MASSIVE ATTACK Y LA CUESTIóN RACIAL
Daddy G volvió a la banda con el disco Heligoland, donde produjo los temas más “mentales”. Sin embargo, el contexto no ayuda: el Viejo Continente está a punto de prenderse fuego.
› Por Luis Paz
Ubicado a 46 kilómetros de la costa de Alemania, el archipiélago de Heligoland está conformado por una isla central de un kilómetro cuadrado y otra un poco más pequeña. Con esas dimensiones, Heligoland podría haber pasado inadvertido como territorio, pero el bombardeo británico a la base naval que Alemania asentó allí, durante la Segunda Guerra, lo inscribió en la historia. A 71 años de aquello, Massive Attack lanzó en febrero su quinto disco, Heligoland. “Robert (Del Naja) leyó el nombre en algún lado o lo vio en una película, no recuerdo. Pero nos pareció interesante porque es un anagrama, tiene mucha historia y además nos sentimos representados porque Inglaterra también es una isla que no tiene nada alrededor salvo agua, y por esa agua han llegado muchas culturas. Tiene mucho que ver con nosotros”, marca el productor y cantante Daddy G, factor afro del dúo interracial que junto al caucásico Robert “3D” Del Naja mantiene a flote, luego de la salida del otro fundador, Andrew “Mushroom” Vowles, en 1998, una década después del origen del grupo.
Daddy G (Grant Marshal) reconoce que en Inglaterra, como puerto de la Europa moderna, el cruce cultural ha sido fundamental: “Si la música inglesa es tan interesante es por el cruce cultural que hubo aquí”. El propio Daddy G es descendiente de negros llegados en barco desde alguna colonia. “Con el paso de las generaciones, la experiencia de los jóvenes negros creció mucho. Nuestro padres vinieron porque Inglaterra era dueña de sus tierras, pero hoy la cuestión racial en Inglaterra es mucho menos conflictiva.” Esos jóvenes negros fueron, en muchos casos, los que pusieron el beat a finales de los ‘70, cuando los Massive Attack eran nenes y el rock de dos tonos, el punk y la primera electrónica para boliches se mezclaron con hip-hop, ska y reggae.
“¿Sabés qué es lo más gracioso?”, le pregunta al NO, invirtiendo roles. “Para un inglés, que es usuario cultural de esa mezcla de razas, sonidos e ideas, está todo bien si vas a Estados Unidos o si viene alguien de allá; pero, pese a la integración que hay con los negros, los latinos y los inmigrantes de otras épocas, están cerrando las fronteras para ellos.”
–Es una completa idiotez, porque recibimos a un estadounidense para lo que desee, pero si viene alguien de otro país al que le hayamos robado tanto a lo largo de la historia, alguien de alguna colonia, no es bienvenido. Y me salgo de esa pelea tonta del brit pop contra el pop rock estadounidense de los ‘90 y de cómo se infló entonces el orgullo cultural británico. Hay un cinismo enorme en la Europa de hoy y se ha vuelto peligrosamente xenófoba.
La semana pasada, en este mismo suplemento, el músico barcelonés Muchachito Bombo Infierno denunciaba algo similar en España. El ascenso del Tea Party, una secta ultraconservadora yanqui; el triunfo de los Demócratas Sociales en Suecia (un partido xenófobo que desarmó el último bastión socialdemócrata escandinavo); la política de Sarkozy con los inmigrantes en Francia y las declaraciones de la canciller alemana, Angela Merkel, acerca del “fin del modelo del transculturalismo”, son otros indicadores de un volantazo nefasto del G-7 hacia la derecha más recalcitrante, que habrá que seguir de cerca. “Yo no me siento relajado en Europa cuando hablo en público. Y mi condición de músico de una banda grande debería relajarme. Respeto al pueblo asiático, que no está acostumbrado al mestizaje y por eso puede que no haya tolerancia cultural allí. Pero que suceda en Francia, Inglaterra, España... qué mierda.”
En países de los que cada vez es más difícil irse de viaje a alguno de esos centros de la cultura occidental y traer algún disco, una revista, un dato que sirva acá para patear el tablero, Internet viene a balancear sólo una parte. Dice él: “Internet mantiene un contacto y más o menos marca un estado de ánimo mundial, abre la cabeza a la gente de los países más cerrados y les da información a los que no son bienvenidos. El tema es usarlo más que para escuchar música en modo random. Si tenés un miedo racial, podés visitar sitios de esa comunidad, ver cómo es si te da miedo meterte en su mundo. Aunque hacerlo en verdad sería mejor para aprender y tolerar, Internet permite ese experimento social. Tengo tres pibes, de cuatro, seis y ocho años, y me gusta que vean buenos programas de televisión y que no usen la computadora negativamente. Me da miedo cómo pensarán las nuevas generaciones”, admite Daddy G, que justamente por el nacimiento de su primer hijo había tomado distancia de 3D y Massive Attack durante la década pasada.
–¡Qué bueno que alguien se diera cuenta de eso! Yo las entiendo como un grupo de canciones situacionistas que intentan expandir la conciencia, al menos durante los minutos que duran. Llevamos 20 años tocando, seguimos atrayendo a jóvenes y eso es grandioso, pero la responsabilidad que te pone es darles lo mismo que a los de tu generación, herramientas emocionales y mentales. Nos hemos puesto bailables, pero siempre fuimos una banda para disfrutar con la cabeza y flashear. Este show que llevaremos a la Argentina es muy visual, hay muchas pantallas. En esta era multimedia donde conseguís información con sólo presionar un botón, nosotros apretaremos el botón por vos.
* Massive Attack toca el sábado 20 en Hot Festival (Avenida España 2230, Costanera Sur). A las 20.
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