Jueves, 13 de enero de 2011 | Hoy
VOLVER AL FUTURO, OTRA VEZ
Por Juan Barberis
Cuando el co-guionista Bob Gale soñó con ser compañero de secundaria de su padre, no imaginó tener entre manos el sueño flotante de una generación completa. Sólo era necesario sumarle a eso el pulso volador del director Robert Zemeckis y la mano maestra del productor Steven Spielberg para hacer tangible una de las películas más memorables y geniales que dio la ciencia ficción: Volver al futuro. ¿La fórmula final? Simple y letal: un guión intrincado y bien resuelto, un puñado de recreaciones compradoras y un protagonista cargado con los clichés cool de la última época analógica. “Creo que no están preparados para esto, pero a sus hijos les encantará”, dijo Marty McFly después de revolcarse con una Gibson 335 roja al ritmo de Johnny B. Goode, sobre el escenario del baile de secundaria de sus padres; y con eso se transformó en héroe para toda una camada de jóvenes.
Corría el año 1955 (en la línea temporal del film, 1985 en la realidad) y la hazaña de Emmett Brown –el científico demente interpretado por Christopher Loyd– picaba en punta a lo ancho del tiempo. Su obra maestra, el DeLorean, había salido arando de 1985 con McFly a cuestas, un adolescente Michael Fox que hacía méritos desde Hill Valley para postularse como héroe de su propia historia y modelo juvenil de los ‘80: montaba en skate –varios años antes que Bart Simpson–, usaba walk-man, rockeaba con su banda de secundaria –Los Cabezas de Alfiler– y tenía una novia bonita y fiel. Instantáneamente, el film logró destacarse como el más taquillero del año y hasta el presidente Ronald Reagan se animó a citarla en uno de sus discursos de 1986. El resto ya fue imparable. La trilogía se completó con más de cien años de recorrido en el tiempo, en los que revolvía el pasado y, con bastante ironía, dibujaba el futuro: un gobernante negro, videoconferencias, distintas TVs transmitiendo varias señales en simultáneo (¡bien Zemeckis!), patinetas y autos voladores (a esperar).
Veinticinco años después de la primera entrega, cuando Volver al futuro es el guiño extendido de toda una generación, amontona coleccionistas y fanáticos y se refuerza como la época dorada de un Michael Fox ya muy desmejorado por el mal de Parkinson, llega el momento de la reivindicación masiva. A la edición de una colección de la trilogía (AVH) en DVD y Blu–Ray (que incluye imágenes inéditas de las filmaciones, entrevistas y testimonios), se suma un videojuego de Telltale Games –con voz original de Lloyd y colaboración del guionista Bob Gale– y el reestreno en los cines de todo el mundo con la versión remasterizada en HD de la primera.
Pero en la Argentina las cosas no siempre resultan tan fáciles. La proeza para llevar la película a la pantalla grande –a cargo del sitio indie cinesargentinos.com– necesitó bastante más que 1.21 jigowatts (¡error de guión!) de energía y una buena dosis de plutonio. “Los profesionales de la presión, que dejan en claro que serían excelentes panelistas de programas de chimentos porque para lo único que sirven es para buscar quilombo, están presionando a los cines para que no la proyecten”, denunció Chandler, el responsable de la movida. De todas maneras, el guiño positivo confirmado hace tan sólo algunas semanas explotó como rompeportones frente a los monitores de miles de fanáticos. “Nos genera una inmensa emoción. Son 25 años de una película que sigue marcando a varias generaciones. Fue, es y será un gran icono de los años ‘80”, le soltó emocionada al NO Vanesa Villan, una de las responsables de Michael J. Fox The One - Fans Club, la primera congregación argentina de fanas suyos.
Ya hay más de quince salas digitales y complejos confirmados en todo el país (Hoyts, Showcase, Village) con horarios nocturnos a partir de hoy y tan sólo por una semana. La imperdible oportunidad de ver nuevamente –para muchos por primera vez en la pantalla grande– cómo el Doc y Marty siguen mostrando lo zarpado que puede resultar viajar en el tiempo.
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