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Jueves, 27 de enero de 2011

LOS DIBUJOS CON CRESTA DE MAX VADALA

La mugre y la furia

El ilustrador (que hace 17 años participa de fanzines anarquistas, punks y libertarios) publicó un libro que
compila todo su trabajo y asegura que el punk no murió,
pero está plagado de clichés.

 Por Luis Paz

Punk not Dead. El grafiti, bastante común en cualquier barrio que se precie de tener una tradición rockera más o menos vasta, señala que el punk (estética, ética, filosofía, mercado e ideología por igual) no está acabado. Pero si el punk compartió su origen de base y su doctrina del shock artístico (derivación de sus antepasados situacionistas y provos) con el Mayo Francés –como señala Greil Marcus en el indispensable Rastros de carmín, reeditado pero inconseguible en Argentina–, también es posible pensar el punk como un cadáver exquisito: un cacho de historia continua que se pudre y al que le brotan gusanos, de cuyo excremento surgen las flores de una nueva oleada de actualidad punk (como sucede con el romanticismo estudiantil con el ‘68 galo). El punk, péndulo incesante entre la anarquía y la quemazón, entre la gloria y la birra, entre el alfiler de gancho y las fábricas sin patrón, tiene quien lo ilustre: Max Vadalá, notable dibujante que publicó Punk Rock, Anarquía y Tinta China.

Si el punk es una rebelión contra las formas establecidas, lo de Vadalá no se mueve de esa línea. Flamante publicación de Tren en Movimiento que compila decenas y decenas de instantáneas mugrosas, furibundas y reveladoras en un estricto blanco y negro de tinta china, este libro surge a contramano de la lógica: de la web al papel. Hace 17 años que Vadalá participa en fanzines (luego webzines) y durante la pasada década sorprendió a muchos en su blog Bsasdesorden.blogspot.com. “Mi visión del punk y su conexión con las ideas anarquistas –aclara Max– es una forma más de interpretar esta cultura. Hay muchas visiones sobre la cultura punk, algunas hasta enfrentadas entre sí”, explica y devela un trasfondo libertario.

–Bueno, un claro ejemplo de pedazos de “cultura punk” enfrentados son las remeras de marcas que explotan a sus empleados con trabajo esclavo con la cara de, por ejemplo, Sid Vicious.

–El punk en sí es un espacio de resistencia. Más allá de la asimilación que consiguió en los medios, que lo ridiculizaron, ser punk hoy en día sigue siendo pertenecer a una minoría. La mayoría de los jóvenes, para no sentirse discriminados, dentro del abanico de productos disponibles elige ser cumbiero, reggaetonero, rolinga y muchas otras cosas más con muchos más adeptos que el punk. Y por ser minoría está ese espíritu del hacelo vos mismo. Ninguna marca de ropa va a acaparar ese espíritu. No mientras haya remeras escritas desprolijamente a mano con palabras de protesta.

En su libro se mezclan milicos pasados de rosca, curas enrarecidos y boqueteros orgullosos con la topadora del progreso y los flyers diseñados para la gira nacional por los 20 años de 2 Minutos. “No todas mis ilustraciones pretenden difundir una idea política o filosófica. Como con la música punk, hay de todo. Lo que intento es difundir las ideas anarquistas mediante el comic y la ilustración, sin caer en lo dogmático”, sigue aclarando. ¿Puede un dibujo ser más efectivo que leer a Bakunin o Proudhon? “Una imagen vale más que un texto de 200 páginas. Y más hoy.”

–¿Y la imagen de una banda dice más que 200 canciones suyas?

–Casi no conozco bandas que sean posteriores al 2000. La imagen del punk me sorprendió cuando lo conocí, por el ‘87 o el ‘88, y sigo escuchando a esas viejas bandas llenas de parches, crestas y tachas. Pero hoy en día no hay algo que me impacte. El arte de los discos que me shockeó en su momento y considero indispensable para entender al punk es el de los Dead Kennedys. También el de Crass, aunque su música no termina de gustarme. Pero bueno, también existen clichés en la imagen del punk, como en la música punk, como en el metal o en el reggae.

“Mi interpretación de los comics es la inversa a la común. Muchos ven a la caricatura como algo despectivo y a los superhéroes como algo bueno. A mí no me van los Marvel ni los DC, siempre preferí El Víbora, Metal Hurlant, la Fierro o revistas que no incluyan superhéroes”, se distancia Vadalá, que igual tiene algunos superhéroes musicales: Joe Strummer (“desde los 101ers hasta sus últimos días”), Johnny Cash y Ze Ramalho.

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