en el último tiempo estuve con la pasta base.
Los Gedes nacieron a principios de 2002, producidos por Pablo Lescano, líder del grupo Damas Gratis, que lo conocía a Pepo del barrio, y siempre le decía que tenían que hacer algo juntos; Lescano sabía que Pepo escribía las canciones para la hinchada de Tigre.
El grupo supo presentarse en el Luna Park, y en Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile; en México lo hicieron para 25 mil personas. En el primero de los cinco discos que grabaron, Cucho –de los Auténticos Decadentes– hizo los coros. También colaboraron trompetistas de Los Pericos.
“Me pasaron muchas cosas locas como para pensar ‘guau, hasta donde llegué, ¿no?’ –cuenta siempre por teléfono–. Yo veo que hay muchos grupos de cumbia que llegaron por cantar canciones viejas, que sonaron hace años. Y a mí esas cosas me pasaron gracias a mis letras.”
El Servicio Penitenciario Federal no autoriza los pedidos de entrevistas individuales con internos. A Pepo le llega la carta a su pabellón con un número de tarjeta para que se comunique con el NO. Son las diez de la mañana de un lunes y desde el teléfono público del sector de ingreso “K”, dice vestir un conjunto deportivo de un equipo inglés y estar tomando mate con sus compañeros de Caballito, Lugano y Claypole.
Pepo creyó que integrarse a la población carcelaria iba a ser más difícil de lo que fue, si bien tenía conocidos y sentía que ser el cantante de Los Gedes lo iba a beneficiar. En un principio todos los presos lo querían tener con ellos, hasta que se dieron cuenta de que era cantante de Los Gedes y no de los Rolling Stones, que era un loco, que le faltaba un diente, que era un pibe de barrio que no ostentaba de su profesión y gastaba la plata en lo mismo que ellos.
Los presos le preguntaban qué hacía ahí, y le contaban de las veces que fueron a verlo en las bailantas que cantó. Los presos y los guardiacárceles también. Los días de visita, los familiares de sus compañeros se levantan de las mesas para pedirle autógrafos.
–Hubo uno que me dijo que desearía mucho hacer lo que yo hice con la cumbia, y no entendía cómo no lo supe aprovechar. Decía que cambiaría todo lo que tenía por una oportunidad en la música. No supe qué responder. Me pegó tanto que me quedé pensando en cómo podía ser que un pibe como yo estuviera acá con ellos, con pibes que no tuvieron posibilidades e hicieron cosas realmente por necesidad.
Llegaron a ser hasta 10 bailes por noche; a Pepo le correspondían 300 pesos por cada presentación. Los discos grabados fueron siete. ¿Los viajes al exterior? Pepo dice que perdió la cuenta. “La fama te pega por el tema que te reconocen, te brindan lo que antes pagabas, te invitan a lugares que nunca pensaste conocer. Pensás que tenés el mundo ahí.”
El show en México, dice, fue lo más lindo de la carrera, más allá del show en el aniversario de Racing –equipo del que es fana– y del debut en Scombro ante 6700 personas, dejando –según les dijo el dueño del boliche–- cuatro cuadras de gente afuera. Pepo también recuerda los dos micros de seguidores que salían desde San Fernando para verlo los sábados en las presentaciones en los canales América y Azul, hoy Canal 9. El grupo continúa con otro cantante. La pelean, las presentaciones no son tantas como antes; los viajes y los CDs nuevos, tampoco. Sin Pepo no es como antes.
En 2004, un amigo de Pepo, preso en el penal de Devoto, le envió la letra de una canción que había escrito en el pabellón. Pepo la leyó, la retocó y salió el hit Vos de bebé. “Estoy rodeado de mucha gente con talento –agrega– que no tuvo forma de mostrarlo. Yo los veo dibujar, hay uno que hace retratos, es tatuador y le pregunto qué hace acá, y él me responde: ‘¿Y vos?’. Hay otro que es afinador de guitarras. Hay mucha gente a la que siempre le gustó el arte”, dice, con una FM que se escucha de fondo.
–Un montón. Me acuerdo de un pibe de Ciudad Oculta, que en Marcos Paz vino y me dejó una letra, y me pidió si podía cantarla cuando salga. Una banda de presos se me acerca y me brindan sus ideas, sus poemas, sus letras, o hablamos de sus vidas y yo las vuelco en temas.
Desde que ingresó lleva escritas más de 60 canciones, que se las lleva su mamá cada vez que lo va a visitar, por miedo a perderlas en una requisa de los guardias. Generalmente escribe de noche, en la celda individual, aunque durante el día toma nota de alguna frase que escucha. Y lee libros, revistas, mira películas para incorporar palabras y le sea más fácil hacer rimas.
Lescano, el líder de Damas Gratis y productor de Los Gedes, cuando se presenta en una bailanta de Ezeiza, le manda saludos. Es que la radio de esa bailanta transmite el recital en vivo, y Lescano sabe que los presos escuchan el recital en vivo. En Pasión de sábado también lo saludó. Dijo: “Un saludo para Pepo que está en Cana-dá”.
–A los muchachos les tengo que agradecer; su atención para conmigo es brillante, me mandan cosas, me vienen a ver. Escuché que Pablo Lescano está dispuesto a darme otra oportunidad. Me veo con ganas de volver a hacer música, de hacerlo bien. El que bardié fui yo, y ellos me aguantan; a eso lo debo respetar, más que valorar.
“Soy una persona que nunca dejó de ser lo que siempre fue. Solamente tuve la desgracia de conocer el mundo de la droga, y por un tiempo bastante largo salí del mundo normal para ser un habitante más de un mundo alucinógeno en el cual me manejé como cualquier ser que vive en ese mundo: rodeado de amigos artificiales y alegrías virtuales. Y me costó muchísimo volver al mundo normal. Quizá pagué muy caro, al punto que me encuentro detenido. Pero quizá lo que no pudieron dos internaciones en distintas comunidades terapéuticas de rehabilitación, sí lo pueda la cárcel. Hoy me encuentro limpio y con ganas de concretar mis sueños verdaderos. Me gustaría volver a cantar y me he propuesto estudiar teatro ya que, como buen libriano que soy, me gusta todo lo referido al arte, y llevo una vida de película, ¿no? Gracias a Dios por permitirme seguir vivo, a pesar de todos los riesgos que corrí. Agradezco a mi familia y a mis amigos verdaderos: Matías Lescano, Diego Juárez, José Verón, Leandro Bianchi, Cristian Gordillo, Chino Lescano, Carolina, Carlitos Segovia y a la Tati y su familia. Y a todos los gedientos y gedientas que me bancan y piden mi vuelta por Internet.”
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